
Ubben Sangrenegra
Loki
19-12-2024, 03:13 PM
El Baratie, con su inconfundible, se alzaba como un oasis para el hambiento en el vasto océano. La tripulación había anclado allí, y Ubben decidió bajar para verificar el estado de su querido salmón mascota. Descendió hasta donde reposaba la pecera, pero al llegar, una imagen desconcertante lo detuvo en seco. El recipiente estaba vacío. Salpicaduras de agua marcaban un rastro que serpenteaba hacia la escalera que conducía de nuevo a cubierta. El peliblanco frunció el ceño, sus dorados ojos se entrecerraron con sospecha mientras dejaba escapar un murmullo que cargaba tanto incredulidad como preocupación —Los salmones no caminan que yo recuerde...—
Siguiendo el rastro de agua, subió de nuevo a la cubierta, donde encontró a Umi y Timsy. Sin embargo, lo que realmente captó su atención fue la inconfundible cola plateada de su salmón asomando de la boca de Timsy. —¡TIMSY, MALDITA SEA!— Gritó con la voz cargada de sorpresa y decepción. En paralelo, Umi tambien le reprochaba, y al parecer eso fue suficiente se sobresaltara y cayera de espaldas, aparentemente por el susto. En el proceso, el salmón aprovechó el momento para escabullirse, saltando desde su boca y aterrizando en la cubierta. El pez, sacudiéndose desesperadamente, celebraba sobrevivir un día más de no ser comido.
—¡No te comas a mi mascota, maldita sea!— gruñó Ubben, acercándose a toda prisa para recogerlo. Con cuidado, lo levantó entre sus manos, acariciándolo con visible alivio mientras inspeccionaba que no tuviera mordidas ni heridas. Una vez asegurado de que estaba bien, regresó a la pecera y lo colocó con suma delicadeza, comprobando que estuviera cómodo y a salvo antes de abandonar el lugar. El resto de la tripulación se estaba preparando para pescar, las risas y la camaradería dominaban el ambiente. Ubben se acercó al grupo, observando con su habitual actitud fachada de despreocupación y dijo —¿El último en pescar algo paga la cuenta?— Sin esperar respuesta, se dirigió hacia la cabina de navegación, donde guardaba su equipo de pesca. Pronto regresó con su caña en mano y se acomodó junto a sus compañeros, sentándose en la borda con la misma soltura que lo caracterizaba.
Siguiendo el rastro de agua, subió de nuevo a la cubierta, donde encontró a Umi y Timsy. Sin embargo, lo que realmente captó su atención fue la inconfundible cola plateada de su salmón asomando de la boca de Timsy. —¡TIMSY, MALDITA SEA!— Gritó con la voz cargada de sorpresa y decepción. En paralelo, Umi tambien le reprochaba, y al parecer eso fue suficiente se sobresaltara y cayera de espaldas, aparentemente por el susto. En el proceso, el salmón aprovechó el momento para escabullirse, saltando desde su boca y aterrizando en la cubierta. El pez, sacudiéndose desesperadamente, celebraba sobrevivir un día más de no ser comido.
—¡No te comas a mi mascota, maldita sea!— gruñó Ubben, acercándose a toda prisa para recogerlo. Con cuidado, lo levantó entre sus manos, acariciándolo con visible alivio mientras inspeccionaba que no tuviera mordidas ni heridas. Una vez asegurado de que estaba bien, regresó a la pecera y lo colocó con suma delicadeza, comprobando que estuviera cómodo y a salvo antes de abandonar el lugar. El resto de la tripulación se estaba preparando para pescar, las risas y la camaradería dominaban el ambiente. Ubben se acercó al grupo, observando con su habitual actitud fachada de despreocupación y dijo —¿El último en pescar algo paga la cuenta?— Sin esperar respuesta, se dirigió hacia la cabina de navegación, donde guardaba su equipo de pesca. Pronto regresó con su caña en mano y se acomodó junto a sus compañeros, sentándose en la borda con la misma soltura que lo caracterizaba.