Ray
Kuroi Ya
07-08-2024, 06:34 PM
Para sorpresa de Ray la reacción del peliverde fue tremendamente menos comedida que la suya. El joven marine encontró la ocurrencia de su compañero ingeniosa y divertida, no pudiendo reprimir una media sonrisa, pero tampoco pudo evitar pensar que Taka no era realmente consciente de dónde se había metido. Aunque la forma rígidamente jerárquica y vertical de estructurarse de la Marina no podía distar más de su forma de pensar, el peliblanco sabía que había ciertos límites que no se podían traspasar. Mostrarse ligeramente insolente y no dejarse amedrentar era una cosa, humillar a un superior directo era otra muy diferente. Algo que podía tener serias consecuencias.
Siguiendo la escalada de la situación, de nuevo el joven se vio sorprendido por la sonora bofetada a mano abierta con la que el Sargento replicó a la contestación de Taka. Ray vio como Atlas, a la par que él, adoptaba una pose en la que parecía dispuesto a abalanzarse sobre su superior en cualquier momento, pero el chico de cabello verde parecía tener otros plantes. Con un gesto de su mano les indicó que se abstuvieran de implicarse en aquella situación, algo a lo que ambos hicieron caso. Si Taka creía poder salir de aquel embrollo sin su ayuda, ¿quién era él para impedirlo?
La respuesta que dio entonces al Sargento fue a su vez ingeniosa y temeraria. Doblando su apuesta y sin perder su chulería afirmó que la Capitana Montpellier se enteraría de lo sucedido, así como de la injustificada agresión por parte de su superior. Tanto Atlas como Ray asintieron, tratando de dar apoyo a la versión de su compañero. A decir verdad era una estrategia realmente buena, y el control de impulsos que exhibió al no hacer el menor amago de devolver el golpe impresionó al peliblanco notablemente.
En ese preciso instante un teniente se acercó, echando una reprimenda a ambos lados por su conducta y exigiendo una explicación. El Sargento, tratando de salvar los muebles después de que la situación se hubiera vuelto en su contra debido a su falta de autocontrol, se apresuró a disculparse y a afirmar que todo había sido debido a un error de juicio por su parte. Todo esto sin siquiera mirar en su dirección, en una muestra más de lo poco que le importaban las personas que se hallaban por debajo de él en el escalafón.
Ray, pese a que hubiera sido fácil dejarlo estar y aceptar aquel empate que su superior proponía, no fue capaz de callarse. Con tono firme pero no elevado, buscando que el teniente no se sintiera ofendido ni intimidado por él, afirmó:
- El Sargento dice en parte la verdad, señor. Ha creído ver algo inapropiado donde no lo había, pero a todas luces su comportamiento ha sido lo único inapropiado. La respuesta de mi compañero ha podido no ser la más afortunada, pero la respuesta ha sido absolutamente desproporcionada y muestra un profundo desdén por todas aquellas personas que ocupan un rango más bajo que él en el escalafón de la Marina. No solo ha agredido a un compañero marine sin mediar provocación valiéndose de la supuesta autoridad que su mayor rango le otorga, sino que como seguramente ha podido observar acto seguido ha tratado de provocarle para que respondiera de igual forma y así poder acusarle de insubordinación y tratar de borrar su mala praxis. No creo que tales acciones, que sin duda atentan contra el espítitu de la justicia y, por lo tanto, de la misma Marina, puedan quedar sin castigo, señor.
Era posible que se metiera en algún lío por lo que acababa de decir, pero no era más que la verdad. Había entrado en la Marina para hacer del mundo un lugar más justo, y desde luego era de justicia que en aquella situación el Sargento pagara por lo que había hecho.
Siguiendo la escalada de la situación, de nuevo el joven se vio sorprendido por la sonora bofetada a mano abierta con la que el Sargento replicó a la contestación de Taka. Ray vio como Atlas, a la par que él, adoptaba una pose en la que parecía dispuesto a abalanzarse sobre su superior en cualquier momento, pero el chico de cabello verde parecía tener otros plantes. Con un gesto de su mano les indicó que se abstuvieran de implicarse en aquella situación, algo a lo que ambos hicieron caso. Si Taka creía poder salir de aquel embrollo sin su ayuda, ¿quién era él para impedirlo?
La respuesta que dio entonces al Sargento fue a su vez ingeniosa y temeraria. Doblando su apuesta y sin perder su chulería afirmó que la Capitana Montpellier se enteraría de lo sucedido, así como de la injustificada agresión por parte de su superior. Tanto Atlas como Ray asintieron, tratando de dar apoyo a la versión de su compañero. A decir verdad era una estrategia realmente buena, y el control de impulsos que exhibió al no hacer el menor amago de devolver el golpe impresionó al peliblanco notablemente.
En ese preciso instante un teniente se acercó, echando una reprimenda a ambos lados por su conducta y exigiendo una explicación. El Sargento, tratando de salvar los muebles después de que la situación se hubiera vuelto en su contra debido a su falta de autocontrol, se apresuró a disculparse y a afirmar que todo había sido debido a un error de juicio por su parte. Todo esto sin siquiera mirar en su dirección, en una muestra más de lo poco que le importaban las personas que se hallaban por debajo de él en el escalafón.
Ray, pese a que hubiera sido fácil dejarlo estar y aceptar aquel empate que su superior proponía, no fue capaz de callarse. Con tono firme pero no elevado, buscando que el teniente no se sintiera ofendido ni intimidado por él, afirmó:
- El Sargento dice en parte la verdad, señor. Ha creído ver algo inapropiado donde no lo había, pero a todas luces su comportamiento ha sido lo único inapropiado. La respuesta de mi compañero ha podido no ser la más afortunada, pero la respuesta ha sido absolutamente desproporcionada y muestra un profundo desdén por todas aquellas personas que ocupan un rango más bajo que él en el escalafón de la Marina. No solo ha agredido a un compañero marine sin mediar provocación valiéndose de la supuesta autoridad que su mayor rango le otorga, sino que como seguramente ha podido observar acto seguido ha tratado de provocarle para que respondiera de igual forma y así poder acusarle de insubordinación y tratar de borrar su mala praxis. No creo que tales acciones, que sin duda atentan contra el espítitu de la justicia y, por lo tanto, de la misma Marina, puedan quedar sin castigo, señor.
Era posible que se metiera en algún lío por lo que acababa de decir, pero no era más que la verdad. Había entrado en la Marina para hacer del mundo un lugar más justo, y desde luego era de justicia que en aquella situación el Sargento pagara por lo que había hecho.