Shiro
Ninguno
07-08-2024, 06:39 AM
Sorprendentemente para Shiro la situación hasta el momento había ido genial. La pareja parecía despreocupada y amable, no solo entre ellos como había podido observar cuando los vio desde lo lejos antes de preguntarles por la dirección del concurso; sino también con él que era un mero desconocido. En cualquier otra situación Shiro hubiese pensado que había gato encerrado por algún sitio, que esto era una simple estafa y que lo llevaban a algún sitio a desvalijarle y que la cosa terminaría mal; pero por alguna extraña razón se sentía tranquilo caminando junto a ellos. Era una sensación similar a cuando pasaba rato con Hayato. Se podía palpar la camaradería y el compañerismo entre los dos… Y no pudo evitar incluso sentir algo de envidia al recordar lo que le habían hecho. Eso era algo que él ya tenía y le habían arrebatado.
El peliblanco no quiso inmiscuirse en el emotivo momento que estaban teniendo sus acompañantes. No quería estropearlo con alguna palabra fuera de sintonía que rompiera la magia, sino más bien una parte que creía enterrada en lo más profundo de su ser lo que quería era ser partícipe de la misma y verse así mismo como parte de la tripulación que mencionaba Lance. Empezaba a sentirse agotado de verse cómo se encontraba actualmente, solo e inmerso en una persecución infinita la cual no sabía si llegaría a tener un fin siquiera; por lo que al final la aparición del grupo de gente había ayudado al espadachín a poder alejar todos esos pensamientos y centrarse en lo que estaba pasando frente a ellos.
- Tranquilo muchacho, cada quien tiene su derecho a defender lo que es justo. - Aunque también, cada uno es libre de actuar siempre que no afecta a los demás - dijo Lance cambiando el tono de voz. Al principio Shiro creyó que lo que buscaba era enardecer al grupo de personas por algún motivo. Claramente el subir el tono era para hacerse oír y dado su tamaño no tardó en ser el objeto de un montón de miradas furibundas.
El peliblanco busco con la mirada a Juuken y vio como este se echaba mano de la espada que llevaba, por lo que antes de darse cuenta estaba imitándolo de forma inconsciente. Demasiados años sin poder dormir tranquilo como para perder la costumbre de estar raudo a la hora agarrar el arma. Bastaba un segundo de diferencia para separar la vida de la muerte y el peliblanco no iba a ganarse la segunda por no estar atento.
La tensión aumentaba mientras Lance seguía sermoneando a los sermoneadores y entonces Shiro notó como se le acercaba Juuken a preguntarle si entendía qué pasaba. - Solo son alborotadores que no han pasado hambre nunca - contesté mientras me posicionaba tras Lance que comenzaba a abrirse paso. Desde luego Shiro que había tenido que alimentarse de alimañas de manera literal no podía entender los sinsentidos de aquellas personas abraza árboles. Si no quieren ellos la comida que se la lleven a los vertederos. Verán como allí es más que bienvenida pensó el muchacho sin despegar la mano de la empuñadura mientras aguantaba la mirada de aquellos que decían amar a los animales que estaban apunto de pelearse con otros seres humanos. Malditos locos.
Por suerte el aura que impregnaba a Lance mientras caminaba mantuvo a todo el mundo a raya y por fin pudieron cruzar la marabunta de personas hasta alcanzar el recinto donde se celebraba el concurso. La tensión del momento había tenido a Shiro tan centrado en el gentío que no se había percatado del sinfín de aromas que rodeaban el lugar. Mirase por donde mirase el joven espadachín solo veía a gente comiendo o a gente llevando comida. Era todo un sueño y él internamente solo quería ser como el gordo que acababa de caer desmayado. No sabía el tiempo que hacía que no comía hasta reventar… si es que alguna vez había llegado a darse semejante homenaje.
-¡Vamos a comer! Seguro que si cogemos algo y nos sentamos en esa mesa nos seguirán poniendo como al resto. - dijo Juuken sacando a Shiro del mundo de los olores en el que había quedado atrapado. Al parecer al fin el peliblanco podría comer y parecía ser que no era el único con ganos. - ¿Vamos? - insistió el pelinegro con esa jovialidad que no lo dejaba ni por un instante desde que Shiro lo había conocido.
-Depende… ¿Nos deja el sargento Lance? - preguntó el joven peliblanco a modo broma. Estaba verdaderamente embriagado por toda la comida a su alrededor y los ojos cristalinos le brillaban de emoción y alegría. - Me pido el trece - prosiguió Shiro para acto seguido marchar hacia el estante con dicho número. - Y quien pierda paga las bebidas después - continuó el peliblanco mientras tomaba asiento.
Tras unos instantes en el cada participante fue colocándose cada en su sitio no tardó en llegar el primer plato de comida junto a un pistoletazo de salida. El joven espadachín ya no vio más allá de su plato y comenzó a devorar deleitándose con cada matiz de la comida.
