Arthur Soriz
Gramps
28-11-2024, 10:16 PM
Nuestro tiempo juntos había llegado a su fin, pero con la dulce memoria de que en un futuro, si teníamos suerte, ambos nos encontraríamos cara a cara siendo miembros de la Marina, orgullosos y honestos con el claro deseo de salvar las sonrisas de aquellos que más lo necesitaban; incluso de estos que eran considerados villanos por muchas partes de la sociedad. O al menos... eso es lo que quería yo. Suspiré un poco cuando lo vi partir, no sin antes dedicarle unas últimas palabras de aliento.
— ¡Con la frente en alto, joven Henry! ¡No lo olvides!
Tras decir esto, lo vi alejarse. No dejé de mirarlo hasta que le perdí de vista. Incluso caminé un poco con tal de cerciorarme de que al menos llegase a una zona concurrida del pueblo para que no anduviera solo a estas horas de la tarde... ya la noche casi cayendo al fin. Crují un poco mis nudillos, y seguí entrenando revitalizado por la felicidad juvenil de aquel chico. De verdad esperaba que nos viéramos otra vez, en un futuro, cuando tuviera la chance de ser Marine.
Miré la flor que ahora yacía entre las vendas de mi fundoshi sin romperse una vez terminé de entrenar. La guardé entre las hojas pesadas de mi diario, en donde tenía todos los más bellos recuerdos de mi infancia, adolescencia y adultez. Este sería el que guardaría con más esmero, y lo llevaría a todos lados conmigo... como un dulce recuerdo de la promesa silenciosa que hicimos entre no un niño y un viejo, sino entre dos hombres de honor.
Mi camino empezaría años después, cuando mi vida estuviera llegando a su fin, pero eso... eso es historia para otro día.
— ¡Con la frente en alto, joven Henry! ¡No lo olvides!
Tras decir esto, lo vi alejarse. No dejé de mirarlo hasta que le perdí de vista. Incluso caminé un poco con tal de cerciorarme de que al menos llegase a una zona concurrida del pueblo para que no anduviera solo a estas horas de la tarde... ya la noche casi cayendo al fin. Crují un poco mis nudillos, y seguí entrenando revitalizado por la felicidad juvenil de aquel chico. De verdad esperaba que nos viéramos otra vez, en un futuro, cuando tuviera la chance de ser Marine.
Miré la flor que ahora yacía entre las vendas de mi fundoshi sin romperse una vez terminé de entrenar. La guardé entre las hojas pesadas de mi diario, en donde tenía todos los más bellos recuerdos de mi infancia, adolescencia y adultez. Este sería el que guardaría con más esmero, y lo llevaría a todos lados conmigo... como un dulce recuerdo de la promesa silenciosa que hicimos entre no un niño y un viejo, sino entre dos hombres de honor.
Mi camino empezaría años después, cuando mi vida estuviera llegando a su fin, pero eso... eso es historia para otro día.
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