Arthur Soriz
Gramps
10-12-2024, 05:35 AM
Honestamente la nueva postura que adoptaba Zirko no es que fuese muy de mi agrado, ¿demasiado llamativa? Pero como lo que se le veía más que nada era la cara, eran cosas que podía ignorar... la juventud es algo que a cada día que pasa menos comprendo. Suspiré suavemente, dándoles la oportunidad a cada uno de expresas sus intereses, sus ideales, aunque fuera exponerlos un poco para que se abrieran a la posibilidad de que a pesar de seguir un camino firme cada quien, tenían la libertad de también tener sus creencias... aunque siempre con ciertos límites.
Y ese límite llegaría cuando al primero que escuché fue a Henry el cual se llamaba a si mismo un arma que llevaría la justicia a base de fuerza y nada más. Rechisté, dándole una suave palmada en la espalda hablando en un tono de voz que pudieran todos escuchar porque no estábamos ahí para andarnos con secretos.
— Henry, escúchame bien... comprendo que estés pasando por un momento en la que no entiendas ni controles del todo tus poderes, pero no debes dejar que estos te controlen a ti... ¿está bien? Tienes que sobreponerte a ello y recordar que, al final del día... somos Marines.
Expresé queriendo aunque fuera darle palabras reconfortantes que calmaran su corazón ardiente. Se notaba además la temperatura que exudaba de su cuerpo, un calor abrasador que se volvió incluso un tanto incómodo. No parecía que estuviera aún en completo control de sus poderes... mucho menos de sus emociones pero no me esperaba más de un joven, con las hormonas revolucionadas y el corazón en la mano con sus emociones a flor de piel.
— Nuestro trabajo está en proteger la felicidad de los que nos necesitan como dije en el folleto, eso significa que a veces la mejor decisión no es la más hostil... sino todo lo contrario. — hice una pausa, mostrándole una pequeña sonrisa a aquel que seguía viendo como el niño de las flores, aquel que conocí en las costas de Kilombo. — Y cuando sientas que las cosas se te están saliendo de control, no vas a estar solo... ¿verdad muchachos?
Pregunté de forma retórica, mirando de reojo tanto al Sargento Sirius como a la recluta Zirko.
Con eso dicho, me pareció prudente exponer los principios de aquella brigada que pensaba hacer, sin importar quién se quisiera unir. A fin de cuentas, nada estaba tallado en piedra aún... no eran mandamientos pero pensaba que cada quien los respetara como respetaban a la Marina y a los ciudadanos que debíamos proteger.
Y ese límite llegaría cuando al primero que escuché fue a Henry el cual se llamaba a si mismo un arma que llevaría la justicia a base de fuerza y nada más. Rechisté, dándole una suave palmada en la espalda hablando en un tono de voz que pudieran todos escuchar porque no estábamos ahí para andarnos con secretos.
— Henry, escúchame bien... comprendo que estés pasando por un momento en la que no entiendas ni controles del todo tus poderes, pero no debes dejar que estos te controlen a ti... ¿está bien? Tienes que sobreponerte a ello y recordar que, al final del día... somos Marines.
Expresé queriendo aunque fuera darle palabras reconfortantes que calmaran su corazón ardiente. Se notaba además la temperatura que exudaba de su cuerpo, un calor abrasador que se volvió incluso un tanto incómodo. No parecía que estuviera aún en completo control de sus poderes... mucho menos de sus emociones pero no me esperaba más de un joven, con las hormonas revolucionadas y el corazón en la mano con sus emociones a flor de piel.
— Nuestro trabajo está en proteger la felicidad de los que nos necesitan como dije en el folleto, eso significa que a veces la mejor decisión no es la más hostil... sino todo lo contrario. — hice una pausa, mostrándole una pequeña sonrisa a aquel que seguía viendo como el niño de las flores, aquel que conocí en las costas de Kilombo. — Y cuando sientas que las cosas se te están saliendo de control, no vas a estar solo... ¿verdad muchachos?
Pregunté de forma retórica, mirando de reojo tanto al Sargento Sirius como a la recluta Zirko.
Con eso dicho, me pareció prudente exponer los principios de aquella brigada que pensaba hacer, sin importar quién se quisiera unir. A fin de cuentas, nada estaba tallado en piedra aún... no eran mandamientos pero pensaba que cada quien los respetara como respetaban a la Marina y a los ciudadanos que debíamos proteger.
[ · · · ]
Honor como Estandarte ... Cada acción debe reflejar orgullo y respeto por la Marina. Un verdadero Marine no mancha su palabra ni su uniforme.
Fuerza en el Deber ... El cuerpo puede flaquear, pero la voluntad jamás. Un miembro del Kaigekitai se mantiene firme, sin importar la adversidad. Ser fuerte no es una opción, es un deber.
Unidad Inquebrantable ... Los miembros del Kaigekitai son hermanos. En batalla, nadie queda atrás; juntos avanzan, juntos triunfan.
