Anko
Médica Despiadada
07-08-2024, 12:44 PM
— ¿Cocinera oficial? Eso es estupendo, Mitsu. Algún día deberías cocinarme algo, estaría encantada de preparar tus platillos, eso sí, no esperes que te diga que está bueno sólo por ser mi hermana —. El dedo índice de la mano izquierda de la peli marrón señaló de forma sutil a la Jujin, a la par que una leve sonrisa se volvía a dibujar en su rostro. Era como si Anko estuviera retando a Mitsu a que pudiera cocinar algo realmente delicioso y superarse, claro, la joven no conocía de nada a su hermana y nunca había probado sus platillos, pero nunca era tarde para generar ese sentimiento de rivalidad sana entre hermanos.
Las pupilas oscuras de la marine pudieron captar a la perfección la duda y el conflicto en su hermana luego de haberle dicho que ignorara a Koshiro y ella empezará a tomar sus propias decisiones, fuera de la influencia del Teniente. — Hermana… créeme que quiero ayudarte… Esto no es justo para ti… —. Pensaba la chica mientras su mirada, nuevamente, adoptaba un sentimiento de empatía con su hermana. Anko nunca vivió en la sombra de nadie ni repudiada por algún familiar, en cambio, fue la favorita, siempre procurando su bienestar y su avance como marine, a diferencia de Mitsu, pero, aun así, ella intentaba ponerse en los zapatos de la pelinegra.
El ambiente lleno de conflictos internos empezó a desmoronarse cuando un joven mesero de la taberna se acercó a la mesa en donde reposaban las chicas de la marina. Saludando a Mitsu y ésta última, devolviendo el saludo con su timidez que tanto la caracterizaba. Aparentemente, ese par ya se conocían, muy posiblemente de visitas anteriores a la taberna por parte de la joven con orejas felinas. La peli marrón miraba el saludo de ambos en silencio, mientras le daba la última calada a su cigarro antes de que este se consumiera por completo hasta llegar al filtro. Con un movimiento casi automático para ella, soltó este filtro para que cayera al suelo, una vez ahí, lo aplastó con la suela de su botín, dejando sin oxígeno aquella llama que la había ayudado una vez más en su vicio.
Pero obvio no iba a dejarlo ahí, se agachó levemente para tomar la colilla y guardarla en uno de los bolsillos de su gabardina, posiblemente, esta prenda ya tenía agujeros pequeños de veces anteriores en las que el fuego no se apagó por completo, pero gracias a la tela gruesa, ésta no se prendía en llamas. Anko giró su cabeza para mirar al mesero y poder ordenar algo leve. — ¿Serías tan amable de traerme un vasito de ron? El más leve que tengas… ¡Ah! Y otro para mi hermana… ¿Sabes qué? Mejor la botella completa… —. En ese instante, su mirada se volvió a enfocar en la Jujin pelinegra. — Ya me rechazaste el cigarro, un trago no podrás rechazarlo, ¿verdad? —. El tono de la marine era burlón y divertido, pero casi obligando a su hermana a tomar con ella.
Las pupilas oscuras de la marine pudieron captar a la perfección la duda y el conflicto en su hermana luego de haberle dicho que ignorara a Koshiro y ella empezará a tomar sus propias decisiones, fuera de la influencia del Teniente. — Hermana… créeme que quiero ayudarte… Esto no es justo para ti… —. Pensaba la chica mientras su mirada, nuevamente, adoptaba un sentimiento de empatía con su hermana. Anko nunca vivió en la sombra de nadie ni repudiada por algún familiar, en cambio, fue la favorita, siempre procurando su bienestar y su avance como marine, a diferencia de Mitsu, pero, aun así, ella intentaba ponerse en los zapatos de la pelinegra.
El ambiente lleno de conflictos internos empezó a desmoronarse cuando un joven mesero de la taberna se acercó a la mesa en donde reposaban las chicas de la marina. Saludando a Mitsu y ésta última, devolviendo el saludo con su timidez que tanto la caracterizaba. Aparentemente, ese par ya se conocían, muy posiblemente de visitas anteriores a la taberna por parte de la joven con orejas felinas. La peli marrón miraba el saludo de ambos en silencio, mientras le daba la última calada a su cigarro antes de que este se consumiera por completo hasta llegar al filtro. Con un movimiento casi automático para ella, soltó este filtro para que cayera al suelo, una vez ahí, lo aplastó con la suela de su botín, dejando sin oxígeno aquella llama que la había ayudado una vez más en su vicio.
Pero obvio no iba a dejarlo ahí, se agachó levemente para tomar la colilla y guardarla en uno de los bolsillos de su gabardina, posiblemente, esta prenda ya tenía agujeros pequeños de veces anteriores en las que el fuego no se apagó por completo, pero gracias a la tela gruesa, ésta no se prendía en llamas. Anko giró su cabeza para mirar al mesero y poder ordenar algo leve. — ¿Serías tan amable de traerme un vasito de ron? El más leve que tengas… ¡Ah! Y otro para mi hermana… ¿Sabes qué? Mejor la botella completa… —. En ese instante, su mirada se volvió a enfocar en la Jujin pelinegra. — Ya me rechazaste el cigarro, un trago no podrás rechazarlo, ¿verdad? —. El tono de la marine era burlón y divertido, pero casi obligando a su hermana a tomar con ella.