Hay rumores sobre…
... una isla del East Blue donde existen dos escuelas de combate enfrentadas. Estas escuelas hacen especial referencia a dos personajes de la obra original.
[Aventura] [A-T1] Revisiones en el G-23 & una audiencia inesperada.
Gautama D. Lovecraft
-
~ Base G-23, Isla Kilombo.
Día 7 - Verano del año 724.


La pronta luz de la mañana parecía acabar con las pocas horas de sueño que me quedaron tras el turno de noche, un turno de noche que fue movido debido a la intrusión de 2 chicas que, queriendo pintorrear el muro interior de la base, se internaron en los dominios de la marina de forma furtiva hasta que fueron arrestadas por el cuerpo. Por caprichos del destino, fui el primero en llegar a la escena, esa primera unidad de contención que con suerte, pudo retenerlas hasta que llegaron las patrullas para su posterior detención. Como favor, por la rápida y eficaz intervención, uno de los superiores que acudieron hasta el lugar de los hechos, me dio la orden de retirarme del turno y poder irme a descansar, todo ello con la obligación de revisar y evaluar el perímetro exterior para comprobar el estado de la verja y la vigilancia.

A la mañana siguiente, después de mi meditación y aseo personal, en la misma puerta principal, me esperaron 2 técnicos de la base. Uno de ellos mantenía con firmeza un gran maletín que parecía contener herramientas de reparación y un segundo que sujetaba una carpeta con papeles. Me presenté realizando la reverencia cordial que solía dedicar.

- Buenos días soldado Lovecraft, somos Merry y Pippin, nos encargaremos de realizar las revisiones, su ayuda nos será muy útil para evaluar la zona exterior... en marcha -

Y sin mediar palabra, asentí gratamente con mi cara y los seguí. El fresco de la mañana, y la brisa del mar aliviaba en cierta medida la carencia de descanso que traía conmigo, pero a mi edad, notaba esa falta como una terrible losa que me castigaría durante todo el día, aún desconocía que tendría que hacer hoy aún, sabía que entrenamiento hoy no tocaba, pero cualquiera de las otras funciones en la base, siempre resultaba de una exigencia física sin parangón.

Una vez llegamos al perímetro a revisar, los ayudé a ir zona por zona viendo el estado de la verja, el terreno y la visibilidad allí. Repararon y anotaron algunos desperfectos, reorientaron los den den mushi para que tuvieran una mejor cobertura de vigilancia y en definitiva, pusieron a punto esa parte exterior de la base tan importante. Me dediqué también a aconsejarles en la medida de mis posibilidades comunicativas, ayudándome de gestos, el tal Merry fue apuntando todo con su lápiz de grafito y parecía observador y maniático con su trabajo, algo que sin duda, afianzaría la labor que le compete.

A media mañana, pudimos estar de vuelta en el punto de encuentro en el que les vi. Una vez en la puerta principal, agradecieron mis servicios y se retiraron. Yo, recobré mis pasos y fui directo hacia el barracón, debía de ver que tarea tocaba hoy, sin embargo, en la puerta de este un compañero detuvo mi avance.

- ¡Soldado raso Lovecraft!, tiene concertada ahora una audiencia con el Sargento Murray Arganeo, personifíquese en su despacho lo antes posible -

El aviso me cogió de imprevisto, desconocía que tipo de motivo era por el que se me solicitaba en el despacho del máximo responsable de la base. Despejé las dudas para ahuyentar las extrañezas, me armé de entereza y me acordé de algo. ¿Quizá sería una buena oportunidad para hacerlo público?, no sabía si con ello me podría acarrear algún tipo de consecuencias, pero tenía una fe ciega en que mi iniciativa no traería más que buenos resultados para La Marina. En vez de ir al despacho, primero entré al barracón, como tenía pensado hacerlo desde un inicio hasta antes del encuentro con el recluta que me dio el mensaje, solo que ahora mis intenciones eran distintas. Agarré papel y lápiz y comencé a escribir.


~ Despacho del Sargento Murray Arganeo.


Con todas mis convicciones, llegué hasta alcanzar la puerta que separaba un largo pasillo con el supuesto despacho del responsable de la base. Decidido, y con un semblante neutral, alcé el puño para picar la puerta. Dos toques fueron suficientes para escuchar desde su interior una imponente voz desde el fondo en el interior de la estancia.

- ¿Si? ¡Adelante!... -

La abrí con determinación y tras mi paso, cerré la imponente puerta robusta de aquella gran habitación. Una larga alfombra azul con listas blancas a sus lados conectaba directamente y en línea recta con un gran escritorio al final. Enormes ventanales vestidos de cortinas blancas y azules enmarcaban el fondo del despacho, junto a algunas plantas tropicales en grandes maceteros que se sucedían a lo largo de las 4 paredes. Adelanté mis pasos hasta recorrer la alfombra, erguido y digno, aún sin conocer a ciencia cierta el porqué de mi reclamo.

