Teruyoshi
Teru
28-11-2024, 09:21 PM
Teruyoshi no pudo evitar soltar un pequeño bufido ante las palabras del mono, ya que a pesar de haber anticipado que sería él quien se había comido el postre como había manifestado, seguía irritándole la prepotencia con que lo trataba. El gato nunca le había hecho nada, pero el mono lo atosigaba cada vez que podía, poniendo a prueba su paciencia una y otra vez… la cual tampoco es que brillase por su presencia.
- Juro que un día de estos lo mato… - pensó mientras intentaba hacer caso omiso a sus palabras.
Era la misma charlatanería de siempre. Solo sabía hacer referencias sexuales con Gretta, como si al gato le importase, mientras que el mink solo quería amasar el pelaje de la jabalí de vez en cuando. Gretta tenía derecho a hacer con su cuerpo lo que ella quisiera, faltaría más, por lo que decidió pasar del tema dispuesto a centrarse en la recién llegada… o al menos esa era la intención hasta que volvió a insultarlo.
- ¡No me extrrraña viniendo de un perro del gobierrrno como tú! - gritó al mono ya posicionado junto a Lance y Hestia, tras haberle dado la jarra a esta última y haberle hecho una pregunta a Juuken, quien había aceptado amablemente ayudar a Teruyoshi con el tema de los tiburones. Eso sí que es un buen nakama.
- ¡Era para todos, egoísta de mierrrda! - continuó recriminando al mono mientras seguía a Juuken para que no cogiera él solo todo el tiburón. - La prrróxima vez que te comas algo sin preguntarrr, te tiro por la borrrda - amenazó perdiendo los papeles finalmente.
Teruyoshi era de mecha corta y mientras hablaba se había ido calentando más y más. Antes de darse cuenta, completamente dominado por el enfado, había cogido un trozo de tiburón del tamaño de una pelota y lo había lanzado hacia las espaldas de Goku, quien estaba dirigiéndose hacia Hestia y Lance.
El mink había sentido un alivio casi instantáneo en cuanto notó salir despedido el trozo de animal de sus zarpas, como si el trozo de tiburón fuera una representación física de su malestar y hubiera conseguido alejarla de él con aquel lanzamiento.
Una vez desahogado se marchó tras Juuken, quien, tras recoger casi todo los restos de tiburón, se había marchado a las cocinas como el gato le había pedido.
De vuelta en uno de sus entornos favoritos, el mink fue relajándose poco a poco. Teruyoshi tenía frente a él un nuevo reto y no quería desperdiciar la oportunidad ni dejar de disfrutarlo por culpa del sucio mono que tanto le molestaba. No se merecía tal honor, así que se centró en el nakama que estaba dispuesto a echarle una mano.
- ¿Tienes alguna idea de cómo utilizar esta carne? - preguntó el pelinegro con esa curiosidad innata en él.
- Vamos a comprrrobarrrlo ahora mismo, pero prrrimero necesito tu magia - respondió el mink ya colocado junto a los fogones. Las ollas que había puesto al fuego ya estaban listas y no había tiempo que perder. - Necesito distintos tipos de corrrte. Voy a prrrobar a cocinarrrlo de muchas maneras, por lo que córrrtalo en taquitos y filetes de distinto tamaño y grrrosor - prosiguió mientras gesticulaba con las zarpas para que viera más o menos el tamaño de las cosas que necesitaba.
- Hoy haré un festín porrr el rrreencuentro con la pequeñaja - aseguró el mink mientras recuperaba el buen humor al ponerse manos a la obra. Teruyoshi sabía que le quedaba un rato de trabajo por delante, pero la emoción de probar un ingrediente nuevo era un aliciente más que suficiente para mantenerse entusiasmado.
- Muchas grrracias porrr la ayuda. Si quieres, vuelve con los demás. Yo me ocupo del rrresto - dijo Teruyoshi a Juuken, una vez que este terminara de cortarlo todo. - Seguro que al capitán le gusta tenerrrte cerrrca para que lo ayudes con el mono loco - dijo por última vez antes de centrarse completamente en la tarea que tenía por delante y en que saliera lo mejor posible. Cada plato llevaba un poco de su orgullo y nada podía mancillarlos.
