Alguien dijo una vez...
Rizzo, el Bardo
No es que cante mal, es que no saben escuchar.
[Aventura] Mi alma [T1]
Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
Personaje


Cuando Airgid se lanzó hacia Ragn, envolviendo su cuerpo alrededor del suyo como si quisiera asegurarse de que no era una ilusión, el vikingo sintió algo dentro de mel quebrarse y recomponerse al mismo tiempo. Esa mujer había sido su ancla en los momentos más oscuros, incluso cuando se encontraba varado en Cozia, maldiciendo todo lo que era. Pero ahora, al tenerla contra el, respirando su aroma, sintiendo el calor de su piel, supo que cada paso dado para regresar había valido la pena. Su brazo sano se envolvió con firmeza alrededor de su cintura, sosteniéndola como si al soltarla pudiera perderla de nuevo. Las palabras que le dirigía eran casi ininteligibles para el, ahogadas por la emoción y el temblor de su voz, pero no importaba. Lo único que importaba era la conexión que sentía con ella en ese instante. Sentí sus manos deslizándose por el cuello, su caricia en el cabello largo de Ragn, largo y descuidado. Cuando finalmente rompieron la distancia con un beso, profundo y cargado de todo lo que habían callado durante meses, todo el cuerpo respondió. Era como si la chispa de la vida hubiera regresado a el, después de haber estado apagada tanto tiempo.

Cuando Airgid rompió el beso para hablarle al oído, con su voz temblorosa pero cargada de significado, sus palabras le dejaron inmóvil por un instante al gigantesco Buccaneer.Ese "No he venido sola. ¿Quieres conocer a nuestros hijos?" fue como una estocada clavada en el pecho. La miró directamente, los ojos de Ragns escudriñando los de ella, buscando alguna confirmación de que no había escuchado mal. ¿Hijos? La palabra resonó en su mente como un eco interminable. Por un momento, no supo qué decir. Su cuerpo estaba agotado, la mente era un campo de batalla después de todo lo vivido, y aún así, aquello le tomó completamente por sorpresa. Sin apartar sus ojos de ella, asentió lentamente, apenas procesando el torrente de emociones que aquello generaba. — ¿Nuestros... hijos? — Susurró con calidez, con la voz más grave de lo habitual, casi rota por la incredulidad. Miró hacia donde señalaba con la cabeza, hacia la manta bajo el árbol. Tres pequeños. Tres. Los observó desde la distancia, y lo primero que notó fue cómo uno de ellos parecía estar lanzando golpes con sus manitas torpes, completamente decidido a ganar una batalla imaginaria. Era como si la sangre que corría por las venas del propio Ragn estuviera ahí, frente a el, en forma de esos movimientos salvajes. Otro le respondía, feroz y terco, sin ceder un solo centímetro. El tercero, más tranquilo, parecía estudiarlo todo con una mirada que no era común en un bebé. Era extraño, ver tanto de los dos en ellos, incluso sin acercarse demasiado.

Una mezcla de emociones le atravesó. Orgullo, confusión, alegría... y un miedo que no había sentido en mucho tiempo. No era el temor de una batalla perdida ni el de la muerte rondando cerca. Era el miedo a no estar a la altura. A no ser el hombre que esos pequeños necesitarían. — Airgid... — Su voz apenas salió en un susurro, antes de tomar aire y dar el primer paso hacia ellos. Sentía que cada músculo del cuerpo pesaba más que nunca. La mochila se deslizó del hombro y cayó al suelo mientras seguía avanzando. Pasó junto a Tirelan, que le dedicó una sonrisa cálida a Ragn, pero su atención estaba completamente fija en los pequeños que ahora parecían haber notado su presencia. Cuando lleguó a la manta, se arrodillé lentamente, casi como si temiera romper algo. Los ojos recorrieron los rostros de los bebés, buscando algo que le conectara con ellos. Y entonces, el rubio, el que se parecía tanto a Ragn, alzó su diminuto puño como si quisiera desafiarle. Una risa grave escapó de la garganta del vikingo, inesperada incluso para el, mientras levantaba mi mano restante y le ofrecía un dedo. Lo agarró con fuerza, y algo en su interior hizo clic. Levantó al niño, atrapando su pie derecho, obervandolo con calma, como la madre que pilla a su cría por el pescuezo.

Ragn miró a Airgid, que le observaba desde unos pasos atrás, su rostro iluminado por una mezcla de nervios y felicidad. Se giró hacia Tirelan y luego de nuevo hacia los niños. Finalmente, encontró las palabras. — No sé si soy digno de ellos... — Admitió, con una voz más suave de lo que habría querido, mientras miraba al pequeño que aún sujetaba, el cual tenía una fuerza sorprendente. — Pero haré todo lo posible por serlo. — Lo dejo caer. Inclinó la cabeza hacia ellos, sus ojos recorriendo sus diminutas formas, y supo que su vida había cambiado para siempre.

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Mensajes en este tema
Mi alma [T1] - por Ragnheidr Grosdttir - 18-12-2024, 06:37 PM
RE: Mi alma [T1] - por Airgid Vanaidiam - 19-12-2024, 02:05 AM
RE: Mi alma [T1] - por Ragnheidr Grosdttir - 19-12-2024, 08:52 AM
RE: Mi alma [T1] - por Airgid Vanaidiam - 20-12-2024, 04:49 AM
RE: Mi alma [T1] - por Ragnheidr Grosdttir - 21-12-2024, 09:38 AM
RE: Mi alma [T1] - por Airgid Vanaidiam - 23-12-2024, 09:31 PM
RE: Mi alma [T1] - por Ragnheidr Grosdttir - 23-12-2024, 10:02 PM
RE: Mi alma [T1] - por Airgid Vanaidiam - 26-12-2024, 04:39 AM
RE: Mi alma [T1] - por Ragnheidr Grosdttir - 26-12-2024, 06:58 AM
RE: Mi alma [T1] - por Moderador Doflamingo - 27-12-2024, 06:51 PM

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