Ares Brotoloigos
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08-12-2024, 08:46 PM
Un día más en Loguetown. Y un día más de patrullaje por el puerto y las cercanías del mercado. Como siempre, el bullicio del lugar copa la zona, aunque no es capaz de distraer del todo la vigilancia del intimidante lagarto de la Marina. Era demasiado llamativo a plena luz del día, para bien o para mal, aunque ya estaba habituado. Algunos niños corretearon cerca de él, jugando en sus risas bulliciosas. Los ojos de Ares los siguieron durante unos segundos hasta que los traviesos se perdieron entre la multitud. El olor del puerto, de los marineros descargando las capturas de ese día no eran capaces de opacar el aroma mental que le llevaba asolando desde hacía varias noches.
No era la primera vez que tenía “pesadillas” o sueños de ese estilo. Se había despertado más de una vez en más de una noche creyendo haber escuchado lamentos o gritos, seguido de esa sensación y sabor metálico en sus fauces. Un sabor que conocía realmente bien. Por inercia, Ares chasqueó la lengua, en un gesto molesto y frunciendo el ceño. Había muchas cosas de su pasado que todavía le perseguían, pero había aprendido a convivir con eso. O, al menos, eso era lo que él creía. Dispuesto a intentar aclarar sus pensamientos, fueron unos pasos apresurados los que le distrajeron de tal menester. Una de las “cejas” de oni y humano se enarcó de inmediato cuando un joven marine se aproximó hacia él. Aunque no fue eso lo que le hizo detallar ese gesto, sino que se cuadrase delante suya tratándose de un cabo. Al fin y al cabo, él todavía era un mero recluta. Tenía que empezar a ascender en el escalafón de la Marina si pretendía conseguir sus objetivos.
Fuese como fuese, no le corrigió. Tendría que aprender, visto lo visto.
— ¿Incidentes? — Es curiosidad e intriga lo que se dibuja en la mirada carmesí del diablos, a medida que recorre, visualmente, la efigie del chico. No porque le agrade lo que ve, sino más bien porque lo nota inquieto. Vacilante.
Mal comienzo, desde su punto de vista. Un agente gubernamental no debería vacilar y mucho menos en algo tan rutinario como dar un informe o un aviso. Ares suspiró quedamente, armándose de paciencia, aunque escucha con interés el resto de la información, denotando que el muchacho, al menos, ha sido lo más discreto que ha podido.
— ¿Personas que desaparecen? ¿Sombras? — El escamado ser niega con la cabeza, con un aire incrédulo. — Generalmente suele haber otras personas detrás de esas sombras. Gracias por el aviso. Ya me encargo yo a partir de aquí.
Podía ser un bruto, pero no era desagradecido. Además, notaba al otro tan nervioso que hasta le estaba resultando un fastidio. Le hizo un gesto con un ladeo sutil de cabeza, señal de que se podía retirar. Y él mismo se quedó pensativo un instante. ¿Debería acudir de inmediato? Seguramente lo primero que hiciesen sería darle las típicas pautas informativas cuando se trataba de desapariciones.
Iría a la base, sí. Pero antes daría un par de vueltas por el mercado. De hecho, se giró para encaminar sus pasos hacia dicha zona. Lo mejor que podía hacer, considerándolo él, era echar un primer vistazo solo para asegurarse de que, inicialmente, estaba todo en orden. O para ver si notaba, escuchaba o veía algo extraño y que tuviese que ver.
En todo caso, en cuando terminase un par de rondas por la zona, se dirigiría a por más información a la base.
Por lo que no tardó en mezclarse entre todo el gentío, esta vez de manera más sigilosa, a pesar de su estatura y su apariencia, pero mucho más atento que antes, en lo que dirigía sus pasos hacia los límites donde el mercado sur se encontraba para echar un vistazo inicial.