Son Goku D. Namek
Dr. Goku
28-11-2024, 12:35 AM
(Última modificación: 28-11-2024, 12:46 AM por Son Goku D. Namek.)
Goku había hecho un esfuerzo peculiar, pero gracias a Juuken, todo había resultado sorprendentemente fácil. La cantidad de carne de tiburón que lograron rescatar del mar era más que suficiente para alimentar a un pelotón entero sin problemas. Seguramente el gato pulgoso sabría qué hacer con semejante botín. Mientras Juuken se encargaba de llevarse la carne junto al Terualgo, Goku decidió no gastar más tiempo ni esfuerzo con los tiburones, aunque no perdió la oportunidad de responder a las preguntas del gato con su acostumbrado desparpajo.
¿Oh, tú cocinaste eso? - preguntó con una sonrisa burlona y una ceja levantada - Sí, los comí anoche, estaban deliciosos, a Gretta y a mi nos facinaron y revitalizaron, mientras estábamos desnudos después de ejercitarnos juntos un rato, si sabes a lo que me refiero - respondió al gato con evidente orgullo, mientras Goku le levantaba un dedo del medio entre risas, directo hacia él, con toda la mala intención de por medio.
¡Al menos sabes cocinar, gato callejero! - añadió Goku, riendo mientras giraba sobre sus talones para ignorar al minino por completo. Era una dinámica tan habitual entre ellos que probablemente ni siquiera valía la pena tomárselo en serio.
Con el tema del gato ya fuera de su cabeza, Goku centró su atención en la nueva muchacha que había llegado al grupo. Caminó hacia ella con paso relajado, aunque no pudo evitar hacer una pausa cuando la vio abrazarse con su capitana.
Eh... ¿capitan…? ¿Na... está? ¿Así se llama ella, Esta? - preguntó, ladeando la cabeza mientras la observaba directamente a los ojos, como si estuviera tratando de descifrar algún misterio. Por unos segundos, se quedó pensando, pero rápidamente cambió el tema, recordando un evento que parecía haber dejado una marca en su memoria.
Oh, sí, muchacha, lo siento. Morimos una vez al caer más de 40 metros hace aproximadamente un mes. Fue una caída memorable - dijo Goku, soltando una carcajada despreocupada que desentonaba completamente con lo absurdo de sus palabras.
Sin embargo, su tono cambió rápidamente a algo más práctico y directo - ¿Ahora puedo examinarla? Cuando terminen de abrazarse y todo eso, quisiera que te quites la ropa mojada y me des la espalda para hacerte un par de exámenes.
Lo dijo con la misma naturalidad con la que otros pedirían una taza de té, señalándola mientras su voz adquiría un tono más grueso y gutural. Probablemente, su estado físico, todo hecho huesos, había alterado la acústica de su voz, dándole un matiz peculiar que hacía la escena aún más extraña.
Mientras hablaba, Goku se cruzó de brazos y esperó con paciencia, sin mostrar rastro alguno de incomodidad por sus propios comentarios. Después de todo, en su cabeza, todo lo que decía tenía perfecto sentido.
¿Oh, tú cocinaste eso? - preguntó con una sonrisa burlona y una ceja levantada - Sí, los comí anoche, estaban deliciosos, a Gretta y a mi nos facinaron y revitalizaron, mientras estábamos desnudos después de ejercitarnos juntos un rato, si sabes a lo que me refiero - respondió al gato con evidente orgullo, mientras Goku le levantaba un dedo del medio entre risas, directo hacia él, con toda la mala intención de por medio.
¡Al menos sabes cocinar, gato callejero! - añadió Goku, riendo mientras giraba sobre sus talones para ignorar al minino por completo. Era una dinámica tan habitual entre ellos que probablemente ni siquiera valía la pena tomárselo en serio.
Con el tema del gato ya fuera de su cabeza, Goku centró su atención en la nueva muchacha que había llegado al grupo. Caminó hacia ella con paso relajado, aunque no pudo evitar hacer una pausa cuando la vio abrazarse con su capitana.
Eh... ¿capitan…? ¿Na... está? ¿Así se llama ella, Esta? - preguntó, ladeando la cabeza mientras la observaba directamente a los ojos, como si estuviera tratando de descifrar algún misterio. Por unos segundos, se quedó pensando, pero rápidamente cambió el tema, recordando un evento que parecía haber dejado una marca en su memoria.
Oh, sí, muchacha, lo siento. Morimos una vez al caer más de 40 metros hace aproximadamente un mes. Fue una caída memorable - dijo Goku, soltando una carcajada despreocupada que desentonaba completamente con lo absurdo de sus palabras.
Sin embargo, su tono cambió rápidamente a algo más práctico y directo - ¿Ahora puedo examinarla? Cuando terminen de abrazarse y todo eso, quisiera que te quites la ropa mojada y me des la espalda para hacerte un par de exámenes.
Lo dijo con la misma naturalidad con la que otros pedirían una taza de té, señalándola mientras su voz adquiría un tono más grueso y gutural. Probablemente, su estado físico, todo hecho huesos, había alterado la acústica de su voz, dándole un matiz peculiar que hacía la escena aún más extraña.
Mientras hablaba, Goku se cruzó de brazos y esperó con paciencia, sin mostrar rastro alguno de incomodidad por sus propios comentarios. Después de todo, en su cabeza, todo lo que decía tenía perfecto sentido.