Arthur Soriz
Gramps
16-12-2024, 01:37 AM
(Última modificación: 16-12-2024, 11:26 PM por Arthur Soriz.)
![[Imagen: 3ptd4Kg.png]](https://i.imgur.com/3ptd4Kg.png)
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30 de verano
año 724
año 724
Era temprano en la base G-23 de Isla Kilombo, el sol apenas comenzaba a asomarse por el horizonte y los rumores siempre eran el tema favorito de los curiosos cada día. El comandante Rhys, un hombre de mediana edad con cabello gris recogido en un pequeño moño y un parche en el ojo izquierdo, los había convocado a su despacho. El lugar olía a tabaco y cuero viejo, y una pila de informes desordenados cubría su escritorio.
— Galhard, Megumi, Rabbit Hole —dijo con voz grave mientras encendía una pipa, inhalando el tabaco encendido y exhalando lentamente, dejando que el humo escapara por su nariz—. Tenemos un problema en el bosque, y los necesito allí de inmediato.
El comandante hizo una pausa, dejando que sus palabras calaran. A través de las persianas entreabiertas se podía ver la bandera de la Marina ondeando con el viento.
— Hace dos días, un grupo de forasteros fue visto adentrándose en el bosque —continuó mientras señalaba un mapa desplegado sobre su escritorio—. Según los aldeanos de Rostock, no parecen ser comerciantes ni viajeros comunes. Están armados, y al parecer han montado un campamento cerca de este río.
Apoyó un dedo sobre el mapa, dejando claro el lugar donde podrían estar. Rhys los miró a los tres, su ojo visible reflejando preocupación. Después de los últimos ataques y con el faro al borde del colapso en el pasado reciente, era necesario extremar las precauciones. No podían permitirse otra tragedia de esa magnitud en Kilombo.
— No sabemos quiénes son ni qué buscan, pero la última vez que dejamos pasar algo similar, comenzaron a meter contrabando en la isla. No puedo permitir que eso ocurra de nuevo.
En ese momento, la puerta del despacho se abrió y entró la teniente June, una mujer joven con cabello castaño corto y un uniforme impecable de la Marina. En sus manos llevaba un informe.
— Señor, esto acaba de llegar —dijo mientras colocaba el informe sobre la mesa—. Según el último reporte de vigilancia, los forasteros han sido vistos descargando cajas grandes. Uno de los aldeanos asegura que contienen armas.
Rhys tomó el informe y lo revisó rápidamente, frunciendo el ceño antes de volver a mirarlos a ustedes.
— Bien, esto confirma nuestras sospechas. Megumi, Rabbit, Galhard… su misión es sencilla en teoría, pero complicada en la práctica. Vayan al bosque, averigüen quiénes son y qué están haciendo allí. No quiero asumir que son piratas o criminales sin pruebas, pero tampoco podemos ignorarlos. Si pueden resolver esto sin enfrentamientos, mejor. Si no, ya saben qué hacer.
El comandante señaló un punto en el mapa con el dedo.
— El punto de encuentro será aquí, en el viejo puente colgante. Los agentes Mario y Juan estarán cerca como refuerzo. Si la situación se complica comuníquense con ellos. No hagan nada que pueda poner en riesgo la reputación de la Marina en la isla.
La teniente June dio un paso al frente, mirando a los tres con seriedad.
— Deben moverse rápido pero con discreción. Los forasteros parecen estar bien organizados, y no sabemos cuántos son ni qué tan peligrosos podrían ser. Lo que descubran, repórtenlo de inmediato.
El comandante Rhys se levantó de su silla luego de darle una última larga calada a su pipa, y mientras decía las siguientes palabras dejaba que el humo escapara por su boca.
— ¿Alguna pregunta antes de que salgan?
La atmósfera en la oficina era tensa, pero también había un propósito claro en el aire. La misión era precisa y estos forasteros podían ser más que simples intrusos.
— Galhard, Megumi, Rabbit Hole —dijo con voz grave mientras encendía una pipa, inhalando el tabaco encendido y exhalando lentamente, dejando que el humo escapara por su nariz—. Tenemos un problema en el bosque, y los necesito allí de inmediato.
El comandante hizo una pausa, dejando que sus palabras calaran. A través de las persianas entreabiertas se podía ver la bandera de la Marina ondeando con el viento.
— Hace dos días, un grupo de forasteros fue visto adentrándose en el bosque —continuó mientras señalaba un mapa desplegado sobre su escritorio—. Según los aldeanos de Rostock, no parecen ser comerciantes ni viajeros comunes. Están armados, y al parecer han montado un campamento cerca de este río.
Apoyó un dedo sobre el mapa, dejando claro el lugar donde podrían estar. Rhys los miró a los tres, su ojo visible reflejando preocupación. Después de los últimos ataques y con el faro al borde del colapso en el pasado reciente, era necesario extremar las precauciones. No podían permitirse otra tragedia de esa magnitud en Kilombo.
— No sabemos quiénes son ni qué buscan, pero la última vez que dejamos pasar algo similar, comenzaron a meter contrabando en la isla. No puedo permitir que eso ocurra de nuevo.
En ese momento, la puerta del despacho se abrió y entró la teniente June, una mujer joven con cabello castaño corto y un uniforme impecable de la Marina. En sus manos llevaba un informe.
— Señor, esto acaba de llegar —dijo mientras colocaba el informe sobre la mesa—. Según el último reporte de vigilancia, los forasteros han sido vistos descargando cajas grandes. Uno de los aldeanos asegura que contienen armas.
Rhys tomó el informe y lo revisó rápidamente, frunciendo el ceño antes de volver a mirarlos a ustedes.
— Bien, esto confirma nuestras sospechas. Megumi, Rabbit, Galhard… su misión es sencilla en teoría, pero complicada en la práctica. Vayan al bosque, averigüen quiénes son y qué están haciendo allí. No quiero asumir que son piratas o criminales sin pruebas, pero tampoco podemos ignorarlos. Si pueden resolver esto sin enfrentamientos, mejor. Si no, ya saben qué hacer.
El comandante señaló un punto en el mapa con el dedo.
— El punto de encuentro será aquí, en el viejo puente colgante. Los agentes Mario y Juan estarán cerca como refuerzo. Si la situación se complica comuníquense con ellos. No hagan nada que pueda poner en riesgo la reputación de la Marina en la isla.
La teniente June dio un paso al frente, mirando a los tres con seriedad.
— Deben moverse rápido pero con discreción. Los forasteros parecen estar bien organizados, y no sabemos cuántos son ni qué tan peligrosos podrían ser. Lo que descubran, repórtenlo de inmediato.
El comandante Rhys se levantó de su silla luego de darle una última larga calada a su pipa, y mientras decía las siguientes palabras dejaba que el humo escapara por su boca.
— ¿Alguna pregunta antes de que salgan?
La atmósfera en la oficina era tensa, pero también había un propósito claro en el aire. La misión era precisa y estos forasteros podían ser más que simples intrusos.