Sirius Herald
Eleos
09-12-2024, 06:52 PM
(Última modificación: 09-12-2024, 06:57 PM por Sirius Herald.)
La mirada celeste del solarían se posó un instante en cada uno de los presentes, como si tomara nota del carácter y las inquietudes que se traslucían en los gestos y palabras de cada uno, el ambiente... bueno, era sencillo, un mantel a cuadros, empanadas que desprendían un suave aroma marino, y.. promesas de un señor mayor que se quedaban en el aire, alguien debía agarrarlas y darles mas fuerza, quizá... podía aprovecharse de ello. Aunque la idea ya desde el principio le interesaba, la probabilidad de darse aires de importancia bueno, nunca estaba mal.
Lo primero, la giganta ya lo estaba tratando de forma formal... pero eso no era necesario, al fin y al cabo, bueno. Serían compañeros. -Señorita zirko, no hacen falta tantas formalidades... bajo la mirada del gran artífice todos somos iguales, Hija mía. Mientras respetemos al prójimo, no habrá necesidad de pedir las cosas de forma tan formal, por favor. baja para que pueda verte mejor. Al escuchar a la giganta disculparse y al señor mayor exponer sus ideales, el sargento mantuvo una expresión calmada, casi contemplativa, parecía tratar de sopesar cualquier detalle, dejándose atrapar por las voces y sensaciones de las palabras que iban flotando, no le urgía interrumpir al anciano, necesitaba que tuviera un aura de importancia pero no era el momento de acaparar la atención, bastaba con asentir con delicadeza las palabras de Arthur. Dedicarle a Zirko una breve mirada comprensiva y a Henry, una leve inclinación de cabeza al notar su entusiasmos. Gestos sencillos, casi imperceptibles, pero.. que podían aludir a un significado de cercanía, trataba de hacer que se sintieran cómodos en su presencia, hacerles notar... que el los entendía a la perfección.
Una vez Arthur acabó, era su momento de exponerse. -Disculpad... solo quería decir que, Tenemos la fortuna de compartir el mismo anhelo, Hermanos.- Comentó con naturalidad, el tono de voz que usaba era bajo para simular una situación intimista. -El destino, nos cruza aquí, lejos del bullicio de los cuarteles y la formalidades innecesarias. Quizá eso sea una señal: no es una casualidad que nosotros, que claramente somos diferentes de nuestros compañeros, creyendo en la esencia más pura de la justicia nos hayamos reunidos... solo puede ser obra del Artifice, el dios que nos guía hacia el mundo de la armonía. Mientras hablaba, observando la mano de zirko hacer movimientos extraños. Mantenía sus manos en la posición de rezo habitual, extendiendo sus alas para poder aumentar su presencia, mientras la luz pasaba por su halo. Sus palabras no sonaban a un discurso; más bien... eran una reflexión lanzada al viento, un eco de las convicciones de Arthur, de la voluntad de la gigante y de todo lo que sabía del Suboficial Henry. No era ordenes ni peticiones directas, sólo una leve insinuación de que estaban destinados a un propósito mayor, uno que les beneficiaría a todos.... y, en especial. a quien supiera guiar esos espíritus hacía un cauce provechoso.
-Lo importante- Continuó. -Es que lo que surja hoy crezca con raíces firmas, necesitaremos más que fuerza física, aunque he de decir que Zirko será excepcionalmente útil, soy capaz de ver potencial en su alma. Pero mas que eso, necesitamos paciencia, Buen juicio y confianza mutua. Si cada uno puede aportar su virtud, quizás logremos algo que trascienda cualquier cargo o rango. Algo por lo cual merezca la pena arremangarse y trabajar en silencio, sin buscar más recompensa que la tranquilidad de haber hecho lo correcto... Confiad en mi.
