Kuro D. Zirko
Payaza D. Zirko
29-11-2024, 01:27 AM
(Última modificación: 29-11-2024, 01:40 AM por Kuro D. Zirko.)
Zirko estaba preocupada. No quería matar a su compañero, pero sabía bien que los humanos no solían sobrevivir caídas desde semejante altura. Afortunadamente, tenía un plan en mente. Algo sencillo que había aprendido durante su tiempo en el circo. Tal vez no era la guerrera más honesta ni la persona mejor entrenada, pero sí era alguien que sabía cómo manejarse en situaciones de alta presión.
Su estrategia era simple, primero, asustar al oponente, listo, luego, incomodarlo, sacarlo de su zona de confort, y finalmente, amenazarlo, dejando claro que no estaba jugando. Aunque nunca había peleado realmente, había aprendido a defenderse. Casi de forma instintiva, entendía dónde moverse, cómo posicionarse y qué hacer para atrapar a Jin, sus años de circo le enseñaron a hacer esta clase de malabares. Sin embargo, usar las manos no era una opción. Si lo atrapaba así, necesitaría ambas, y eso la dejaría vulnerable. Además, sus manos podían ser demasiado duras para amortiguar la caída, y, por otro lado, había un factor psicológico que no debía ignorar.
Zirko sonrió para sí misma mientras se desabotonaba la camisa, dejando su escote al descubierto sin un ápice de pudor. Era una jugada arriesgada, pero sabía que podía ser decisiva. Sin embargo, su enfoque fue interrumpido de golpe cuando escuchó la voz de un superior que, para su sorpresa, se encontraba peligrosamente cerca.
¡¿Eh?! ¡Cuidado! ¡Salga de ahí! - gritó desesperada, dándose cuenta de que el hombre estaba justo detrás de ella. Su presencia la hizo perder momentáneamente el equilibrio, pero Zirko no tenía tiempo para distraerse. Calculó rápidamente su movimiento y dio un pequeño brinco, asegurándose de no caer sobre ninguno de los presentes.
Con un movimiento ágil y poco ortodoxo, atrapó a Jin entre sus pechos, asegurándolo con fuerza con uno de sus brazos para inmovilizarlo. La caída fue otro cuento, Zirko aterrizó de espaldas, deslizándose varios metros por el suelo, pero logró mantener su agarre. Cerró un ojo por el dolor, pero no dejó que eso la detuviera.
Con su mano libre, apuntó con un dedo a la cabeza de Jin, como si fuese a golpearle con este al impulsarse con su pulgar, un vulgar “coleto” o golpe de dedo medio. Su respiración era agitada, y jadeaba por el esfuerzo repentino, pero no dejó que el cansancio le impidiera hablar.
Ríndase... por favor… ah… ah… - dijo entre jadeos, intentando recuperar el aliento mientras seguía sujetando a su compañero en aquel agarre poco convencional. Algo que tal vez olvido en el momento, es que, tanto por la falta de sujetador como la distracción momentánea, Zirko se olvido completamente que a los ojos de Jin, su marca que tenia entre los pechos, aquel tatuaje maldito de los Dragones Celestiales, podría verla posiblemente, si prestaba atención justo en medio de su pecho al momento de la caida.
Su estrategia era simple, primero, asustar al oponente, listo, luego, incomodarlo, sacarlo de su zona de confort, y finalmente, amenazarlo, dejando claro que no estaba jugando. Aunque nunca había peleado realmente, había aprendido a defenderse. Casi de forma instintiva, entendía dónde moverse, cómo posicionarse y qué hacer para atrapar a Jin, sus años de circo le enseñaron a hacer esta clase de malabares. Sin embargo, usar las manos no era una opción. Si lo atrapaba así, necesitaría ambas, y eso la dejaría vulnerable. Además, sus manos podían ser demasiado duras para amortiguar la caída, y, por otro lado, había un factor psicológico que no debía ignorar.
Zirko sonrió para sí misma mientras se desabotonaba la camisa, dejando su escote al descubierto sin un ápice de pudor. Era una jugada arriesgada, pero sabía que podía ser decisiva. Sin embargo, su enfoque fue interrumpido de golpe cuando escuchó la voz de un superior que, para su sorpresa, se encontraba peligrosamente cerca.
¡¿Eh?! ¡Cuidado! ¡Salga de ahí! - gritó desesperada, dándose cuenta de que el hombre estaba justo detrás de ella. Su presencia la hizo perder momentáneamente el equilibrio, pero Zirko no tenía tiempo para distraerse. Calculó rápidamente su movimiento y dio un pequeño brinco, asegurándose de no caer sobre ninguno de los presentes.
Con un movimiento ágil y poco ortodoxo, atrapó a Jin entre sus pechos, asegurándolo con fuerza con uno de sus brazos para inmovilizarlo. La caída fue otro cuento, Zirko aterrizó de espaldas, deslizándose varios metros por el suelo, pero logró mantener su agarre. Cerró un ojo por el dolor, pero no dejó que eso la detuviera.
![[Imagen: __admiral_kongou_and_haruna_kantai_colle...129253.jpg]](https://cdn.donmai.us/original/29/38/__admiral_kongou_and_haruna_kantai_collection_drawn_by_terrajin__293881e87f6671919b7427f5b6129253.jpg)
Con su mano libre, apuntó con un dedo a la cabeza de Jin, como si fuese a golpearle con este al impulsarse con su pulgar, un vulgar “coleto” o golpe de dedo medio. Su respiración era agitada, y jadeaba por el esfuerzo repentino, pero no dejó que el cansancio le impidiera hablar.
Ríndase... por favor… ah… ah… - dijo entre jadeos, intentando recuperar el aliento mientras seguía sujetando a su compañero en aquel agarre poco convencional. Algo que tal vez olvido en el momento, es que, tanto por la falta de sujetador como la distracción momentánea, Zirko se olvido completamente que a los ojos de Jin, su marca que tenia entre los pechos, aquel tatuaje maldito de los Dragones Celestiales, podría verla posiblemente, si prestaba atención justo en medio de su pecho al momento de la caida.