[Común] Descansando en el campo [Social Abierto]

En la explanada verde, los compañeros reposaban en la esponjosa hierba, aprovechando su tiempo libre en los huecos de los turnos que el cuartel daba, a veces entre franjas del día, o también entre varios. Huetali se me adelantó con su percepción de la realidad ligeramente alterada mientras contemplaba la enorme envergadura de las 2 gigantes. Por mi parte, me mostraba contemplativo ante tal maravilla de la creación, ¿en qué punto ambas evoluciones se distanciaron dando lugar a lo que tenía en frente?, me pregunta cuál de todas las razas del mundo podría haber sido la primigenia y cuáles derivaron de esta para su supervivencia.

La joven de Cozia seguía entusiasmada hasta que por fin llegué, era ridículo no admitir que abrumaban sus figuras, y en cierta forma, me reconfortaba saber que ambas parecían encontrarse en el buen bando que la justicia había encomendado en La Marina, ¿con qué tipo de ideales partían los allí presentes?

- Vaya, parece que es aquí donde se viene a descansar y a despejarse de las horas en el cuartel... ¿Cuál es vuestro nombre jóvenes? Yo soy Gautama D. Lovecraft, y esta es mi ahijada, la ferviente recluta Huetali. -

Dije como presentación, sin temor alguno a decir mi nombre completo, y esperando las correspondientes presentaciones de todos.

- ¿Ha visto lo grandes que son señor Lovecraft? ¡Ojalá ser como vosotras! Grandes y poderosas, seguro que podría superar los entrenamientos mucho más fácilmente. -

Diría entusiasta mientras contemplaba a la que se hacía llamar Shizu, a la cual me dirigiría en primera instancia viendo que Huetali insistía tanto en ella.

- Disculpa a Huetali, la habéis impresionado desde lo lejos... Huetali, sabes que no puedes abordar a la gente de esta manera... -

Diría señalando con un ligero ladeo de cabeza a las gigantes.

- Ayy ayyy ayyyyyy... siempre regañándome señor Lovecraft, ¡si mire!, no están molestas, pero está bien... Disculpadme si me he sobrepasado, pero es que moláis muchísimo las dos, las vistas desde ahí arriba han de ser estupendas ¡Jajajaja! -

- Hue... ta... li... -

Una última vez más bastó para que ahora de verdad la joven se mostrase arrepentida, su adaptación a socializar con el círculo exterior a su tribu todavía era algo que le costaba pulir, y es que, solía confiarse demasiado con los que parece que puede hacerlo, y era algo que le podría traer peores consecuencias si daba con una persona poco indicada para ello.

- Hola, ¿cuál es vuestro nombre? -

Terminé por dirigirme hasta los otros 2, al joven tirado en la hierba y al gran lobo que se alzaba allí presentando un rudo aspecto intimidante.