Asradi
Völva
16-12-2024, 12:16 PM
El notar que sus palabras habían calado, de alguna forma, en alguno de aquellos hombres, le hizo sentirse parcialmente más segura. No era esa la palabra exacta, pero siempre era bueno provocar algo de disidencia en un grupo que, al fin y al cabo, no parecía demasiado unido. ¿Conocerían el significado de la palabra lealtad o solo serían simples mercenarios? Fuese como fuese, eso le sirvió para ganar un poco de tiempo y poder fijarse mejor en sus alrededores. Había varios túneles, caminos por donde aquel grupo había llegado hasta allí. También notó que algunos de los hombres eran minks y que también el resto del grupo había perdido algo de cohesión. Los ojos de la sirena se posaron en estes últimos, antes de hacerlo en el líder cuando comenzó a hablar y dar órdenes.
Asradi movió ligeramente la cola, apenas la aleta dorsal mientras la caudal sobresalía de la parte baja de su cintura. Era un gesto reflejo, más bien, como el movimiento de la cola de un gato tanteando el terreno. También se había percatado que, ahora, los niños a los que había podido localizar no estaban todos. Pero no había visto que los hombres aquellos los hubiesen cogido. Así que supuso que se habrían ido colando, poco a poco, en alguno de los túneles. Eso le alivió e inquietó a partes iguales.
— ¿De qué clase de cooperación estamos hablando? — Preguntó.
Al menos, de momento aquel tipo parecía ser más razonable que el anterior al que le había dejado la cabeza bailando una jota. Pero no era capaz de distinguir sus rasgos. No con aquellas prendas que le escondían de ello.
Fue entonces que se fijó que, efectivamente, aquella marca, aquel logo en las prendas de esa gente. Un tigre con gafas. La espalda de Asradi se envaró de inmediato. Recordaba a parte de aquellos tipos cuando había llegado a Kilombo, justo cuando conoció a Ragnheidr, Airgid y Ubben y más gente.
— . . . — Entonces la mafia estaba involucrada en todo aquello. Con razón, probablemente, la Marina no tenía conocimiento. O, si lo tenía, estaba haciendo la vista gorda. — No sé que querrá la mafia de mi. Pero si no le hacéis daño a estes niños y dejáis que se vayan con sus familias, estoy dispuesta a escucharos y a cooperar dependiendo de lo que pidáis.
Se estaba arriesgando. Demasiado quizás.