Kuro D. Zirko
Payaza D. Zirko
24-12-2024, 05:12 AM
La noche anterior, Zirko había recibido una llamada inesperada. Un oficial de alto rango la había citado en un espacio abierto cerca de la base, pues cualquier despacho era imposible para alguien de su tamaño. La reunión tuvo lugar bajo la luz tenue de las lámparas que iluminaban el patio central, donde el oficial esperaba con una caja sellada a sus pies.
Esto tiene que llegar contigo al North Blue. No la abras bajo ninguna circunstancia - le había ordenado el hombre, con un tono firme que no dejaba lugar a preguntas.
Zirko, cuya figura inmensa parecía hacer que el oficial se viera pequeño, había bajado la mirada hacia la caja. Sus ojos reflejaban una mezcla de resignación y desasosiego. Las sombras de la noche acentuaban la melancolía en su rostro.
Entendido… lo siento si causo problemas - había respondido, con pena en el hablar.
El oficial no había dicho nada más. Solo había dado media vuelta y se había retirado, dejando a Zirko con la caja, que ahora parecía pesar más de lo que realmente debía. La gigante la había recogido con delicadeza, sosteniéndola entre sus enormes manos antes de guardarla en una bolsa especial diseñada para su tamaño.
Cuando amaneció, Zirko aún no había podido sacudirse la inquietud que esa caja le provocaba. Mientras el resto de sus compañeros se organizaban, ella permanecía en el mismo lugar, contemplando la caja como si esperara que le revelara sus secretos.
Fue entonces cuando la voz de Henry resonó en la base, llamando a todos al muelle. Zirko escuchó su nombre entre los gritos y soltó un suspiro pesado - Ya voy… - murmuró para sí misma.
Con pasos lentos y pesados, comenzó su camino hacia el muelle. A su alrededor, la brisa invernal agitaba los árboles y hacía crujir el suelo bajo sus pies. Su silueta imponente se destacaba contra el horizonte, pero su postura encorvada y sus movimientos pausados reflejaban un estado de ánimo sombrío.
Cuando finalmente llegó al muelle, el espectáculo que se desarrollaba frente a ella no logró arrancarle más que una mirada breve. El gigantesco pulpo aerostático dominaba el cielo, atrayendo a una multitud de curiosos y viajeros. Zirko apenas prestó atención al alboroto, su mente seguía atrapada en los eventos de la noche anterior.
Desde las alturas, divisó a sus compañeros reunidos. Sirius mantenía su habitual calma, Arthur observaba al coloso aéreo con una mezcla de asombro y análisis, y Henry saludaba efusivamente a todos. Zirko descendió con cuidado, asegurándose de no perturbar a la multitud con su tamaño.
Lamento la demora - dijo, su voz profunda y algo apagada mientras se acercaba al grupo.
Henry le dedicó una sonrisa amplia y un saludo animado, pero Zirko apenas logró responder con un leve movimiento de cabeza. La tristeza seguía pesando en su mirada, y aunque trataba de no mostrarlo, el ambiente de emoción y curiosidad no lograba alcanzarla.
Mientras el grupo se preparaba para partir, Zirko ajustó la correa de su bolsa una vez más. La caja, aparentemente insignificante, seguía allí, cargando con ella un peso que no era físico, sino emocional. Sabía que el viaje al North Blue marcaría algo importante, aunque no podía prever si sería para bien o para mal.
Esto tiene que llegar contigo al North Blue. No la abras bajo ninguna circunstancia - le había ordenado el hombre, con un tono firme que no dejaba lugar a preguntas.
Zirko, cuya figura inmensa parecía hacer que el oficial se viera pequeño, había bajado la mirada hacia la caja. Sus ojos reflejaban una mezcla de resignación y desasosiego. Las sombras de la noche acentuaban la melancolía en su rostro.
Entendido… lo siento si causo problemas - había respondido, con pena en el hablar.
El oficial no había dicho nada más. Solo había dado media vuelta y se había retirado, dejando a Zirko con la caja, que ahora parecía pesar más de lo que realmente debía. La gigante la había recogido con delicadeza, sosteniéndola entre sus enormes manos antes de guardarla en una bolsa especial diseñada para su tamaño.
Cuando amaneció, Zirko aún no había podido sacudirse la inquietud que esa caja le provocaba. Mientras el resto de sus compañeros se organizaban, ella permanecía en el mismo lugar, contemplando la caja como si esperara que le revelara sus secretos.
Fue entonces cuando la voz de Henry resonó en la base, llamando a todos al muelle. Zirko escuchó su nombre entre los gritos y soltó un suspiro pesado - Ya voy… - murmuró para sí misma.
Con pasos lentos y pesados, comenzó su camino hacia el muelle. A su alrededor, la brisa invernal agitaba los árboles y hacía crujir el suelo bajo sus pies. Su silueta imponente se destacaba contra el horizonte, pero su postura encorvada y sus movimientos pausados reflejaban un estado de ánimo sombrío.
Cuando finalmente llegó al muelle, el espectáculo que se desarrollaba frente a ella no logró arrancarle más que una mirada breve. El gigantesco pulpo aerostático dominaba el cielo, atrayendo a una multitud de curiosos y viajeros. Zirko apenas prestó atención al alboroto, su mente seguía atrapada en los eventos de la noche anterior.
Desde las alturas, divisó a sus compañeros reunidos. Sirius mantenía su habitual calma, Arthur observaba al coloso aéreo con una mezcla de asombro y análisis, y Henry saludaba efusivamente a todos. Zirko descendió con cuidado, asegurándose de no perturbar a la multitud con su tamaño.
Lamento la demora - dijo, su voz profunda y algo apagada mientras se acercaba al grupo.
Henry le dedicó una sonrisa amplia y un saludo animado, pero Zirko apenas logró responder con un leve movimiento de cabeza. La tristeza seguía pesando en su mirada, y aunque trataba de no mostrarlo, el ambiente de emoción y curiosidad no lograba alcanzarla.
Mientras el grupo se preparaba para partir, Zirko ajustó la correa de su bolsa una vez más. La caja, aparentemente insignificante, seguía allí, cargando con ella un peso que no era físico, sino emocional. Sabía que el viaje al North Blue marcaría algo importante, aunque no podía prever si sería para bien o para mal.