Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
16-12-2024, 12:50 AM
El eco de las palabras de Asradi llenó el espacio, entremezclándose con el calor sofocante y las sombras alargadas que proyectaban las antorchas parpadeantes sobre las paredes rugosas del túnel. La amenaza, aunque disfrazada de falsa calma, hizo que varios de los hombres intercambiaran miradas nerviosas. El líder del grupo, sin embargo, permaneció inmóvil, evaluándola con una mirada fría y penetrante, como si intentara desentrañar si lo que acababa de decir era cierto o una maniobra desesperada. El entorno era opresivo, un sistema de túneles toscos, en su mayoría excavados a mano. Las paredes de piedra parecían húmedas por la condensación del calor que se intensificaba a medida que se adentraban más en las profundidades. Cada cruce y bifurcación presentaba pasajes estrechos que serpenteaban en direcciones inciertas. Pero bajo el silencio superficial, había algo más. Un leve retumbar casi imperceptible, un sonido distante y constante, como el pulso de algo más grande bajo sus pies. Si uno prestaba suficiente atención, podía notarse que el suelo no era completamente sólido; pequeñas grietas y marcas sugerían que por debajo podía haber más túneles, quizás algo aún más vasto y antiguo. Uno de los hombres, armado con una pistola rudimentaria, comentó algo al oído de otro, claramente inquieto por lo que acababa de escuchar. “Derrumbar los túneles”, “la Marina”, “las sirenas”. Palabras sueltas flotaban entre los susurros que iban creciendo entre los soldados, quienes comenzaron a perder la cohesión de su formación. Algunos no dejaban de mirar hacia las sombras del túnel más cercano a Asradi, como si la posibilidad de un colapso fuera más que suficiente para despertar sus instintos de supervivencia. A fin de cuentas, nadie quería morir, sin embargo los allía presentes sabían que había ciertos tratos con los marines, así que temor como tal, no era.
El líder, no obstante, levantó una mano, ordenando silencio con un gesto autoritario. Sus ojos, duros como el acero, no se apartaron de la sirena. Su mandíbula se tensó mientras sopesaba sus opciones, el eco de los pasos de más hombres acercándose detrás suyo llenando los huecos en su reflexión. A pesar de todo, incluso él parecía consciente de que la situación había cambiado; atacar a una criatura capaz de usar su voz como un arma de destrucción podría acabar mal para todos ellos. Finalmente, el hombre habló con un tono bajo y controlado, dirigiéndose a sus subordinados — Que nadie toque a los niños, pero rodead la salida. No os acerquéis demasiado. Si ella intenta algo, caerá.— Su orden pareció renovar algo de confianza entre sus hombres, que comenzaron a dispersarse lentamente, bloqueando accesos y asegurándose de mantener sus armas listas, pero evitando cualquier movimiento precipitado. Sin embargo, esto dejó claro algo para Asradi: no había forma de salir directamente por el camino por el que había llegado. La única opción viable era el túnel lateral cercano, pero este, aunque parecía menos protegido, presentaba un dilema. Por primera vez, los niños que estaban escondidos detrás de una de las rocas se movieron un poco más, lo suficiente como para que Asradi pudiera ver que no todos los pequeños estaban allí. Los que estaban más cerca del túnel lateral apenas eran tres, los más pequeños del grupo, pero había al menos otros dos niños mayores escondidos en una hendidura más alejada y más cerca del líder y sus hombres. El cálculo era inmediato y cruel, podría salvar a algunos si aprovechaba la confusión del momento, pero no a todos.