Murray Arganeo

Justo por detrás del escritorio, una enorme presencia se alzaba imponente e inmóvil, de cara a uno de los ventanales y con las manos firmemente recogidas hacia los lumbares, aquel sin lugar a dudas era el Sargento Murray. Su figura contorneaba un gran contraluz con la luz del exterior, y al acercarme hasta su escritorio, me cuadré y me mantuve a la espera.

- ¡Señor!... -

Se giró lentamente con los párpados cerrados, hasta agarrar su correspondiente silla, que desde su respaldo, arrastró hacia atrás hasta poder sentarse sobre ella.

- Descanse soldado. -

Ordenó, con una voz imperturbable. Espero, que por el motivo que fuera estuviera al corriente de mí, y de cosas sobre todo tan importantes como era el voto de silencio que mantenía, si no estaría en un aprieto ante él. Desde uno de sus cajones, sacó un par de papeles, evité desviar la mirada hacia ellos, y la mantuve fija en el ventanal.

- Veo que no ha perdido el tiempo desde que ingresó en la base, soldado Lovecraft... Gautama D. Lovecraft. Debo admitir que durante todos mis años al frente de La Marina, ha sido muy grato recibir como a usted, a algunos de sus iguales del templo del que provienen, son sin duda alguna, efectivos que La Marina valora con afecto, no obstante, me sorprende que usted haya decidido alistarse digamos... algo ya curtido y experimentado. -

Ojeaba todos los datos minuciosamente de los que podrían ser informes sobre mí, saltando de párrafo en párrafo, volteando cada hoja, y pasando a su siguiente. Hubo un momento de silencio, tampoco sabía a que contestarle a eso último, y tampoco me quería permitir el lujo de hablar sin una clara pregunta o proposición, debía de escoger mis respuestas sabiamente.

- No quiero hacerle tampoco perder el tiempo aquí, hombres como usted no pueden ya perder mucho más tiempo del que les queda, además, me consta que mantiene un voto de silencio según veo en su informe, por lo que mantener una conversación sería un acto difícil con usted, por eso, me dejaré de pamplinas y de dar rodeos. -

Se tomó una pausa tras algunas palabras pasadas de confianza y con ciertos aires de vacile, acto seguido, carraspeó su garganta y continuó.

- En vista de sus últimos y valorables actos en la base, quería felicitarle por tal empeño, y recompensarle con un ascenso, para que siga divulgando los valores que según figuran aquí consigue transmitir, y siga trabajando en favor de hacer una Marina más universal y justa... parece que esas canas no son en balde, y su experiencia es bienvenida aquí, seguro que seguirá ayudando a los reclutas, que bien podrían ser sus nietos como ya a podido ver seguro Jiao Jiao Jiao Jiao. -

Un ascenso y una mofa innecesaria haciendo alusión a mi edad. Igualmente, estaba lejos de encajar cualquier tipo de improperio hacia mí, no hiere quien quiere, si no quien puede, y el sargento, por mucho sargento que fuera, estaba a leguas y leguas de hacerlo. Además, quizá ya convivir con esa risa tan... particular, era pena suficiente como para volcar sus inseguridades con ella con vaciles hacia sus inferiores. Qué vergüenza.

- Y bien, ¿algo que decir por poco que sea? es su momento, si no, puede retirarse... ¡Y ya sabe! será de nuevo un honor poder volver a verle aquí, por lo que si necesita verme, más no hablar Jiao Jiao Jiao.... aquí estaré para recibirlo. -

Un silencio de nuevo se hizo, cuando de mi bolsillo saqué un trozo de papel doblado en 4. Me acerqué más hasta su escritorio, y con ambas manos lo deposité sobre la madera, desplazándolo hacia el frente para que el sargento pudiera cogerlo fácilmente. Acto seguido retrocedí unos pasos, con un semblante neutro, levanté mis palmas y las enfrenté a la altura del pecho, para acompañarlas de una reverencia de agradecimiento, oscilando mi tronco hacia el frente casi 45º. 

- Gracias, sargento. -

Tras ello me cuadré, el sargento con una ceja subida, cogió el papel y empezó a desdoblarlo, para después despedirme.

- Puede retirarse. -

Y con su orden, di media vuelta, y volví por la alfombra que daba a la puerta, metros y metros atrás. Pensamientos de todo tipo se mezclaron en mi mente, interiormente, me sentía complacido por el ascenso, pero sabía que con ello, mi responsabilidad ahí en La Marina no había hecho más que aumentar, en un principio dudé de mis capacidades, sin embargo, los primeros signos de motivación comenzaron a aplacar esa sensación de inseguridad y se acrecentaron. Era todo un orgullo para el templo, para seguir expandiendo su filosofía y que, con esfuerzo, llegase cada vez a más miembros de La Marina. El maestro estaría honrado.

la carta
#1


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[A-T1] Revisiones en el G-23 & una audiencia inesperada. - por Gautama D. Lovecraft - 06-08-2024, 01:47 PM

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