Asradi sentía como el corazón le latía a mil por hora. El descubrimiento de aquella red de secuetro de niños le provocaba náuseas e indignación a partes iguales. Era consciente, por otro lado, que las decisiones que tomase iban a ser decisivas. No solo para ella misma, sino también para esas criaturas que ninguna culpa tenían. Sentía las miradas de los niños, su desesperación y su confianza hacia ella misma, como si fuese un bote salvavidas al cual aferrarse. La única que parecía haber ido en su busca. No podía creerse que hubiese tal cantidad de niños y niñas desaparecidos y la Marina ni tan siquiera hubiese movido un dedo. O, al menos, eso era lo que ella creía.
Asradi tomó aire y acarició la cabeza de uno de los niños que tenía más cerca. Todavía mantenía su Haki de Observación activo, por lo que podía, al menos, sentir y percibir lo que sucedía alrededor. Las presencias en dirección al comedor. Y también las más lejanas a través de la red de túneles.
¿Qué hacer? Ambas opciones eran complicadas. Ambas tenían sus pros y sus contras. Mientras la sirena estaba intentando dilucidar cual sería la mejor, una manita se cerró en torno a la suya. Fue ese gesto el que le hizo bajar la mirada y encontrarse con eses ojazos preciosos que la miraban con una mezcla de temor y seguridad. La seguridad que ella les daba por el simple hecho de estar allí y preocuparse por ellos. ¿Cuánto tiempo llevarían ahí metidos los pobres?
Finalmente, tomó una decisión tras escuchar las palabras de uno de los niños.
— Entonces usaremos los túneles. — Corrían el riesgo de perderse, pero quería confiar en su orientación, en su Haki de Observación y en el hecho de que los niños pudiesen guiarla, aunque fuese parcialmente, por usar dichas conexiones subterráneas.
El llevarlos directamente hacia la salida, por el otro camino, también conllevaba sus riesgos. Y los tipos podrían usar a los niños como escudo o como rehenes. Todavía más.
— Buscaremos al resto de niños, todos los que podamos, y buscaremos una salida. — Tenía que haber alguna en algún lado. Solo esperaba poder encontrarla y que a los niños no les pasara nada.
Era arriesgado también, pero era la opción más “segura” que tenía ahora mismo.
— Voy a necesitar también vuestra ayuda. Vosotros conocéis los túneles, ¿verdad? — Miró a los niños que estaban con ella. — Si colaboramos todos, podremos salir de aquí.
Captaba también otras presencias aparte de los niños. ¿Se tratarían de más guardias? Era un riesgo, pero era un todo o un nada.
Tras decidirse, por fin comenzó a organizar a los pequeños y unos cuantos minutos después, ya se habían metido todos por el agujero de la habitación en la que se encontraban ahora mismo.
No sabía en qué iba a acabar aquello, pero esperaba al menos poder ayudar y sacar de allí a la mayoría. O a todos los que pudiese.