Tras eso, se hizo el silencio, dejando tras de si una pausa, como si dejara espacio para que los otros terminaran la idea en su mente, el gesto era de alguien ofreciendo un cálido abrigo en una tarde fresca: No se imponía, ni reclamaba nada abiertamente, invitando a que el resto diera un paso más cerca de su orbita. Un ligero desvío de su mirada hacía Arthur podía interpretarse como un ofrecimiento tácito, la idea de que él, podría facilitar esa unión. Pero no lo dijo. Simplemente... dejó la sugerencia suspendida en el aire.
Lo primero, la giganta ya lo estaba tratando de forma formal... pero eso no era necesario, al fin y al cabo, bueno. Serían compañeros. -Señorita zirko, no hacen falta tantas formalidades... bajo la mirada del gran artífice todos somos iguales, Hija mía. Mientras respetemos al prójimo, no habrá necesidad de pedir las cosas de forma tan formal, por favor. baja para que pueda verte mejor. Al escuchar a la giganta disculparse y al señor mayor exponer sus ideales, el sargento mantuvo una expresión calmada, casi contemplativa, parecía tratar de sopesar cualquier detalle, dejándose atrapar por las voces y sensaciones de las palabras que iban flotando, no le urgía interrumpir al anciano, necesitaba que tuviera un aura de importancia pero no era el momento de acaparar la atención, bastaba con asentir con delicadeza las palabras de Arthur. Dedicarle a Zirko una breve mirada comprensiva y a Henry, una leve inclinación de cabeza al notar su entusiasmos. Gestos sencillos, casi imperceptibles, pero.. que podían aludir a un significado de cercanía, trataba de hacer que se sintieran cómodos en su presencia, hacerles notar... que el los entendía a la perfección.
Una vez Arthur acabó, era su momento de exponerse. -Disculpad... solo quería decir que, Tenemos la fortuna de compartir el mismo anhelo, Hermanos.- Comentó con naturalidad, el tono de voz que usaba era bajo para simular una situación intimista. -El destino, nos cruza aquí, lejos del bullicio de los cuarteles y la formalidades innecesarias. Quizá eso sea una señal: no es una casualidad que nosotros, que claramente somos diferentes de nuestros compañeros, creyendo en la esencia más pura de la justicia nos hayamos reunidos... solo puede ser obra del Artifice, el dios que nos guía hacia el mundo de la armonía. Mientras hablaba, observando la mano de zirko hacer movimientos extraños. Mantenía sus manos en la posición de rezo habitual, extendiendo sus alas para poder aumentar su presencia, mientras la luz pasaba por su halo. Sus palabras no sonaban a un discurso; más bien... eran una reflexión lanzada al viento, un eco de las convicciones de Arthur, de la voluntad de la gigante y de todo lo que sabía del Suboficial Henry. No era ordenes ni peticiones directas, sólo una leve insinuación de que estaban destinados a un propósito mayor, uno que les beneficiaría a todos.... y, en especial. a quien supiera guiar esos espíritus hacía un cauce provechoso.
-Lo importante- Continuó. -Es que lo que surja hoy crezca con raíces firmas, necesitaremos más que fuerza física, aunque he de decir que Zirko será excepcionalmente útil, soy capaz de ver potencial en su alma. Pero mas que eso, necesitamos paciencia, Buen juicio y confianza mutua. Si cada uno puede aportar su virtud, quizás logremos algo que trascienda cualquier cargo o rango. Algo por lo cual merezca la pena arremangarse y trabajar en silencio, sin buscar más recompensa que la tranquilidad de haber hecho lo correcto... Confiad en mi.
Tras eso, se hizo el silencio, dejando tras de si una pausa, como si dejara espacio para que los otros terminaran la idea en su mente, el gesto era de alguien ofreciendo un cálido abrigo en una tarde fresca: No se imponía, ni reclamaba nada abiertamente, invitando a que el resto diera un paso más cerca de su orbita. Un ligero desvío de su mirada hacía Arthur podía interpretarse como un ofrecimiento tácito, la idea de que él, podría facilitar esa unión. Pero no lo dijo. Simplemente... dejó la sugerencia suspendida en el aire.