La comida entraba y la alegría aumentaba a cada bocado. Comenzó a pasar el tiempo y el personal del concurso comenzó a gritar números. El joven pensó que seguramenre eran las personas que iban cayendo eliminadas, pero no se paró a comprobar si alguno de ellos era su compañero. Estaba dispuesto a salir de allí rodando y no pensaba quitarle la vista a su comida.
-¡Sigan así! - gritó una voz. - Solo quedan cuatro y tendremos al ganador de esta ronda ¡No paréis de comer muchachos!
El peliblanco no quiso inmiscuirse en el emotivo momento que estaban teniendo sus acompañantes. No quería estropearlo con alguna palabra fuera de sintonía que rompiera la magia, sino más bien una parte que creía enterrada en lo más profundo de su ser lo que quería era ser partícipe de la misma y verse así mismo como parte de la tripulación que mencionaba Lance. Empezaba a sentirse agotado de verse cómo se encontraba actualmente, solo e inmerso en una persecución infinita la cual no sabía si llegaría a tener un fin siquiera; por lo que al final la aparición del grupo de gente había ayudado al espadachín a poder alejar todos esos pensamientos y centrarse en lo que estaba pasando frente a ellos.
- Tranquilo muchacho, cada quien tiene su derecho a defender lo que es justo. - Aunque también, cada uno es libre de actuar siempre que no afecta a los demás - dijo Lance cambiando el tono de voz. Al principio Shiro creyó que lo que buscaba era enardecer al grupo de personas por algún motivo. Claramente el subir el tono era para hacerse oír y dado su tamaño no tardó en ser el objeto de un montón de miradas furibundas.
El peliblanco busco con la mirada a Juuken y vio como este se echaba mano de la espada que llevaba, por lo que antes de darse cuenta estaba imitándolo de forma inconsciente. Demasiados años sin poder dormir tranquilo como para perder la costumbre de estar raudo a la hora agarrar el arma. Bastaba un segundo de diferencia para separar la vida de la muerte y el peliblanco no iba a ganarse la segunda por no estar atento.
La tensión aumentaba mientras Lance seguía sermoneando a los sermoneadores y entonces Shiro notó como se le acercaba Juuken a preguntarle si entendía qué pasaba. - Solo son alborotadores que no han pasado hambre nunca - contesté mientras me posicionaba tras Lance que comenzaba a abrirse paso. Desde luego Shiro que había tenido que alimentarse de alimañas de manera literal no podía entender los sinsentidos de aquellas personas abraza árboles. Si no quieren ellos la comida que se la lleven a los vertederos. Verán como allí es más que bienvenida pensó el muchacho sin despegar la mano de la empuñadura mientras aguantaba la mirada de aquellos que decían amar a los animales que estaban apunto de pelearse con otros seres humanos. Malditos locos.
Por suerte el aura que impregnaba a Lance mientras caminaba mantuvo a todo el mundo a raya y por fin pudieron cruzar la marabunta de personas hasta alcanzar el recinto donde se celebraba el concurso. La tensión del momento había tenido a Shiro tan centrado en el gentío que no se había percatado del sinfín de aromas que rodeaban el lugar. Mirase por donde mirase el joven espadachín solo veía a gente comiendo o a gente llevando comida. Era todo un sueño y él internamente solo quería ser como el gordo que acababa de caer desmayado. No sabía el tiempo que hacía que no comía hasta reventar… si es que alguna vez había llegado a darse semejante homenaje.
-¡Vamos a comer! Seguro que si cogemos algo y nos sentamos en esa mesa nos seguirán poniendo como al resto. - dijo Juuken sacando a Shiro del mundo de los olores en el que había quedado atrapado. Al parecer al fin el peliblanco podría comer y parecía ser que no era el único con ganos. - ¿Vamos? - insistió el pelinegro con esa jovialidad que no lo dejaba ni por un instante desde que Shiro lo había conocido.
-Depende… ¿Nos deja el sargento Lance? - preguntó el joven peliblanco a modo broma. Estaba verdaderamente embriagado por toda la comida a su alrededor y los ojos cristalinos le brillaban de emoción y alegría. - Me pido el trece - prosiguió Shiro para acto seguido marchar hacia el estante con dicho número. - Y quien pierda paga las bebidas después - continuó el peliblanco mientras tomaba asiento.
Tras unos instantes en el cada participante fue colocándose cada en su sitio no tardó en llegar el primer plato de comida junto a un pistoletazo de salida. El joven espadachín ya no vio más allá de su plato y comenzó a devorar deleitándose con cada matiz de la comida.
La comida entraba y la alegría aumentaba a cada bocado. Comenzó a pasar el tiempo y el personal del concurso comenzó a gritar números. El joven pensó que seguramenre eran las personas que iban cayendo eliminadas, pero no se paró a comprobar si alguno de ellos era su compañero. Estaba dispuesto a salir de allí rodando y no pensaba quitarle la vista a su comida.
-¡Sigan así! - gritó una voz. - Solo quedan cuatro y tendremos al ganador de esta ronda ¡No paréis de comer muchachos!