El túnel lateral era más estrecho que el principal, con paredes aún más rugosas y un techo bajo que obligaba a encorvarse ligeramente al pasar. Las sombras que se adentraban en él parecían más profundas, y el aire que salía de allí era más fresco pero con un extraño olor metálico, como si viniera de algo antiguo y olvidado en las profundidades. Si había una salida, tendría que estar al final de ese pasaje, pero las vibraciones del suelo y el leve retumbar constante sugerían que también podía haber más bajo sus pies, algo que quizás conectara con una red aún más grande de túneles desconocidos. El líder, al ver que Asradi no se movía de inmediato, habló de nuevo. — No durarás mucho si intentas enfrentarte a todos nosotros. Pero si cooperas, puede que no sea necesario que nadie muera aquí. Ni los niños. Ni tú. — A diferencia de los demás que te habías cruzado ese día, el tipo hablaba con una seguridad bastante imponente. De hecho, pasó absolutamente de Doxwy Dunberboord, el cual se terminó por levantar en ese mismo instante. Ni le miró a los ojos, denotando quién mandaba allí.
Los soldados se movían, cada vez más inquietos, formando un perímetro que cerraba lentamente las posibilidades. Pero el túnel lateral seguía allí, una invitación peligrosa pero innegable. Mientras tanto, el leve ruido de más hombres acercándose desde lo profundo del túnel principal resonaba más fuerte, avisando que el tiempo para decidir era cada vez más corto.
El líder, no obstante, levantó una mano, ordenando silencio con un gesto autoritario. Sus ojos, duros como el acero, no se apartaron de la sirena. Su mandíbula se tensó mientras sopesaba sus opciones, el eco de los pasos de más hombres acercándose detrás suyo llenando los huecos en su reflexión. A pesar de todo, incluso él parecía consciente de que la situación había cambiado; atacar a una criatura capaz de usar su voz como un arma de destrucción podría acabar mal para todos ellos. Finalmente, el hombre habló con un tono bajo y controlado, dirigiéndose a sus subordinados — Que nadie toque a los niños, pero rodead la salida. No os acerquéis demasiado. Si ella intenta algo, caerá.— Su orden pareció renovar algo de confianza entre sus hombres, que comenzaron a dispersarse lentamente, bloqueando accesos y asegurándose de mantener sus armas listas, pero evitando cualquier movimiento precipitado. Sin embargo, esto dejó claro algo para Asradi: no había forma de salir directamente por el camino por el que había llegado. La única opción viable era el túnel lateral cercano, pero este, aunque parecía menos protegido, presentaba un dilema. Por primera vez, los niños que estaban escondidos detrás de una de las rocas se movieron un poco más, lo suficiente como para que Asradi pudiera ver que no todos los pequeños estaban allí. Los que estaban más cerca del túnel lateral apenas eran tres, los más pequeños del grupo, pero había al menos otros dos niños mayores escondidos en una hendidura más alejada y más cerca del líder y sus hombres. El cálculo era inmediato y cruel, podría salvar a algunos si aprovechaba la confusión del momento, pero no a todos.
El túnel lateral era más estrecho que el principal, con paredes aún más rugosas y un techo bajo que obligaba a encorvarse ligeramente al pasar. Las sombras que se adentraban en él parecían más profundas, y el aire que salía de allí era más fresco pero con un extraño olor metálico, como si viniera de algo antiguo y olvidado en las profundidades. Si había una salida, tendría que estar al final de ese pasaje, pero las vibraciones del suelo y el leve retumbar constante sugerían que también podía haber más bajo sus pies, algo que quizás conectara con una red aún más grande de túneles desconocidos. El líder, al ver que Asradi no se movía de inmediato, habló de nuevo. — No durarás mucho si intentas enfrentarte a todos nosotros. Pero si cooperas, puede que no sea necesario que nadie muera aquí. Ni los niños. Ni tú. — A diferencia de los demás que te habías cruzado ese día, el tipo hablaba con una seguridad bastante imponente. De hecho, pasó absolutamente de Doxwy Dunberboord, el cual se terminó por levantar en ese mismo instante. Ni le miró a los ojos, denotando quién mandaba allí.
Los soldados se movían, cada vez más inquietos, formando un perímetro que cerraba lentamente las posibilidades. Pero el túnel lateral seguía allí, una invitación peligrosa pero innegable. Mientras tanto, el leve ruido de más hombres acercándose desde lo profundo del túnel principal resonaba más fuerte, avisando que el tiempo para decidir era cada vez más corto.