
Baltazar Bonez
Mr.Bonez
11-12-2024, 11:26 PM
(Última modificación: 11-12-2024, 11:29 PM por Baltazar Bonez.)
Realmente no podía creer su mala suerte, no solo tenía que lidiar con aquel idiota alado, sino que también debía deshacerse de aquellos piratas que ahora le seguían de cerca los pasos, siendo realmente el peor momento para que aparecieran estos tipos después de todas las molestias que había tenido que pasar para por fin deshacerse del solarian. Agilmente, Bonez saltaba entre obstáculos y murallas de casas y callejones para perderle el rastro a ese grupo de piratas, los cuales parecían obsesionados con poner sus manos en el chico de piel grafito. Por su parte, aún no se había dado cuenta de que aún mantenía aquella bolsa de papel que contenía aquel ovillo de lana en su mano. Tal vez era la intensidad de la persecución, pero instintivamente parecía aferrarse a ella con todas sus fuerzas, aun cuando su mente estaba completamente centrada en perder de vista a esos malditos piratas.
Ya con algunos giros bruscos y saltos entre techos y calles, Bonez había logrado deshacerse de un buen número de sus perseguidores. No obstante, algunos de ellos parecían ser lo suficientemente habilidosos para seguirle el rastro. El pícaro solamente miraba hacia atrás cuando doblaba por alguna esquina o se escabullía por algún obstáculo que fuera difícil de sobrepasar. Bonez mantenía un ritmo de respiración constante, intentando mantener su estamina bajo control, a su vez que estaba atento por ver si aquel solarian que había estado tras su pista hace un rato atrás le había logrado rastrear de manera efectiva. Después de todo, aquel bullicio de la persecución tal vez fuera suficiente para llamarle la atención.
Así, entre toda esa conmoción que se había formado entre la persecución y los avisos de alarma que habían recibido los comerciantes, la marina también se había hecho eco de que había un hombre alado que estaba aterrorizando a los comerciantes, haciendo que una patrulla fuera en busca de aquel hombre, el cual había sido visto por última vez en la zona comercial céntrica de la ciudad. Parecía que no tendrían una pista clara de dónde se podría encontrar a aquel bandido alado, ya que de la nada parecía haber desaparecido de aquella zona sin aviso alguno. No obstante, cuando parecía que no darían con aquel sospechoso, una llamada en el den den mushi del capitán de los marines dio aviso sobre un altercado que se estaba dando en la zona portuaria. Los marines aún no estaban seguros si es que aquello tendría algo que ver con el sospechoso por el cual los comerciantes se habían quejado hace un rato atrás, pero ante la falta de información que recibían, no perdían nada con echar un ojo a toda la revuelta que se había formado en esos momentos.
Fue en los momentos donde Bonez escapaba de sus perseguidores mientras era asechado por Gavyn que los terceros en aquella encrucijada hicieron acto de presencia. Y es que, después de haber llegado al puerto en el momento en el que ocurría la persecución, los marines habían visto una figura que se asimilaba a la del solarian que los comerciantes habían descrito por aquellas llamadas al cuartel general, a aquel supuesto ladrón que andaba saltando de techo en techo en la zona comercial. Así fue como, antes de que Gavyn pudiera disfrutar de la ventaja que le habían otorgado los piratas, se pudo escuchar el martilleo de una pistola detrás de él, lográndose ver la figura de un grupo de marines, los cuales habían buscado una altura favorable para aproximarse a su objetivo. Lentamente, el capitán del escuadrón esperó a que el rubio estuviera distraído viendo por ver aquella persecución y así saltar desde otro tejado hacia donde se encontraba Gavyn junto al resto de su escuadrón, apuntándole tanto el capitán como los marines rasos que sostenían sendos rifles en dirección a su objetivo.
