
Sowon
Luna Sangrienta
22-12-2024, 04:15 PM
Para su fortuna localizar indicios de lo que estaba ocurriendo no fue complicado, los ancianos habían sido muy amables y la rubia les respondió con una leve reverencia. Se acercó a los muchachos quienes tenían información muy valiosa, en primer lugar pudo saber que se trataba de una granja que necesitaba de la ayuda. La descripción de la bestia parecía pertenecer a un Rey Marino o al menos una especie de cocodrilo muy peculiar la cual por algún motivo terminó en esa isla, la presencia de otros luchadores le hicieron pensar que a lo mejor podía colaborar con estos o planificar una estrategia siendo cuatro cabezas siempre pensarían mejor y más cuando llevaban un tiempo lidiando con la bestia.
— Creo que podemos ir, si me llevan a lo mejor tardaré menos en entrar en confianza con los luchadores y si conocen donde están las trampas será una ayuda para no caerme por alguna. —
Reflexionó la gigantesca mujer con una sonrisa, había aprendido a aceptar ayuda y también en relacionarse mejor con los jóvenes que antes le generaban cierto rechazo. Si había trampas preparadas para una bestia enorme, no era de extrañar que alguien enorme como ella pudiese ser víctima de alguna si no tenía un par de ojos guíandole frente a un terreno inexplorado. Siguió analizando la situación mientras aceptaba la ayuda por parte de los muchachos, el horario en el que solía atacar la bestia indicaba que habría poca visibilidad pero estaba claro que era un depredador adaptado al entorno nocturno. Tampoco podía juzgar si dicha criatura era poderosa o solo escurridiza, por lo que contaban los jóvenes se dedicaba a ataques furtivos sin detenerse a luchar y a lo mejor por eso los encargados de cazarlo no habían podido detenerle.
— ¿No hubo combates? ¿Solo llega y se va sin enfrentar a los luchadores? —
Preguntó tras plantearse el escenario en su cabeza, el último Rey Marino que había enfrentado era altamente agresivo y buscaba destruir todo más si alguien le plantaba frente. No había retrocedido pese a sus heridas y el sonido de su espada había estado presente toda la noche aunque esperaba que esta vez siendo más fuerte y teniendo ayuda no involucrase tanto tiempo como esa vez. Si bien ya tenía conocimiento de que las armas convencionales no lograban herir a la bestia, debía tener una gran resistencia y a lo mejor una increíble piel para no dar las patas a torcer.
— A lo mejor el enfoque no debe ser hacerlo pasar por un lugar si no que el propio lugar llame a la criatura. Los animales no son tontos, pueden presentir cuando hay una trampa, pero siguen siendo esclavos de sus instintos... creo que empiezo a hacerme una idea de como aprovechar las trampas. —
Mientras caminaba y seguía las indicaciones de los muchachos, la Oni trazaba planes en su mente, a lo mejor podían usar las trampas para delimitar un terreno en lugar de atrapar a la bestia. Definir una arena de combate en la cual ellos tuvieran la ventaja y con una libertad prisionera lograr que la criatura solo pudiese escapar mediante un combate. Lo había visto en sitios de peleas, una jaula o una arena que se encargaba de delimitar el rango de movimiento, para una espadachina como ella el hecho de crear y limitar el escape de la bestia era la mejor manera de encarar el problema.
— Creo que podemos ir, si me llevan a lo mejor tardaré menos en entrar en confianza con los luchadores y si conocen donde están las trampas será una ayuda para no caerme por alguna. —
Reflexionó la gigantesca mujer con una sonrisa, había aprendido a aceptar ayuda y también en relacionarse mejor con los jóvenes que antes le generaban cierto rechazo. Si había trampas preparadas para una bestia enorme, no era de extrañar que alguien enorme como ella pudiese ser víctima de alguna si no tenía un par de ojos guíandole frente a un terreno inexplorado. Siguió analizando la situación mientras aceptaba la ayuda por parte de los muchachos, el horario en el que solía atacar la bestia indicaba que habría poca visibilidad pero estaba claro que era un depredador adaptado al entorno nocturno. Tampoco podía juzgar si dicha criatura era poderosa o solo escurridiza, por lo que contaban los jóvenes se dedicaba a ataques furtivos sin detenerse a luchar y a lo mejor por eso los encargados de cazarlo no habían podido detenerle.
— ¿No hubo combates? ¿Solo llega y se va sin enfrentar a los luchadores? —
Preguntó tras plantearse el escenario en su cabeza, el último Rey Marino que había enfrentado era altamente agresivo y buscaba destruir todo más si alguien le plantaba frente. No había retrocedido pese a sus heridas y el sonido de su espada había estado presente toda la noche aunque esperaba que esta vez siendo más fuerte y teniendo ayuda no involucrase tanto tiempo como esa vez. Si bien ya tenía conocimiento de que las armas convencionales no lograban herir a la bestia, debía tener una gran resistencia y a lo mejor una increíble piel para no dar las patas a torcer.
— A lo mejor el enfoque no debe ser hacerlo pasar por un lugar si no que el propio lugar llame a la criatura. Los animales no son tontos, pueden presentir cuando hay una trampa, pero siguen siendo esclavos de sus instintos... creo que empiezo a hacerme una idea de como aprovechar las trampas. —
Mientras caminaba y seguía las indicaciones de los muchachos, la Oni trazaba planes en su mente, a lo mejor podían usar las trampas para delimitar un terreno en lugar de atrapar a la bestia. Definir una arena de combate en la cual ellos tuvieran la ventaja y con una libertad prisionera lograr que la criatura solo pudiese escapar mediante un combate. Lo había visto en sitios de peleas, una jaula o una arena que se encargaba de delimitar el rango de movimiento, para una espadachina como ella el hecho de crear y limitar el escape de la bestia era la mejor manera de encarar el problema.