Eric Duncan
2503
Hoy, 01:34 AM
El campo de entrenamiento estaba cargado de tensión y emoción hasta el punto que soldados que pasaban por allí se quedaban mirando como entrenamos. Cada intercambio de golpes resonaba por el campo de entrenamiento como si fuera una coreografía en vez de un combate "a muerte". Bad Dog con su pequeño tamaño parecía que pese a todos los ataques que había hecho tuviera una energía infinita y al mismo tiempo su pequeño tamaño y su agilidad me mantenía alerta porque en cualquier momento podría atacarme de algún flanco que no esperaba. Había algo en su forma de luchar que me hacía querer dar lo mejor de mí, aunque actualmente tenía todas las papeletas para perder.
Mientras me preparaba para el siguiente intercambio, observé cómo Bad Dog lanzaba una espada cerca de mis piernas y antes de que me diera cuenta estaba atacándome con la otra espada. Con un ligero movimiento, disparé una de mis balas de caucho, a su ataque buscando reducir el daño que sus ataques pudieran infligirme. La primera bala impactó justo en una de sus espadas, desviando su trayectoria y evitando un golpe que podría ser fatal y quedándose en "un rasguño" por el ángulo que chocó en mi cuerpo. Aproveché la oportunidad para observar cómo se movía. Su agilidad era impresionante y no quería perderme el siguiente movimiento.
Con un giro rápido, estiré mis alas y, con una serie de movimientos precisos, disparé de nuevo. La segunda bala voló hacia él, buscando desviar su próximo ataque. La vi impactar en su espada de nuevo para rechazar su ataque, y aunque sabía que no causaría un daño real, me dio una ligera satisfacción ver cómo se detenía cada instante, sorprendido por la precisión de mi disparo. Sin embargo, no podía dejar que eso me distrajera. La batalla no se detendría por un segundo.
Bad Dog, con una sonrisa desafiante, se lanzó hacia mí, esta vez con sus dos espadas. A medida que se acercaba, disparé una vez más, esta vez apuntando centro de las espadas para intentar frenarle. La bala hizo contacto, haciendo que la espada delantera se tambaleara ligeramente, pero él seguía adelante. Aun así, sabía que había logrado frenar su impulso, aunque fuera por un segundo, y ya había experimentado la diferencia entre atacar defenderme.
Tras el intercambio de golpes ambos dimos un salto hacia atrás y abrí el tambor de mi pistola ya me había quedado sin balas. Puesto que era un entrenamiento, aproveché el instante que tenía para respirar un poco. Moví mis alas con suavidad, sintiendo cómo la luz del sol caía sobre mí. El calor del sol parecía curar mis pequeñas heridas de los golpes que había recibido, y a medida que recargaba mi arma, me di cuenta de que necesitaba aprovechar ese momento de calma. Di una aspiración muy profunda mientras daba la última calada al cigarro antes de lanzarlo y apagarlo con el pie, dejé que la energía del sol fluyera a través de mí, y solté el aire y el humo de mis pulmones al mismo tiempo. Supe que Bad Dog no se detendría, y tenía que estar listo, tenía que ser más agresivo e intentar ganar como pudiera.