Atlas
Nowhere | Fénix
07-08-2024, 06:49 PM
(Última modificación: 08-08-2024, 11:02 PM por Moderador Kinemon.
Razón: Edición para arreglar código Personaje.
)
—Creo que le voy a decir que no podemos seguir así, que esta relación tan dañina y viciada tiene que acabar o nos acabaremos haciendo daño. ¿Cómo se dice? Sí, tóxico, eso —les dije a Taka y Ray en la cantina después de dar un largo sorbo de la botella de agua que había pedido antes de sentarme. Ese día hacía bastante calor, demasiado a mi forma de ver incluso para ser verano. Llevaba todo el día sudando y había que reponer líquidos, claro—. Hablando del rey de Arabasta —añadí cuando la silueta de la persona a la que me estaba refiriendo se perfiló en la puerta de la cantina.
El alto, calvo y corpulento sargento que, a nuestro modo de ver, tanta fijación tenía con nosotros clavó sus inquisitivos ojos en mí antes de esbozar una sonrisa maliciosa. Esta última se ensanchó un poco más para sacar a relucir sus dientes cuando reconoció a Taka y Ray, de espaldas a él en el momento inicial. Lleno de satisfacción, comenzó a caminar hacia nosotros con un dosier en las manos. Al llegar a nuestra altura Shawn lo soltó sobre la mesa, asegurándose de que hiciese suficiente ruido como para resultarnos molesta y, acto seguido, se sentó entre Taka y Ray con pesadez.
—Se os ha acabado el cuento —dijo sin más, abriendo la carpeta para dejar a la vista las fotos de unos edificios en proceso de remodelación.
A decir verdad, no tenía claro por qué demonios para enseñarnos aquello necesitaba una carpeta. Apenas había información además de las fotos, tan solo una lista enorme con un sinfín de nombres agrupados de tres en tres. Pude reconocer algunos de ellos, en su mayoría reclutas, y el hecho de que el siguiente grupo no tachado en la lista fuese el compuesto por nosotros tres llamó poderosamente mi atención. Parecía que estaba claro lo que se nos venía encima, ¿no?
Lo cierto era que aquellas obras eran la comidilla de la base del G-31 desde hace ya varios días. Quienes llevaban más tiempo allí o se habían molestado en informarse sabían que se trataba de unos astilleros que habían caído en desuso, pero la función para la que estaban siendo rehabilitados era completamente desconocida. Según decían, además, no solo por los miembros de los escalafones más bajos. Se rumoreaban que había cierto malestar entre marines de más peso en la base por no haber sido informados sobre los planes en aquella zona, incluso a pesar de haber preguntado específicamente. Sólo eran rumores, claro, pero si hasta en las leyendas más antiguas había algo de verdad, ¿qué no habría en un rumor? Por si no fuese suficiente, quienes ya habían realizado las primeras patrullas en la zona comentaban que habían apreciado ruidos extraños por las noches y que el ambiente durante el día se percibía enrarecido.
—¿Nos toca a nosotros, verdad? —pregunté retóricamente, obteniendo una amplia sonrisa francamente feliz como respuesta.
—Vuestra patrulla empieza a las diez de la noche, más o menos cuando empieza a oscurecer, y os darán el relevo a las seis horas. Tenéis que vigilar el perímetro de la zona, notificar cualquier anomalía y frenar, si es que la hubiese, cualquier incursión que detectaseis. ¿Alguna duda?
Se quedó allí unos segundos, dispuesto a recibir cualquier pregunta que le quisiésemos lanzar antes de marcharse inundado por la dicha. ¿Por qué nos tenía tanta manía ese sujeto? En cualquier caso, nos sumábamos al nutrido grupo de marines enviados a salvaguardar una zona de la que no se sabía absolutamente nada.
—Tal vez deberíamos preguntar por la posibilidad de que nos prestasen unos Den Den Mushi o algo para comunicarnos entre nosotros durante la patrulla, ¿no os parece? —propuse.
***
Los últimos rayos de sol golpeaban con suavidad el agua que se extendía en los aledaños de los antiguos astilleros. Al otro lado, una calle de diez metros de ancho y una amplia zona que conducía a la plaza del patíbulo se antojaban como vías de acceso mucho más sugerentes para cualquier malhechor que quisiese venir a tirarnos por tierra la noche.
—Creo que deberíamos dividirnos. Tal vez podríamos formar un triángulo. Uno a la zona más cercana al mar y dos a las zonas que van a la ciudad. ¿Qué os parece?
Si les parecía bien propondría un método tan justo y divertido como el piedra, papel, tijeras para escoger quién sería el primero en elegir la zona a patrullar. Por mi parte no tenía ninguna preferencia, así que me daba igual un lugar a otro. Con el reparto hecho y, con algo de suerte, con un trío de Den Den Mushis temporalmente asignados, estaríamos listos para afrontar nuestras interminables y tediosas seis horas de guardia.
—Creo que deberíamos dividirnos. Tal vez podríamos formar un triángulo. Uno a la zona más cercana al mar y dos a las zonas que van a la ciudad. ¿Qué os parece?
Si les parecía bien propondría un método tan justo y divertido como el piedra, papel, tijeras para escoger quién sería el primero en elegir la zona a patrullar. Por mi parte no tenía ninguna preferencia, así que me daba igual un lugar a otro. Con el reparto hecho y, con algo de suerte, con un trío de Den Den Mushis temporalmente asignados, estaríamos listos para afrontar nuestras interminables y tediosas seis horas de guardia.