
Jack D. Agnis
Golden Eyes
29-11-2024, 05:43 AM
Mi espada, como había sucedido en todo este tiempo, estaba siendo detenida por el escudo de Alex, cosa que comenzaba molestarme por mas que mantuviera al sonrisa en mis labios.
No poder dañar a alguien como quería, no era de mi agrado, pero su habilidad para la defensa era increíble y eso no había que negarlo.
-¿Que pasa Doc? ¿No me digas que ya estas cansado? Tira ese pedazo de madera y enfrentarte al verdadero filo de mi espada- dije divertido, mientras presionaba con fuerza mi espada. Queria destruir su defensa, quería que aquel escudo se hiciera añicos y así liberar su cuerpo para que el beso de “Bella Dama” fuera a parar a su cuerpo, pero al parecer eso no iba a ser posible hoy día.
Mientras presionaba, pude sentir como Alex deslizaba su escudo, alejando mi espada de su cuerpo, mientras que al mismo tiempo, su otra mano, cambia de postura. Una postura que jamas había visto en mi vida, pero que no parecía seguro en lo mas mínimo.
“¿Que vas a hacer viejo? “ me pregunté, antes de ver como este lanzaba un golpe ascendente, la cual tenia una presión tan grande que por un momento me sentí pequeño ante tal poder.
Casi sin poder hacer nada y temiendo, por primera vez en mucho tiempo por mi vida, solté a “Bella Dama” para poder maniobrar de una mejor manera y así esquivar el golpe que estaba por lanzar aquel perro.
En aquel momento ambos dos danzamos de una manera nunca vista. Mientras que el Doc danza para golpear, yo danzaba para esquivar.
Aquel ataque duró segundos y tras pasar aquella sensación de peligro, giré mi cabeza hacia mi espalda, para poder ver y oír al Doc, antes de verlo caer al suelo.
Las marcas que había dejado en el suelo eran profundas y me pregunté que hubiera pasado si aquello me hubiera dado de lleno, pero no conocía la respuesta y esperaba nunca conocerla.
Mi respiración estaba agitada y mi corazón latía a mil. El estrés, nervioso y … miedo, era lo que recorría en ese momento en mi cuerpo.
Si bien había podido esquivar su ataque, parte de ese daño fue a parar a mi cuerpo, el cual abrió en mi pecho una herida en forma de garra. Afortunadamente nada grave, pero aun así, esta sangraba.
Aun con adrenalina y la sed de sangre en mi cuerpo, tomé mi espada y me dirigí hacia el Doc y alcé mi espada contra él. Bajé la punta de mi espada hacia su cabeza, pero reaccioné a tiempo, haciendo que fallara y que la punta se clavara a pocos centímetros de su cabeza sobre la tierra.
-Maldito Doc ¿Eso es lo que te estabas guardando?- mascullé por lo bajo, mientras respiraba de manera agitada, no solo por lo que acaba de vivir, sino también porque casi terminaba con la vida de nuestro medico abordo.
Las personas que se habían reunido, aplaudieron ante nuestro combate, sobre todo luego de notar que nadie había muerto.
Sonreí de manera divertida a aquellas personas, mientras me erguía y me inclinaba cual artistas tras su acto.
Me tomé unos momentos para calmar esa sed de sangre, antes de tomar mi espada y volver a enfundarla. Para luego mirar al Doc, quien al parecer estaba dormido y agotado.
Supuse que solo necesitaba descansar, asique eso es lo que lo dejaría hacer, pero no allí.
Sin dudarlo, lo tomaría con mi mano y tras colocarlo en mi hombro, lo cargaría hacia la posada donde nos estábamos quedando.
Una vez allí, lo dejaría en su cama y dejaría sobre su pecho un artefacto que había encontrado en un cofre, el cual había llamado la atención del Doc en su momento.
“Peleaste bien. Asique toma tu recompensa. ” dije divertido, antes de salir de allí e ir a por un trago.
Posiblemente me bebería ese millón de berris que el Doc me debía.
No poder dañar a alguien como quería, no era de mi agrado, pero su habilidad para la defensa era increíble y eso no había que negarlo.
-¿Que pasa Doc? ¿No me digas que ya estas cansado? Tira ese pedazo de madera y enfrentarte al verdadero filo de mi espada- dije divertido, mientras presionaba con fuerza mi espada. Queria destruir su defensa, quería que aquel escudo se hiciera añicos y así liberar su cuerpo para que el beso de “Bella Dama” fuera a parar a su cuerpo, pero al parecer eso no iba a ser posible hoy día.
Mientras presionaba, pude sentir como Alex deslizaba su escudo, alejando mi espada de su cuerpo, mientras que al mismo tiempo, su otra mano, cambia de postura. Una postura que jamas había visto en mi vida, pero que no parecía seguro en lo mas mínimo.
“¿Que vas a hacer viejo? “ me pregunté, antes de ver como este lanzaba un golpe ascendente, la cual tenia una presión tan grande que por un momento me sentí pequeño ante tal poder.
Casi sin poder hacer nada y temiendo, por primera vez en mucho tiempo por mi vida, solté a “Bella Dama” para poder maniobrar de una mejor manera y así esquivar el golpe que estaba por lanzar aquel perro.
En aquel momento ambos dos danzamos de una manera nunca vista. Mientras que el Doc danza para golpear, yo danzaba para esquivar.
Aquel ataque duró segundos y tras pasar aquella sensación de peligro, giré mi cabeza hacia mi espalda, para poder ver y oír al Doc, antes de verlo caer al suelo.
Las marcas que había dejado en el suelo eran profundas y me pregunté que hubiera pasado si aquello me hubiera dado de lleno, pero no conocía la respuesta y esperaba nunca conocerla.
Mi respiración estaba agitada y mi corazón latía a mil. El estrés, nervioso y … miedo, era lo que recorría en ese momento en mi cuerpo.
Si bien había podido esquivar su ataque, parte de ese daño fue a parar a mi cuerpo, el cual abrió en mi pecho una herida en forma de garra. Afortunadamente nada grave, pero aun así, esta sangraba.
Aun con adrenalina y la sed de sangre en mi cuerpo, tomé mi espada y me dirigí hacia el Doc y alcé mi espada contra él. Bajé la punta de mi espada hacia su cabeza, pero reaccioné a tiempo, haciendo que fallara y que la punta se clavara a pocos centímetros de su cabeza sobre la tierra.
-Maldito Doc ¿Eso es lo que te estabas guardando?- mascullé por lo bajo, mientras respiraba de manera agitada, no solo por lo que acaba de vivir, sino también porque casi terminaba con la vida de nuestro medico abordo.
Las personas que se habían reunido, aplaudieron ante nuestro combate, sobre todo luego de notar que nadie había muerto.
Sonreí de manera divertida a aquellas personas, mientras me erguía y me inclinaba cual artistas tras su acto.
Me tomé unos momentos para calmar esa sed de sangre, antes de tomar mi espada y volver a enfundarla. Para luego mirar al Doc, quien al parecer estaba dormido y agotado.
Supuse que solo necesitaba descansar, asique eso es lo que lo dejaría hacer, pero no allí.
Sin dudarlo, lo tomaría con mi mano y tras colocarlo en mi hombro, lo cargaría hacia la posada donde nos estábamos quedando.
Una vez allí, lo dejaría en su cama y dejaría sobre su pecho un artefacto que había encontrado en un cofre, el cual había llamado la atención del Doc en su momento.
“Peleaste bien. Asique toma tu recompensa. ” dije divertido, antes de salir de allí e ir a por un trago.
Posiblemente me bebería ese millón de berris que el Doc me debía.