Henry
Tigre Rojo de la Marina
03-12-2024, 10:28 PM
El cuerpo de lava de Henry ardía mientras este esperaba cualquier cambio o noticia del campo de batalla. El suelo se empezaba a secarse tanto que los 5 metros a la redonda de Henry parecía sacado de un desierto, uno con unas cuantas llamas. El faro parecía aguantar aunque un cañonazo logró impactar en la parte superior, lanzando parte de los ladrillos del faro al suelo.
A pesar del esfuerzo de Henry por parar la segunda ráfaga de cañonazos esta logró impactar una bala de cañón cerca del faro, sacando aún más ladrillos de este. El campo de batalla parecía calmarse, así que el suboficial Henry decide tomar su Den Den Mushi y empezar a delegar órdenes. Entonces el tercer pelotón respondió a la llamada del suboficial, asegurándose que habían capturado a los piratas que enfrentaron.
También le dejaron saber a su superior que unos piratas de los que escaparon se llevaron el cuerpo de un marine caído, cosa que era de lo más raro. A pesar de lo último Henry no podía prestarle atención a una cosa que no tenía que ver con su misión en aquél momento. — ¡Tercer pelotón, vengan al faro con los prisioneros, ustedes serán la última linea de defensa en caso de que el faro corra peligro! —
Henry había aprendido de su primer error y no dejaría que dañen el faro nuevamente. Los demás pelotones parecían seguir aguantando, aunque sus respuestas parecían algo apagadas. Henry sabía que debía ser él quién tuviese la iniciativa en la batalla por lo que agarró su Den Den Mushi nuevamente para comunicarse con el segundo pelotón. — Segundo pelotón, retírese y refuerce al primer pelotón. —
Henry se sentía en como en un juego de ajedrez, avanzando y retrocediendo piezas a diestra y siniestra mientras este defendía el faro. Las órdenes ya estaban dadas y el primero pelotón estaba por recibir al segundo pelotón como refuerzos. Por el otro lado, el tercer pelotón, con un hombre menos, se quedaría estacionado alrededor del faro esperando órdenes y listos para defender el lugar en caso de que algo salga mal.
El suboficial Henry parecía tener unas molestias, se trataba de unos dolores de cabeza, como si estuviera escuchando voces. Este se pone la mano en la cara tratando de recomponerse, pues tenía que estar listo para el grupo pirata que el segundo pelotón había dejado libre.
A pesar del esfuerzo de Henry por parar la segunda ráfaga de cañonazos esta logró impactar una bala de cañón cerca del faro, sacando aún más ladrillos de este. El campo de batalla parecía calmarse, así que el suboficial Henry decide tomar su Den Den Mushi y empezar a delegar órdenes. Entonces el tercer pelotón respondió a la llamada del suboficial, asegurándose que habían capturado a los piratas que enfrentaron.
También le dejaron saber a su superior que unos piratas de los que escaparon se llevaron el cuerpo de un marine caído, cosa que era de lo más raro. A pesar de lo último Henry no podía prestarle atención a una cosa que no tenía que ver con su misión en aquél momento. — ¡Tercer pelotón, vengan al faro con los prisioneros, ustedes serán la última linea de defensa en caso de que el faro corra peligro! —
Henry había aprendido de su primer error y no dejaría que dañen el faro nuevamente. Los demás pelotones parecían seguir aguantando, aunque sus respuestas parecían algo apagadas. Henry sabía que debía ser él quién tuviese la iniciativa en la batalla por lo que agarró su Den Den Mushi nuevamente para comunicarse con el segundo pelotón. — Segundo pelotón, retírese y refuerce al primer pelotón. —
Henry se sentía en como en un juego de ajedrez, avanzando y retrocediendo piezas a diestra y siniestra mientras este defendía el faro. Las órdenes ya estaban dadas y el primero pelotón estaba por recibir al segundo pelotón como refuerzos. Por el otro lado, el tercer pelotón, con un hombre menos, se quedaría estacionado alrededor del faro esperando órdenes y listos para defender el lugar en caso de que algo salga mal.
El suboficial Henry parecía tener unas molestias, se trataba de unos dolores de cabeza, como si estuviera escuchando voces. Este se pone la mano en la cara tratando de recomponerse, pues tenía que estar listo para el grupo pirata que el segundo pelotón había dejado libre.