Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
01-12-2024, 04:21 AM
El resultado era inevitable. La batalla ya prácticamente había sido tomada por ti y él no podía hacer prácticamente nada. Pero aun así, su manera de reaccionar fue una que te sorprendió bastante. Fue tan natural y a la vez tan atrevido. Sinceramente sentir aquello no era algo que te molestara y, la picardía de sus comentarios no era algo que te pusieran fuera de lugar. Simplemente se trataba de un hombre tan lleno de sí mismo, que incluso en momentos tan difíciles, podía seguir siendo igual sin cambiar un poco. Eso te hacía tan feliz, sentir que luchabas con un igual. Sentir que si tomabas su vida, podrías reclamar tu trofeo. ¿Pero qué tipo de premio tomarías? ¿Su cráneo? ¿Sus huesos? ¿Sus cabellos? ¿Sus dientes? Tantas cosas que pasan por tu cabeza y, al mismo tiempo, lo consideras un desperdicio.
Porque acabar con él… significaba desperdiciar un gran potencial.
-¿Mmm? – Aunque otras de sus palabras no te llegaron a convencer del todo. ¿Encadenar? ¿Quitarle su libertad? Creo que nuestro querido pavorreal no entendió el todo tus palabras, joven Alpha. De hecho, sus palabras te hacen algo de gracia. – Creo que a ti te falta mucho también conocerme, pequeño. – Dices mientras levantas el puño. – Claramente, me refería a estar solos en una habitación. – Y con una sonrisa traviesa, das un golpe de lleno en su cien haciendo logrando noquearlo en su totalidad. Tú te levantas y te sacudes un poco. Suspiras y luego me miras. Claramente había sido un combate no uno muy a su favor. Pero le dabas el suficiente mérito. El potencial y la fuerza lo tienen. Solo le falta pulir algunas cosas. Bueno, es difícil decir eso cuando claramente el cuida mucho que su técnicas movimiento reflejen lo increíblemente refinado y elegante que es.
Por tu parte, solo luchas por instinto.
Sin pensarlo mucho. Li cargas sobre tus hombros y lo trasladas al puerto junto a ti. Llegando al barco de tu querido hermano, Derian. Lo acuestas justo en la entrada y tú, comienzas a subir por las escaleras y te dispones a sentarte con tranquilidad allí en la orilla. Esperabas que despertara mientras mirabas al mar, pensando en tus cosas. Una vez ya despierto, le observarías desde allí arriba. Sonriendo y claramente mostrándote muy calmado. – Lo has hecho bien, Mayura. – Dices con una sonrisa en tus ojos. – Está algo mal tener reacciones así cuando no podemos hacer ese tipo de cosas en público ¿sabes? – dices mientras ríes un poco. – Pero aun así, yo te reconozco como alguien destinado a ser grande. Y yo, quiero que seas parte de mi tripulación. Sé mi campeón, y sé libre de hacer lo que quieras en este mundo, sin ataduras. Sé el índice que señala hacia arriba superando todos los límites. Conviértete en el gran pavorreal que deslumbrará a todos. Se… Mayura Pavone.
¿Subirá al barco a tu comando? Ya lo veremos.
Porque acabar con él… significaba desperdiciar un gran potencial.
-¿Mmm? – Aunque otras de sus palabras no te llegaron a convencer del todo. ¿Encadenar? ¿Quitarle su libertad? Creo que nuestro querido pavorreal no entendió el todo tus palabras, joven Alpha. De hecho, sus palabras te hacen algo de gracia. – Creo que a ti te falta mucho también conocerme, pequeño. – Dices mientras levantas el puño. – Claramente, me refería a estar solos en una habitación. – Y con una sonrisa traviesa, das un golpe de lleno en su cien haciendo logrando noquearlo en su totalidad. Tú te levantas y te sacudes un poco. Suspiras y luego me miras. Claramente había sido un combate no uno muy a su favor. Pero le dabas el suficiente mérito. El potencial y la fuerza lo tienen. Solo le falta pulir algunas cosas. Bueno, es difícil decir eso cuando claramente el cuida mucho que su técnicas movimiento reflejen lo increíblemente refinado y elegante que es.
Por tu parte, solo luchas por instinto.
Sin pensarlo mucho. Li cargas sobre tus hombros y lo trasladas al puerto junto a ti. Llegando al barco de tu querido hermano, Derian. Lo acuestas justo en la entrada y tú, comienzas a subir por las escaleras y te dispones a sentarte con tranquilidad allí en la orilla. Esperabas que despertara mientras mirabas al mar, pensando en tus cosas. Una vez ya despierto, le observarías desde allí arriba. Sonriendo y claramente mostrándote muy calmado. – Lo has hecho bien, Mayura. – Dices con una sonrisa en tus ojos. – Está algo mal tener reacciones así cuando no podemos hacer ese tipo de cosas en público ¿sabes? – dices mientras ríes un poco. – Pero aun así, yo te reconozco como alguien destinado a ser grande. Y yo, quiero que seas parte de mi tripulación. Sé mi campeón, y sé libre de hacer lo que quieras en este mundo, sin ataduras. Sé el índice que señala hacia arriba superando todos los límites. Conviértete en el gran pavorreal que deslumbrará a todos. Se… Mayura Pavone.
¿Subirá al barco a tu comando? Ya lo veremos.