Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
30-11-2024, 09:35 PM
Pueblo de Rostock, Isla Kilombo, Día 5 de Verano del Año 724
El sol de la tarde bañaba las calles empedradas de Rostock con su cálida luz, pero la atmósfera estaba lejos de ser tranquila. Desde el mercado hasta las casas del pueblo, se escuchaban murmullos y quejas, mientras un grupo de aldeanos comentaba con evidente frustración los recientes eventos. Al parecer, una pequeña banda de niños había estado causando problemas en el pueblo durante los últimos días. Pintadas en las paredes, frutas desaparecidas de los estantes del mercado y sustos innecesarios a los aldeanos eran solo algunas de las muchas travesuras que habían desatado una ola de quejas. Los Herdman, conocidos por ser seis hermanos tan inseparables como impredecibles, parecían disfrutar de su infame reputación entre los aldeanos, quienes ya no sabían cómo lidiar con ellos.
Aquí entras tú, nuestro grandioso protagonista. Después de toda una vida dedicada al servicio en tu pueblo natal, probablemente no era la primera vez que escuchabas hablar de los Herdman ni la primera vez que lidiabas con niños problemáticos. Por eso, confío en que eventualmente podrás resolver el caso de los Herdman. Si decidías caminar por las calles de Rostock en el día de hoy, podrías notar tres escenas que destacaban entre todo el caos y la incertidumbre de los locales al esperar el próximo movimiento de los Herdman.
Cerca del mercado, un hombre mayor con un delantal lleno de manchas de frutas contaba su inventario con un ceño fruncido. El aroma a frutas frescas se mezclaba con el leve olor agrio de las que ya habían pasado su mejor momento, mientras el hombre seguía murmurando con frustración y anotando números en un pequeño cuaderno. De vez en cuando levantaba la mirada, como si esperara que algo o alguien apareciera de la nada.
A unos metros de distancia, una anciana estaba encaramada sobre un pequeño taburete, con una brocha en la mano y un cubo de pintura crema a sus pies. Con movimientos lentos y algo temblorosamente torpes, intentaba cubrir un grafiti que se extendía por casi toda la pared exterior de su casa. Sencillamente se veía a leguas que no tenía la energía ni la agilidad para terminar la tarea sola.
Un poco más lejos, en un callejón, tres niños de no más de nueve años estaban acurrucados contra una pared, sus ojos grandes y llenos de lágrimas. Por la expresión en sus rostros, podías ver un miedo profundo, como si el simple hecho de moverse o alejarse el uno del otro fuera suficiente para hacerles colapsar.
Claro, podrías optar por ignorar estas escenas y buscar algo más por tu cuenta. Quizás haya otra pista que te lleve a entender mejor la situación o incluso a encontrar a los posibles responsables de las travesuras. ¿Dónde comenzará nuestro noble marine su investigación? El destino del día de hoy está en tus manos.