Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
03-12-2024, 01:11 AM
La noche comenzaba a apoderarse de la isla, permitiendo que las calles del pueblo de Rostock se comenzaran a enfriar con el soplo de los vientos que traía partículas de agua salada a través de las olas que rompían con los muelles del puerto. El bullicio habitual de la zona estaba empezando a descender a medida que los mercantes cerraban sus negocios y los transeúntes disminuían. Marineros descargaban cajas con suministros, cajas con productos como frutas, especias y algunas hasta pescado cuyo olor también podía arrastrarse con los vientos que soplaban.
Afortunadamente nunca me he encontrado en tus zapatos, pero de igual manera, no soy quién para juzgar tus decisiones, por más vulgares que fueran. Para ti, Hestia, de seguro aquellas cajas llamarían tu atención por la sensación de vacío en tu estómago, un recordatorio constante de su crisis económica y un recordatorio para todos de que la pobreza puede hacernos tomar caminos tan sucios como el de un pirata. No era solo hambre lo que probablemente sentirías, era una necesidad desesperada de suplir un vacío constante. Fue entonces cuando podrías escuchar algo, una chispa de esperanza... o más bien, de oportunidad.
— ¡Muévanse, muchachos! Esto va directo a la base marine. ¡No quiero demoras! La comida debe llegar intacta. ¡Sin excusas! — gritó un marine desde el puerto, mientras señalaba un pequeño cargamento de cajas de madera. Probablemente las palabras "comida" y "suministros" eran todo lo que necesitabas escuchar. Tal vez no fuera un gran cargamento, pero si tenían algo que llevarse a la boca, estoy seguro de que eso era más que suficiente para evitar una ulcera por falta de comida. Ahora la cuestión era cómo proceder. Las cajas estaban bien vigiladas por un grupo de marines, aunque no parecía ser un destacamento completo, solo un puñado de reclutas jóvenes, la mayoría distraídos con el bullicio del puerto.
Podías evaluar varias formas de acercarte a las cajas, aunque queda a opción tuya averiguar cuales implican un mayor riesgo dependiendo de tus habilidades. Podrías intentar colarte entre las sombras, aprovechando el caos del puerto para acercarte sin ser vista; una distracción bien planeada podría ser tu mejor aliada. Tal vez podías fingir ser parte del puerto o encontrar una excusa convincente para acercarte a las cajas; a veces, la audacia era la mejor estrategia. Quizás confiabas más en desviar la atención de los marines hacia otro punto del puerto. Pero siempre puedes tener una mejor opción a las sugeridas por tu narrador, una idea brillante que nadie más podría prever, después de todo, la necesidad es la madre de la invención y eso es algo que los pobres podían usar para improvisar en la peor de las situaciones.
Las cajas estaban allí, a solo unos pasos, llenas de la promesa de comida que podría saciar tu hambre. Pero también lo estaba la posibilidad de ser atrapada. ¿Qué harás, Hestia? Los marines comenzaban a cerrar las cajas con cuerdas gruesas, preparándose para transportarlas. Si esperabas demasiado, la oportunidad se esfumaría y tú estómago de seguro no esperará mucho más. Sin duda, estoy ansioso por saber que ruta tomaras y ver el desenlace de tu historia.
Afortunadamente nunca me he encontrado en tus zapatos, pero de igual manera, no soy quién para juzgar tus decisiones, por más vulgares que fueran. Para ti, Hestia, de seguro aquellas cajas llamarían tu atención por la sensación de vacío en tu estómago, un recordatorio constante de su crisis económica y un recordatorio para todos de que la pobreza puede hacernos tomar caminos tan sucios como el de un pirata. No era solo hambre lo que probablemente sentirías, era una necesidad desesperada de suplir un vacío constante. Fue entonces cuando podrías escuchar algo, una chispa de esperanza... o más bien, de oportunidad.
— ¡Muévanse, muchachos! Esto va directo a la base marine. ¡No quiero demoras! La comida debe llegar intacta. ¡Sin excusas! — gritó un marine desde el puerto, mientras señalaba un pequeño cargamento de cajas de madera. Probablemente las palabras "comida" y "suministros" eran todo lo que necesitabas escuchar. Tal vez no fuera un gran cargamento, pero si tenían algo que llevarse a la boca, estoy seguro de que eso era más que suficiente para evitar una ulcera por falta de comida. Ahora la cuestión era cómo proceder. Las cajas estaban bien vigiladas por un grupo de marines, aunque no parecía ser un destacamento completo, solo un puñado de reclutas jóvenes, la mayoría distraídos con el bullicio del puerto.
Podías evaluar varias formas de acercarte a las cajas, aunque queda a opción tuya averiguar cuales implican un mayor riesgo dependiendo de tus habilidades. Podrías intentar colarte entre las sombras, aprovechando el caos del puerto para acercarte sin ser vista; una distracción bien planeada podría ser tu mejor aliada. Tal vez podías fingir ser parte del puerto o encontrar una excusa convincente para acercarte a las cajas; a veces, la audacia era la mejor estrategia. Quizás confiabas más en desviar la atención de los marines hacia otro punto del puerto. Pero siempre puedes tener una mejor opción a las sugeridas por tu narrador, una idea brillante que nadie más podría prever, después de todo, la necesidad es la madre de la invención y eso es algo que los pobres podían usar para improvisar en la peor de las situaciones.
Las cajas estaban allí, a solo unos pasos, llenas de la promesa de comida que podría saciar tu hambre. Pero también lo estaba la posibilidad de ser atrapada. ¿Qué harás, Hestia? Los marines comenzaban a cerrar las cajas con cuerdas gruesas, preparándose para transportarlas. Si esperabas demasiado, la oportunidad se esfumaría y tú estómago de seguro no esperará mucho más. Sin duda, estoy ansioso por saber que ruta tomaras y ver el desenlace de tu historia.