Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
10-12-2024, 08:54 AM
Ragn observó a la mujer-pez con la misma intensidad que antes, aunque ahora sus ojos estaban cargados de una mezcla de curiosidad y leve irritación. Sus músculos aún estaban tensos, como si la posibilidad de otro enfrentamiento lo mantuviera listo para atacar en cualquier momento. Pero al escucharla hablar, y especialmente al notar cómo se relajaba su postura, sus labios se torcieron en una sonrisa, no tan salvaje como antes, pero aún desafiante. —¿Detectarr, eh? —Dijo irónico, con ese tono entre burla y seriedad que era tan suyo. Asintió ligeramente al escucharla mencionar el haki, mostrando un destello de reconocimiento en sus ojos. No era extraño que alguien de su calibre supiera usarlo, pero sí le impresionaba que lo usara con esa precisión, algo que él rara vez hacía por pura terquedad. Dio un paso más al frente, dejando que el suelo bajo sus botas crujiera como si marcara su presencia— Dirrrías que no tengo malas intenssiones... perrro no quitarr que seas desconfiiada. —Una carcajada corta brotó de su garganta, más grave que antes.
Sus ojos se desviaron hacia su propia mano cuando ella mencionó el veneno, y luego la siguió con la mirada mientras cubría su extremidad en haki y neutralizaba los efectos de su gas. Interesante. Eso le decía mucho, no solo tenía poder, sino también control. Apreciaba eso en un adversario, aunque no lo diría en voz alta. —Sí, frruta de diablo. —Admitió, con un encogimiento de hombros que parecía restarle importancia.—No sé tu nombrtte exacto, ni me interrresa. Interrese tu fuerssa. Pero si poderrr desssir nombre, mejor ... —Levantó su puño derecho, aún chispeando levemente con aquella energía vibratoria que lo había envuelto antes. La nube de gas azulado que rodeaba su figura parecía intensificarse por un momento, antes de disiparse gradualmente. —Ragnheidrr, de Elbaf. Liberrador de Oykot. Así llamarrr. Aunque si mi assento te paresse familiarr... —La sonrisa volvió a su rostro, burlona pero cargada de orgullo— …Quissás sea porque conosserrr la tierra de guerreros de verrdad.
Hizo una pausa, ladeando ligeramente la cabeza mientras la observaba de arriba a abajo con una expresión pensativa, como si tratara de medirla más allá de la fuerza que ya había demostrado. —Tu nombre, mujerrr-pez. Quierro saber quién es la que me ha hecho perrrder sentido de brasso por un tiempo. —Flexionó el hombro derecho, como si aludiera al entumecimiento que aún sentía tras el golpe inicial. Pero no parecía enfadado por ello, más bien lo decía con un tono de respeto encubierto por su rudeza característica. Cuando mencionó las bestias de la selva, su expresión se endureció ligeramente, y algo en su mirada se volvió más serio, incluso más calculador. —¿Bestias que nunca he visto? —Se rascó la barba de varios días con la mano, como si procesara aquello.— Me lo pondrrán interrresante, al menos. Perrro… —La miró directo a los ojos, su voz grave resonando con una claridad que cortó cualquier sonido de fondo.— Aún no dessirrr qué hasserr aquí. Si no quierrer pelear, bien. Pero quierro saberlo. No gustarr idea de toparrrme con alguien con este tipo de poderrr sin saberrr qué es lo que busca.
Era directo, casi brutal en su forma de preguntar, pero había algo en su tono que denotaba una genuina curiosidad. Ragn no era del tipo que se involucraba en los asuntos de otros, pero tampoco podía evitar querer desentrañar los misterios que se cruzaban en su camino. Además, aunque se resistiera a admitirlo, empezaba a sentir cierta afinidad con esta gyojin que le había hecho cuestionarse si la lucha era siempre la mejor respuesta. — ¿Tnerrr comida? —preguntó sin venir a cuento, al escuchar a su estomago quejarse. Necesitaba comer, YA.
Sus ojos se desviaron hacia su propia mano cuando ella mencionó el veneno, y luego la siguió con la mirada mientras cubría su extremidad en haki y neutralizaba los efectos de su gas. Interesante. Eso le decía mucho, no solo tenía poder, sino también control. Apreciaba eso en un adversario, aunque no lo diría en voz alta. —Sí, frruta de diablo. —Admitió, con un encogimiento de hombros que parecía restarle importancia.—No sé tu nombrtte exacto, ni me interrresa. Interrese tu fuerssa. Pero si poderrr desssir nombre, mejor ... —Levantó su puño derecho, aún chispeando levemente con aquella energía vibratoria que lo había envuelto antes. La nube de gas azulado que rodeaba su figura parecía intensificarse por un momento, antes de disiparse gradualmente. —Ragnheidrr, de Elbaf. Liberrador de Oykot. Así llamarrr. Aunque si mi assento te paresse familiarr... —La sonrisa volvió a su rostro, burlona pero cargada de orgullo— …Quissás sea porque conosserrr la tierra de guerreros de verrdad.
Hizo una pausa, ladeando ligeramente la cabeza mientras la observaba de arriba a abajo con una expresión pensativa, como si tratara de medirla más allá de la fuerza que ya había demostrado. —Tu nombre, mujerrr-pez. Quierro saber quién es la que me ha hecho perrrder sentido de brasso por un tiempo. —Flexionó el hombro derecho, como si aludiera al entumecimiento que aún sentía tras el golpe inicial. Pero no parecía enfadado por ello, más bien lo decía con un tono de respeto encubierto por su rudeza característica. Cuando mencionó las bestias de la selva, su expresión se endureció ligeramente, y algo en su mirada se volvió más serio, incluso más calculador. —¿Bestias que nunca he visto? —Se rascó la barba de varios días con la mano, como si procesara aquello.— Me lo pondrrán interrresante, al menos. Perrro… —La miró directo a los ojos, su voz grave resonando con una claridad que cortó cualquier sonido de fondo.— Aún no dessirrr qué hasserr aquí. Si no quierrer pelear, bien. Pero quierro saberlo. No gustarr idea de toparrrme con alguien con este tipo de poderrr sin saberrr qué es lo que busca.
Era directo, casi brutal en su forma de preguntar, pero había algo en su tono que denotaba una genuina curiosidad. Ragn no era del tipo que se involucraba en los asuntos de otros, pero tampoco podía evitar querer desentrañar los misterios que se cruzaban en su camino. Además, aunque se resistiera a admitirlo, empezaba a sentir cierta afinidad con esta gyojin que le había hecho cuestionarse si la lucha era siempre la mejor respuesta. — ¿Tnerrr comida? —preguntó sin venir a cuento, al escuchar a su estomago quejarse. Necesitaba comer, YA.