Quieto, Solarian, no te muevas un solo centímetro si no quieres tener plomo entre tus cejas. El capitán se acercaba con cautela, con pasos lentos y cautelosos, mientras podía apreciar el cabello rubio del chico alado, apuntándole sin dejar de mirar a su objetivo. Al parecer has causado muchos problemas en la zona comercial, así que tendrás que responder unas cuantas preguntas. Dice de manera calma, pero aun así con voz de orden, observando aquellas alas con atención por si intentaba cualquier tipo de movimiento sorpresivo, como lo haría cualquier sospechoso que escapaba de la ley o, por lo menos, así había sido descrito por los mercaderes de la ciudad.
Ya con algunos giros bruscos y saltos entre techos y calles, Bonez había logrado deshacerse de un buen número de sus perseguidores. No obstante, algunos de ellos parecían ser lo suficientemente habilidosos para seguirle el rastro. El pícaro solamente miraba hacia atrás cuando doblaba por alguna esquina o se escabullía por algún obstáculo que fuera difícil de sobrepasar. Bonez mantenía un ritmo de respiración constante, intentando mantener su estamina bajo control, a su vez que estaba atento por ver si aquel solarian que había estado tras su pista hace un rato atrás le había logrado rastrear de manera efectiva. Después de todo, aquel bullicio de la persecución tal vez fuera suficiente para llamarle la atención.
Así, entre toda esa conmoción que se había formado entre la persecución y los avisos de alarma que habían recibido los comerciantes, la marina también se había hecho eco de que había un hombre alado que estaba aterrorizando a los comerciantes, haciendo que una patrulla fuera en busca de aquel hombre, el cual había sido visto por última vez en la zona comercial céntrica de la ciudad. Parecía que no tendrían una pista clara de dónde se podría encontrar a aquel bandido alado, ya que de la nada parecía haber desaparecido de aquella zona sin aviso alguno. No obstante, cuando parecía que no darían con aquel sospechoso, una llamada en el den den mushi del capitán de los marines dio aviso sobre un altercado que se estaba dando en la zona portuaria. Los marines aún no estaban seguros si es que aquello tendría algo que ver con el sospechoso por el cual los comerciantes se habían quejado hace un rato atrás, pero ante la falta de información que recibían, no perdían nada con echar un ojo a toda la revuelta que se había formado en esos momentos.
Fue en los momentos donde Bonez escapaba de sus perseguidores mientras era asechado por Gavyn que los terceros en aquella encrucijada hicieron acto de presencia. Y es que, después de haber llegado al puerto en el momento en el que ocurría la persecución, los marines habían visto una figura que se asimilaba a la del solarian que los comerciantes habían descrito por aquellas llamadas al cuartel general, a aquel supuesto ladrón que andaba saltando de techo en techo en la zona comercial. Así fue como, antes de que Gavyn pudiera disfrutar de la ventaja que le habían otorgado los piratas, se pudo escuchar el martilleo de una pistola detrás de él, lográndose ver la figura de un grupo de marines, los cuales habían buscado una altura favorable para aproximarse a su objetivo. Lentamente, el capitán del escuadrón esperó a que el rubio estuviera distraído viendo por ver aquella persecución y así saltar desde otro tejado hacia donde se encontraba Gavyn junto al resto de su escuadrón, apuntándole tanto el capitán como los marines rasos que sostenían sendos rifles en dirección a su objetivo.
Quieto, Solarian, no te muevas un solo centímetro si no quieres tener plomo entre tus cejas. El capitán se acercaba con cautela, con pasos lentos y cautelosos, mientras podía apreciar el cabello rubio del chico alado, apuntándole sin dejar de mirar a su objetivo. Al parecer has causado muchos problemas en la zona comercial, así que tendrás que responder unas cuantas preguntas. Dice de manera calma, pero aun así con voz de orden, observando aquellas alas con atención por si intentaba cualquier tipo de movimiento sorpresivo, como lo haría cualquier sospechoso que escapaba de la ley o, por lo menos, así había sido descrito por los mercaderes de la ciudad.