[Común] ¿Un nuevo gremio de cazadores?

Shy observó con decepción como Illyasbabel fue capaz de desviar su aguja sin problemas, a pesar de ser un ataque impredecible. No obstante, al menos había sido lo suficientemente disuasorio como para hacerle dejar de volar en su dirección, yendo en su lugar a la azotea desde la que habían empezado a combatir. Shy se lo tomó como una suerte de tiempo muerto, de modo que recogió sus armas y saltó -gracias a su buena agilidad- hasta la misma azotea. Allí, Illyasbabel le proponía finalizar el entrenamiento, con sus otras dos agujas en la mano.

Se lo pensó uno o dos segundos. Se había guardado Haki para un asalto más, y todavía tenía algo de energía. No obstante, era lo suficientemente prudente como para saber que eso no iba a llevarle a ninguna parte, que su compañero era MUY superior a él en fuerza y habilidad, y que no había ningún tipo de esperanza de vencer en aquel encuentro. Desde luego, tendría que entrenar mucho, o podría perder la vida ante un oponente de similar pericia. Shy asintió. Un combate inconcluso era, desde luego, un resultado infinitamente mejor a acabar troceado en Tequila Wolf, ya fuera en un entrenamiento o en un combate real. Además, le empezaba a escocer la herida del pecho y se le dormía el brazo. Muy bien, lo dejaremos en empate, pensó, con el gran descaro que tiene un claro perdedor al equipararse al ganador.

-Vale -cedió, poniendo fin a la contienda.

Se acercó hasta su compañero. Se le hacía difícil sonreírle o incluso mirarle a los ojos, pero aquella interacción había sido uno de los contactos más sinceros que había tenido con su camarada desde que le había conocido. Casi podría llegar a decir que había disfrutado de aquello. Tomó sus agujas y la pistola, y dio un par de palmadas a su compañero en el brazo -mientras miraba al suelo, porque se había puesto un poco nervioso por acercarse tanto a otra persona para hablarle-. Asintió, conforme con cómo había acabado el asunto.

-Bien luchado -dijo con sinceridad, aunque su voz no se desplazó de aquella entonación neutra y fría.

Con diligencia, recolocó sus armas dentro de su ropa, sujetas todas por los pequeños pliegues de tela que había tejido. Esperaba que Illyasbabel dijera algo, porque, la verdad, ahora le daba algo de vergüencita hablar -como le pasaba a veces, cuando tenía sus noches de pasión con Ame-. Además, sentía que el estupor del alcohol le estaba volviendo, de modo que no podría decir nada con mucho sentido.