Hay rumores sobre…
... que en cierta isla del East Blue, hubo hasta hace poco tiempo un reino muy prospero y poderoso, pero que desapareció de la faz de la tierra en apenas un día.
[Aventura] [T1] Priorizando la Bandana
Donatella Pavone
La Garra de Pavone
El trabajo transcurría de forma tan metódicamente organizada como Donatella lo había planeado. La primera entrega había sido simple: una caja entregada y un recibo en mano. El viejo comerciante del barrio costero apenas le prestó atención después de agradecerle con prisa, lo cual a ella le pareció perfecto. Menos palabras significaban menos distracciones.
 
Sin embargo, en el almacén del Este… mientras empujaba el carro por las calles cada vez más tranquilas, Donatella notó cómo el aire adquiría un peso distinto, era como si la atmósfera misma advirtiera sobre lo que se cocía en ese rincón de Kilombo. A simple vista, el almacén parecía solo otro lugar de comercio, pero Donatella conocía la tensión cuando la sentía. Observó con disimulo a los hombres que iban y venían, todos con una eficiencia inusual; no hablaban demasiado, y cada movimiento parecía casi mecánico. Su atención, sin embargo, se centró en un hombre de contextura delgada, vestido con un chaleco oscuro y una boina ladeada. Sus manos parecían gesticular con cierta autoridad a dos hombres corpulentos mientras señalaba hacia un carro con cajas marcadas con un símbolo extraño, una serpiente enrollada en un ancla. La Garra de Pavone memorizó cada detalle con rapidez, lamentaba que ahora no tenía tiempo para detenerse, ni mucho menos para involucrarse, pero el instinto le decía que ese símbolo y aquel hombre no debían ser olvidados.
 
No ahora, ya habrá tiempo. O eso espero… — Se recordó a sí misma, manteniendo el rostro neutral mientras completaba la entrega. El hombre mayor que la recibió lo hizo con una sonrisa agradecida, ajeno a la tensión en el aire. Donatella tomó el recibo y continuó su camino sin mirar atrás, aunque cada paso la alejaba con una curiosidad ardiente.
 
La siguiente parada fue mucho más sencilla y sin contratiempos. El mercado central, aunque aún bullicioso, era un respiro tras el almacén. La anciana que la esperaba junto al pequeño puesto tenía un rostro amable, con arrugas profundas y manos que habían trabajado más años de los que Donatella podía contar. Donatella aceptó las monedas extra que la mujer deslizó en su mano, sorprendiéndose ligeramente ante la amabilidad genuina. A veces olvidaba que incluso en un mundo tan frío y calculador como el suyo, aún existían personas como esta anciana rompiendo los esquemas. — Gracias. Espero que el pescado sea de su agrado. — Respondió con cortesía, guardando las monedas en su bolsa, reconociendo que cada Berry extra era bienvenido. Fue un momento breve, pero agradable, que contrastaba con la intensidad de la misión que le impulsaba a llegar tan lejos de casa.
 
Sin perder tiempo, siguió avanzando con la última caja hacia la posada. El lugar parecía desgastado por los años, pero aún vibraba con vida. La encargada, una mujer enérgica con un pañuelo atado a la cabeza, prácticamente le arrebató la caja de las manos. La expresión de la mujer y la gratitud en su voz fueron suficientes para relajar brevemente la postura rígida de Donatella. Aceptó la bebida fría que le ofrecieron con un leve asentimiento, dejando que el frescor calmara parte del calor que llevaba encima. — Un placer. — Agradeció con sinceridad mientras dejaba la caja junto al mostrador. Fue allí cuando los acordes de unos músicos practicando resonaron en el fondo, anunciando una fiesta o evento cercano. Pero Donatella no estaba interesada en distracciones, pero entonces sintió una mirada fija en ella.
 
Un hombre en una mesa cercana que se encontraba sentado con el ala de su sombrero cubriéndole parcialmente el rostro, pero sus ojos seguían sus movimientos con demasiado interés, aunque intentaba disimularlo. Donatella desvió la mirada apenas un segundo, fingiendo ignorarlo, pero con sus sentidos ya alerta. ¿Quién era y por qué la observaba? Eran preguntas a las que definitivamente le buscaría respuesta en su debido momento.
 
"Tal vez es coincidencia. Tal vez no." Pensó sin dar muestras de incomodidad, recogiendo el recibo de la encargada con una sonrisa calculada y negando la oferta de quedarse para la fiesta. — Lo agradezco, pero me esperan en otra parte. Disfruten de la noche. — Respondió con su característica cortesía y modales de heredera al trono. Había completado el encargo, y el comerciante de pescado la esperaba para pagarle. Su mente, sin embargo, seguía dividida. Entre la figura del almacén del Este, el símbolo de la serpiente y el hombre que ahora la observaba, sentía que cada paso que daba la adentraba más en un terreno peligroso.
 
Con pasos firmes y decididos, buscó salir de la posada, añadiendo drama con su capa ondeando tras ella. No era momento de detenerse, era momento de recolectar su pago y ya luego decidiría cuál sería su próximo movimiento. Estaba claro que Kilombo aún tenía secretos por revelar, pero Loguetown la esperaba continuar con su misión. La Garra de Pavone no se quedaría mucho más tiempo en esta isla, pero si el destino le presentaba oportunidades… estaba más que dispuesta a tomarlas.
#6


Mensajes en este tema
[T1] Priorizando la Bandana - por Arthur Soriz - 11-12-2024, 09:29 PM
RE: [T1] Priorizando la Bandana - por Arthur Soriz - 12-12-2024, 12:43 AM
RE: [T1] Priorizando la Bandana - por Arthur Soriz - 13-12-2024, 07:53 AM
RE: [T1] Priorizando la Bandana - por Donatella Pavone - 17-12-2024, 05:09 AM
RE: [T1] Priorizando la Bandana - por Arthur Soriz - 17-12-2024, 05:32 AM

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