Kuro D. Zirko
Payaza D. Zirko
03-12-2024, 10:28 PM
(Última modificación: 03-12-2024, 10:35 PM por Kuro D. Zirko.)
Zirko continuaba lanzando piedra tras piedra con una furia incesante, casi como si todo el colapso emocional que estaba experimentando se intensificara con cada proyectil que soltaba. Sus lágrimas brotaban sin cesar mientras, entre sollozos, cargaba y disparaba piedras de todos los tamaños. Algunas eran tan grandes como el torso de un humano, mientras que otras apenas cabían en su propia mano. No había pausa en su ofensiva, y aunque su cuerpo empezaba a acusar el esfuerzo, Zirko seguía adelante.
Desde la distancia, el hombre trató de comunicarse con ella, alzando la voz para intentar detener la ofensiva. Sin embargo, Zirko, en medio de su estado alterado, respondió sin escuchar realmente - ¡NO TE OIGO! - gritó entre llantos - ¡Habla... más fuerte...! ¡BUAAAAHH!
Y, sin más, continuó a lanzar otra roca con toda la fuerza que su cuerpo permitía. Aunque sus intentos parecían inútiles debido a la intangibilidad del instructor, cada piedra que atravesaba su cuerpo no quedaba sin impacto. Los proyectiles golpeaban la tierra debajo de él, y con cada impacto, el terreno sufría un daño considerable. Lo que comenzó como un cráter del tamaño de una casa pronto se expandió hasta alcanzar proporciones descomunales, duplicando su tamaño en cuestión de segundos.
A medida que el espacio alrededor del instructor cedía y el suelo bajo sus pies se volvía cada vez más inestable, Zirko avanzaba. Paso a paso, se acercaba al epicentro de su destrucción, sin dejar de disparar piedras hacia el mismo lugar. La tierra comenzó a ceder, exponiendo capas más profundas del terreno hasta que las aguas subterráneas empezaron a emerger, inundando lentamente el área.
Cada roca que lanzaba Zirko se desintegraba al impactar, desmenuzándose en barro y sedimentos que se mezclaban con los escombros circundantes. No había acumulación, solo una creciente extensión de tierra destrozada y sumida en el agua. Zirko, sin embargo, no reparaba en el alcance de su destrucción. Sus pensamientos seguían nublados por el llanto y su rabieta, cegada por la emoción y la necesidad de desahogarse.
Finalmente, su cuerpo comenzó a ceder. La fuerza en sus brazos disminuyó y su respiración se volvió agitada. Zirko se detuvo, jadeando por el esfuerzo, mientras el cansancio empezaba a tomar control. Secándose las lágrimas con el dorso de la mano, miró el caos que había dejado tras de sí, a 20 metros frente a ella, 40 de donde debiese estar aquel instructor. Poco a poco, su pataleta comenzaba a amainar. El torrente de emociones que la había llevado al límite comenzaba a disiparse, dejando en su lugar una mezcla de agotamiento y confusión.
Desde la distancia, el hombre trató de comunicarse con ella, alzando la voz para intentar detener la ofensiva. Sin embargo, Zirko, en medio de su estado alterado, respondió sin escuchar realmente - ¡NO TE OIGO! - gritó entre llantos - ¡Habla... más fuerte...! ¡BUAAAAHH!
Y, sin más, continuó a lanzar otra roca con toda la fuerza que su cuerpo permitía. Aunque sus intentos parecían inútiles debido a la intangibilidad del instructor, cada piedra que atravesaba su cuerpo no quedaba sin impacto. Los proyectiles golpeaban la tierra debajo de él, y con cada impacto, el terreno sufría un daño considerable. Lo que comenzó como un cráter del tamaño de una casa pronto se expandió hasta alcanzar proporciones descomunales, duplicando su tamaño en cuestión de segundos.
A medida que el espacio alrededor del instructor cedía y el suelo bajo sus pies se volvía cada vez más inestable, Zirko avanzaba. Paso a paso, se acercaba al epicentro de su destrucción, sin dejar de disparar piedras hacia el mismo lugar. La tierra comenzó a ceder, exponiendo capas más profundas del terreno hasta que las aguas subterráneas empezaron a emerger, inundando lentamente el área.
Cada roca que lanzaba Zirko se desintegraba al impactar, desmenuzándose en barro y sedimentos que se mezclaban con los escombros circundantes. No había acumulación, solo una creciente extensión de tierra destrozada y sumida en el agua. Zirko, sin embargo, no reparaba en el alcance de su destrucción. Sus pensamientos seguían nublados por el llanto y su rabieta, cegada por la emoción y la necesidad de desahogarse.
Finalmente, su cuerpo comenzó a ceder. La fuerza en sus brazos disminuyó y su respiración se volvió agitada. Zirko se detuvo, jadeando por el esfuerzo, mientras el cansancio empezaba a tomar control. Secándose las lágrimas con el dorso de la mano, miró el caos que había dejado tras de sí, a 20 metros frente a ella, 40 de donde debiese estar aquel instructor. Poco a poco, su pataleta comenzaba a amainar. El torrente de emociones que la había llevado al límite comenzaba a disiparse, dejando en su lugar una mezcla de agotamiento y confusión.
ART102
ARTILLERO
Ofensiva Mantenida
Tier 1
No Aprendida
19
14
1
Gracias a su talento con las armas el usuario comenzara una rafaga incansable de disparos a 10 metros extra, la cual podra sostener ininterrumpidamente recargando rapidamente sus armas, pudiendo ir altenando armas durante la acometida e añadir munición especial.
Golpe Básico + [FUEx2] de [Daño perforante]