Protección del Inocente ... La justicia no distingue rangos ni orígenes. El Kaigekitai está donde más se le necesita, porque proteger a los débiles es la esencia de ser un verdadero Marine.
Nunca Retroceder ... La cobardía no tiene cabida en el Kaigekitai. Si el enemigo es más fuerte, se enfrenta con astucia. Si es más numeroso, con valor. El verdadero Marine no huye; lucha hasta el final.
De Mar y Acero ... Ser parte del Kaigekitai significa encarnar el ideal de un Marine firme, leal y resuelto. No por simple apariencia, sino por acción, carácter y ejemplo.
Lealtad Absoluta a la Marina ... La justicia de la Marina es la brújula del Kaigekitai. La lealtad es el corazón de un Marine de honor y la base sobre la cual se construye su legado.
Justicia, No Crueldad ... El Kaigekitai lucha con convicción, pero no con odio. La vida, incluso la de un enemigo, es un peso que no se toma a la ligera. No se mata por placer, ni siquiera cuando el enemigo parece irreparable. La verdadera justicia está en dar segundas oportunidades siempre que sea posible y en castigar solo cuando sea necesario.
Fuerza en el Deber ... El cuerpo puede flaquear, pero la voluntad jamás. Un miembro del Kaigekitai se mantiene firme, sin importar la adversidad. Ser fuerte no es una opción, es un deber.
Unidad Inquebrantable ... Los miembros del Kaigekitai son hermanos. En batalla, nadie queda atrás; juntos avanzan, juntos triunfan.
Protección del Inocente ... La justicia no distingue rangos ni orígenes. El Kaigekitai está donde más se le necesita, porque proteger a los débiles es la esencia de ser un verdadero Marine.
Nunca Retroceder ... La cobardía no tiene cabida en el Kaigekitai. Si el enemigo es más fuerte, se enfrenta con astucia. Si es más numeroso, con valor. El verdadero Marine no huye; lucha hasta el final.
De Mar y Acero ... Ser parte del Kaigekitai significa encarnar el ideal de un Marine firme, leal y resuelto. No por simple apariencia, sino por acción, carácter y ejemplo.
Lealtad Absoluta a la Marina ... La justicia de la Marina es la brújula del Kaigekitai. La lealtad es el corazón de un Marine de honor y la base sobre la cual se construye su legado.
Justicia, No Crueldad ... El Kaigekitai lucha con convicción, pero no con odio. La vida, incluso la de un enemigo, es un peso que no se toma a la ligera. No se mata por placer, ni siquiera cuando el enemigo parece irreparable. La verdadera justicia está en dar segundas oportunidades siempre que sea posible y en castigar solo cuando sea necesario.
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Parecía ensayado mientras lo decía, y en gran parte lo era, a saber cuántas veces lo habré repetido en mi cabeza, frente a un espejo, mientras entrenaba como si fuese un karma que debía mantener en mis memorias a todo momento para nunca olvidar el camino a seguir. Como un profeta guiando a su rebaño, seguía estos principios al pie de la letra todo el tiempo.
— Sé que es mucho para recordar... pero esto es en lo que creo, lo que quiero darle al mundo... no Marines a los que deban temer para seguir la ley, sino que lo hagan porque lo desean... a sabiendas de que pueden dormir en paz... porque habrá quienes defiendan esa tranquilidad. — hice una pausa, dándole un trago a la limonada que me había servido. Los miré a los tres, cada uno tenía lo suyo... seguramente con sus propios ideales, sus maneras de llevar las cosas y traer justicia a quienes la precisaban, no pensaba obligarles a aceptarlo... tan solo que lo entendieran, lo respetaran... como yo los respetaba a ellos por igual.
Mi pecho se llenaba de orgullo y felicidad al poder transmitir al menos un poco de estos principios, para algunos extremos... para otros muy ligeros contra esos que atentaban la paz de la gente, pero para mi... era la única manera de restaurar la humanidad que el mundo había perdido ya antaño.
— ¿Qué dicen, están conmigo?
— Sé que es mucho para recordar... pero esto es en lo que creo, lo que quiero darle al mundo... no Marines a los que deban temer para seguir la ley, sino que lo hagan porque lo desean... a sabiendas de que pueden dormir en paz... porque habrá quienes defiendan esa tranquilidad. — hice una pausa, dándole un trago a la limonada que me había servido. Los miré a los tres, cada uno tenía lo suyo... seguramente con sus propios ideales, sus maneras de llevar las cosas y traer justicia a quienes la precisaban, no pensaba obligarles a aceptarlo... tan solo que lo entendieran, lo respetaran... como yo los respetaba a ellos por igual.
Mi pecho se llenaba de orgullo y felicidad al poder transmitir al menos un poco de estos principios, para algunos extremos... para otros muy ligeros contra esos que atentaban la paz de la gente, pero para mi... era la única manera de restaurar la humanidad que el mundo había perdido ya antaño.
— ¿Qué dicen, están conmigo?