- Juro que un día de estos lo mato… - pensó mientras intentaba hacer caso omiso a sus palabras.
Era la misma charlatanería de siempre. Solo sabía hacer referencias sexuales con Gretta, como si al gato le importase, mientras que el mink solo quería amasar el pelaje de la jabalí de vez en cuando. Gretta tenía derecho a hacer con su cuerpo lo que ella quisiera, faltaría más, por lo que decidió pasar del tema dispuesto a centrarse en la recién llegada… o al menos esa era la intención hasta que volvió a insultarlo.
- ¡No me extrrraña viniendo de un perro del gobierrrno como tú! - gritó al mono ya posicionado junto a Lance y Hestia, tras haberle dado la jarra a esta última y haberle hecho una pregunta a Juuken, quien había aceptado amablemente ayudar a Teruyoshi con el tema de los tiburones. Eso sí que es un buen nakama.
- ¡Era para todos, egoísta de mierrrda! - continuó recriminando al mono mientras seguía a Juuken para que no cogiera él solo todo el tiburón. - La prrróxima vez que te comas algo sin preguntarrr, te tiro por la borrrda - amenazó perdiendo los papeles finalmente.
Teruyoshi era de mecha corta y mientras hablaba se había ido calentando más y más. Antes de darse cuenta, completamente dominado por el enfado, había cogido un trozo de tiburón del tamaño de una pelota y lo había lanzado hacia las espaldas de Goku, quien estaba dirigiéndose hacia Hestia y Lance.
El mink había sentido un alivio casi instantáneo en cuanto notó salir despedido el trozo de animal de sus zarpas, como si el trozo de tiburón fuera una representación física de su malestar y hubiera conseguido alejarla de él con aquel lanzamiento.
Una vez desahogado se marchó tras Juuken, quien, tras recoger casi todo los restos de tiburón, se había marchado a las cocinas como el gato le había pedido.
De vuelta en uno de sus entornos favoritos, el mink fue relajándose poco a poco. Teruyoshi tenía frente a él un nuevo reto y no quería desperdiciar la oportunidad ni dejar de disfrutarlo por culpa del sucio mono que tanto le molestaba. No se merecía tal honor, así que se centró en el nakama que estaba dispuesto a echarle una mano.
- ¿Tienes alguna idea de cómo utilizar esta carne? - preguntó el pelinegro con esa curiosidad innata en él.
- Vamos a comprrrobarrrlo ahora mismo, pero prrrimero necesito tu magia - respondió el mink ya colocado junto a los fogones. Las ollas que había puesto al fuego ya estaban listas y no había tiempo que perder. - Necesito distintos tipos de corrrte. Voy a prrrobar a cocinarrrlo de muchas maneras, por lo que córrrtalo en taquitos y filetes de distinto tamaño y grrrosor - prosiguió mientras gesticulaba con las zarpas para que viera más o menos el tamaño de las cosas que necesitaba.
- Hoy haré un festín porrr el rrreencuentro con la pequeñaja - aseguró el mink mientras recuperaba el buen humor al ponerse manos a la obra. Teruyoshi sabía que le quedaba un rato de trabajo por delante, pero la emoción de probar un ingrediente nuevo era un aliciente más que suficiente para mantenerse entusiasmado.
- Muchas grrracias porrr la ayuda. Si quieres, vuelve con los demás. Yo me ocupo del rrresto - dijo Teruyoshi a Juuken, una vez que este terminara de cortarlo todo. - Seguro que al capitán le gusta tenerrrte cerrrca para que lo ayudes con el mono loco - dijo por última vez antes de centrarse completamente en la tarea que tenía por delante y en que saliera lo mejor posible. Cada plato llevaba un poco de su orgullo y nada podía mancillarlos.