Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
29-11-2024, 02:34 AM
Pues realmente pareces haber dado en el clavo, joven pirata. Su manera de reaccionar ha sido más que suficiente para darte a entender que tu presa ha pasado por aquí. Aunque, también existe la otra posibilidad. Posiblemente el caballero frente a ti no se encargue de las compras de los productos directamente. Tantas posibilidades y tan poco tiempo. Bueno, tampoco es que podamos decir que es muy poco tiempo, aun tienes el suficiente para antes del día importante.
Ahora… ahora tocaba pensar en otra cosa.
-Entiendo…- Respondes con calma al vendedor. Sospechas que las personas que proveen el producto son peligrosas. Lo suficientes para hacer callar a sus clientes. Eso hace crecer dentro de ti las ganas de luchar. Inconscientemente, se dibuja en tu rostro una sonrisa. Una llena de emoción. Pero un suceso hace cambiar el panorama, joven pirata. Un anciano tropieza contigo. El de inmediato se disculpa, mencionando que su rodilla era un problema. Cosa que, entiendes perfectamente. El asunto de la rodilla es uno bastante delicado sabiendo que, tú tienes una herida en una de ellas.
– No se preocupe. – Le respondes amablemente al anciano. Él prosigue mientras deja caer algo sobre tus pies. Desde allí puedes ver la nota que ha dejado caer. Eso significaba un par de cosas. Posiblemente te había escuchado por casualidad o directamente te ha estado vigilando desde tu llegada. Tú te agachas y tomas el papel, estrujándolo en tu mano. Te volteas un momento nuevamente hacia el vendedor y le regalas una sonrisa. – Muchas gracias por tu atención. – Le dices sin más. Luego te dispones a seguir en silencio al anciano. Tomando tu distancia y prestando atención a tu alrededor. Querías saber si alguien más te tenía el ojo puesto encima. Porque es posible que a tu presa se le dé aviso de tu existencia. Claro, si es que eres merecedor de ser llamado amenaza. Eso ellos no lo saben aún.
Pero pronto, lo sabrán.
Ahora… ahora tocaba pensar en otra cosa.
-Entiendo…- Respondes con calma al vendedor. Sospechas que las personas que proveen el producto son peligrosas. Lo suficientes para hacer callar a sus clientes. Eso hace crecer dentro de ti las ganas de luchar. Inconscientemente, se dibuja en tu rostro una sonrisa. Una llena de emoción. Pero un suceso hace cambiar el panorama, joven pirata. Un anciano tropieza contigo. El de inmediato se disculpa, mencionando que su rodilla era un problema. Cosa que, entiendes perfectamente. El asunto de la rodilla es uno bastante delicado sabiendo que, tú tienes una herida en una de ellas.
– No se preocupe. – Le respondes amablemente al anciano. Él prosigue mientras deja caer algo sobre tus pies. Desde allí puedes ver la nota que ha dejado caer. Eso significaba un par de cosas. Posiblemente te había escuchado por casualidad o directamente te ha estado vigilando desde tu llegada. Tú te agachas y tomas el papel, estrujándolo en tu mano. Te volteas un momento nuevamente hacia el vendedor y le regalas una sonrisa. – Muchas gracias por tu atención. – Le dices sin más. Luego te dispones a seguir en silencio al anciano. Tomando tu distancia y prestando atención a tu alrededor. Querías saber si alguien más te tenía el ojo puesto encima. Porque es posible que a tu presa se le dé aviso de tu existencia. Claro, si es que eres merecedor de ser llamado amenaza. Eso ellos no lo saben aún.
Pero pronto, lo sabrán.