Rabbit estaba parada con los brazos en su espalda, recibiendo órdenes de aquel hombre que acababa de conocer, un comandante llamado Rhys. Aún no comprendía nada, solo sabía que, al despertar, ya se encontraba en esta situación. Era como si alguien o algo le hubiese jugado una mala broma, y ella simplemente acató sin entender qué diablos había sucedido.
Resulta que, tras una siesta de media mañana en la base de Loguetown, uno de sus supuestos compañeros y amigos la había tomado, metido dentro de una caja con agujeros y entregado a su comandante. Este, al verla, simplemente escribió una carta y dijo - Envíenla para Kilombo, que se encarguen allá de ella.
Qué estupidez... Ahora, apenas se había levantado, su mente divagaba buscando entender lo que había sucedido. El viaje debió haberla despertado, usualmente lo hacía, pero con lo cansada que estaba luego de haber adquirido los nuevos poderes de su fruta, simplemente... se olvidó de que debía despertar.
Un día o dos, a veces podía dormir tanto cuando hacía frío. Era algo parecido a la hibernación. Sin embargo, ahora, ya en esta isla con el calor que hacía y con la poca información que tenía, simplemente no sabía qué hacer ni qué decir.
Al presentarse esta tarea junto a sus otros compañeros, Megumi y Galhard, la joven Rabbit no pudo hacer más que agachar la cabeza y resignarse - Bah... esto parece el trabajo de marines - dijo en voz baja mientras jugaba con sus piececitos y una miga de pan que había sobre el escritorio. Estando de pie y atendiendo la situación, tal vez lo mejor hubiese sido que otra personalidad tomara las riendas hoy en día. Alguna más atenta, más enfática, algo de mejor carácter... pero no. Ahora mismo, Rabbit estaba completamente desganada.
Trató de recordar los mapas y los puntos marcados que le habían dado, pero no podía prestarles mucha atención. Aunque, en su cabeza, había una pelea interna - ¡Oye, mira para allá, maldita sea! - decía una de sus voces - Carajo, yo tomando nota y esta tonta mirando el techo... - otra de sus voces se quejaba - Ya déjenla. Cuando llegue su turno, intenten mirar el mapa o algo... Oh, espera, que nos están desplegando hacia un bosque, jajaja de seguro no verán una mierda... - dijo una voz más grave, que fue contestada por otra - ¡Ajajá! Aunque si se lo piden, de seguro que se queda dormida ahí parada para que otra tome las riendas. ¡Mírenla! Si ni entiende por qué está despierta - se reía la última voz. Definitivamente, era un desastre en su cabeza.
Ah... ¿no se pueden callar? Si quieren, cambien cuando quieran. Solo no creo que me dejen dormir aquí y ahora - dijo en voz alta, con una voz tan irritante como la de Alvin y las Ardillas, mientras bostezaba y estiraba su diminuto cuerpo hasta el punto de quedar de puntitas sobre el escritorio. De seguro, para los demás, esa mera interrupción debería ser... peculiar.
Eh, viejo, yo tengo una pregunta... ¿qué hago aquí y por qué una Cipher Pol como yo debería encargarse de un trabajo como este? - dijo Rabbit. Apenas el hombre dejó de hablar, ella simplemente se dejó caer en la madera, cruzando las piernas y adoptando una postura más relajada. Apoyó los codos en sus rodillas y, sentándose de mala manera, descansó todo su peso en su mano mientras sostenía su mejilla.
Esto parece más el trabajo de la marina... Supongo que los demás no serán marines, ¿o sí? - preguntó sin mirar hacia atrás ni comprobar la apariencia de Megumi y Galhard.
Vale, vale, como sea... al menos dennos un transporte o algo con qué comunicarnos - dijo Rabbit mientras se rascaba la cola sin disimulo para luego olerla y ver si había algo raro allá atrás. Al notar que no había nada, simplemente se quedó mirando sus dedos, distraída completamente de todo, casi sin importarle la respuesta que pudieran darle.
Resulta que, tras una siesta de media mañana en la base de Loguetown, uno de sus supuestos compañeros y amigos la había tomado, metido dentro de una caja con agujeros y entregado a su comandante. Este, al verla, simplemente escribió una carta y dijo - Envíenla para Kilombo, que se encarguen allá de ella.
Qué estupidez... Ahora, apenas se había levantado, su mente divagaba buscando entender lo que había sucedido. El viaje debió haberla despertado, usualmente lo hacía, pero con lo cansada que estaba luego de haber adquirido los nuevos poderes de su fruta, simplemente... se olvidó de que debía despertar.
Un día o dos, a veces podía dormir tanto cuando hacía frío. Era algo parecido a la hibernación. Sin embargo, ahora, ya en esta isla con el calor que hacía y con la poca información que tenía, simplemente no sabía qué hacer ni qué decir.
Al presentarse esta tarea junto a sus otros compañeros, Megumi y Galhard, la joven Rabbit no pudo hacer más que agachar la cabeza y resignarse - Bah... esto parece el trabajo de marines - dijo en voz baja mientras jugaba con sus piececitos y una miga de pan que había sobre el escritorio. Estando de pie y atendiendo la situación, tal vez lo mejor hubiese sido que otra personalidad tomara las riendas hoy en día. Alguna más atenta, más enfática, algo de mejor carácter... pero no. Ahora mismo, Rabbit estaba completamente desganada.
Trató de recordar los mapas y los puntos marcados que le habían dado, pero no podía prestarles mucha atención. Aunque, en su cabeza, había una pelea interna - ¡Oye, mira para allá, maldita sea! - decía una de sus voces - Carajo, yo tomando nota y esta tonta mirando el techo... - otra de sus voces se quejaba - Ya déjenla. Cuando llegue su turno, intenten mirar el mapa o algo... Oh, espera, que nos están desplegando hacia un bosque, jajaja de seguro no verán una mierda... - dijo una voz más grave, que fue contestada por otra - ¡Ajajá! Aunque si se lo piden, de seguro que se queda dormida ahí parada para que otra tome las riendas. ¡Mírenla! Si ni entiende por qué está despierta - se reía la última voz. Definitivamente, era un desastre en su cabeza.
Ah... ¿no se pueden callar? Si quieren, cambien cuando quieran. Solo no creo que me dejen dormir aquí y ahora - dijo en voz alta, con una voz tan irritante como la de Alvin y las Ardillas, mientras bostezaba y estiraba su diminuto cuerpo hasta el punto de quedar de puntitas sobre el escritorio. De seguro, para los demás, esa mera interrupción debería ser... peculiar.
Eh, viejo, yo tengo una pregunta... ¿qué hago aquí y por qué una Cipher Pol como yo debería encargarse de un trabajo como este? - dijo Rabbit. Apenas el hombre dejó de hablar, ella simplemente se dejó caer en la madera, cruzando las piernas y adoptando una postura más relajada. Apoyó los codos en sus rodillas y, sentándose de mala manera, descansó todo su peso en su mano mientras sostenía su mejilla.
Esto parece más el trabajo de la marina... Supongo que los demás no serán marines, ¿o sí? - preguntó sin mirar hacia atrás ni comprobar la apariencia de Megumi y Galhard.
Vale, vale, como sea... al menos dennos un transporte o algo con qué comunicarnos - dijo Rabbit mientras se rascaba la cola sin disimulo para luego olerla y ver si había algo raro allá atrás. Al notar que no había nada, simplemente se quedó mirando sus dedos, distraída completamente de todo, casi sin importarle la respuesta que pudieran darle.