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Octojin
El terror blanco
24-12-2024, 11:40 AM
Octojin se frotó las manos mientras avanzaba por las calles adoquinadas de Loguetown. La brisa invernal era cortante, y los copos de nieve caían con una parsimonia casi mágica, cubriendo los techos y barandas del puerto. Hacía meses que no veía a sus compañeros de la base, y el destino parecía haber decidido juntarlos de nuevo en una misión extraña y novedosa que tenía al tiburón dando palmas con las orejas. Su objetivo: infiltrarse en los rumores sobre los pulpos voladores y desentrañar si los viajes baratos al North Blue escondían algo más siniestro. Y es que los rumores habían ido cada vez a más, llegando incluso a desvariar en complejas tramas que podían venir de los sitios más inhóspitos.
Para pasar desapercibido, el gyojin había improvisado un atuendo "casual". Llevaba un abrigo largo y grueso que ocultaba parte de sus características escamosas y una bufanda que envolvía su cuello, tapando las branquias que lo delataban. Un sombrero ancho cubría la forma peculiar de su cabeza. Aun así, su tamaño descomunal no ayudaba mucho, y más de un transeúnte le echaba una mirada curiosa mientras pasaba. Tenía la sensación de que eran incluso más miradas que cuando iba sin aquella extravagante ropa.
Al llegar al muelle, la escena era abrumadora. Decenas de personas se agolpaban en filas desordenadas, cargando baúles, carretillas y provisiones. Los gritos de vendedores ambulantes y el alboroto de los organizadores añadían un caos controlado al ambiente. Fue entonces cuando Octojin alzó la vista y vio a los famosos pulpos flotantes. Se quedó unos segundos totalmente absorto en ellos. Realmente era complicado no hacerlo.
Eran gigantescos. Sus cuerpos esféricos brillaban con una luz tenue, casi etérea, y sus tentáculos largos y sinuosos se movían con una gracia hipnotizante mientras descendían lentamente. El escualo quedó maravillado, observando cómo las criaturas trabajaban en sincronía con los humanos que las guiaban. Era como un espectáculo sacado de una fantasía. ¿Entrenarían mucho para llegar a ese nivel?
—¡Eh, tú! —una mujer de uniforme oscuro lo sacó de su ensimismamiento. Su tono era eficiente pero amable— ¿Tu número?
Octojin le mostró el pase que le habían entregado para la misión. La mujer lo revisó rápidamente y asintió.
—Pulpo veintitrés. Es aquel de allí —señaló hacia uno de los colosos, que estaba alineado con una plataforma donde ya se acomodaban varios barcos.
El gyojin agradeció con un leve movimiento de cabeza y se dirigió al área designada, casi con más ímpetu por ver cómo se movían los pulpos que por reencontrarse con su brigada. Su barco, un pequeño velero modificado para la misión, ya estaba siendo asegurado con las correas y redes que los trabajadores colocaban con destreza. Subió a bordo, inclinándose un poco para evitar llamar demasiado la atención. La cubierta estaba desierta, salvo por un par de cajas que contenían equipo de infiltración. Se sentó en uno de los bancos de madera, ajustándose el sombrero y envolviéndose más en su abrigo. Y entonces, se limitó a esperar. A que llegasen los suyos y a que los pulpos hicieran lo que fuera que debían hacer para empezar a volar. Aunque... ¿Tendría Octojin vértigo? La verdad es que nunca había subido muy alto...
La espera fue breve. Pronto, sintió un leve temblor bajo sus pies cuando el pulpo comenzó a enganchar el barco con sus tentáculos. La criatura emitió un zumbido bajo y vibrante que resonó en el aire. Octojin miró hacia arriba, observando cómo el gigantesco cefalópodo movía sus extremidades con una precisión casi mecánica. Era impresionante cómo algo tan inmenso podía ser tan delicado. El escualo se puso bastante nervioso, ya que faltaban sus amigos aún. Pero pronto se percató que el pulpo solo estaba agarrando el barco, que aún no era el momento de salir volando.
El escualo se acomodó, repasando mentalmente los detalles de la misión. Según los rumores, esta empresa de transporte estaba siendo utilizada por ciertos grupos criminales para mover mercancías y personas al North Blue sin levantar sospechas. Su objetivo era infiltrarse y recopilar información sobre los pasajeros y la tripulación. Y no solo era misión suya, sino del resto de sus compañeros de brigada también.
Mientras esperaba a que llegaran el resto de sus compañeros, Octojin dejó escapar un suspiro. No podía negar que esta misión tenía algo de emocionante. La idea de viajar en el aire, sostenido por un pulpo gigante, era tan absurda como fascinante. Sin embargo, su mente no tardó en regresar a su propósito: averiguar si todo esto era realmente tan "seguro" como la compañía proclamaba.
El gyojin miró hacia el horizonte, donde otros barcos empezaban a ascender lentamente hacia el cielo, enganchados a los tentáculos de estas criaturas mágicas. Sus pensamientos divagaron por un momento, preguntándose qué lo esperaba en el North Blue y si este nuevo método de transporte era realmente el futuro... o solo otro desastre en ciernes.
Para pasar desapercibido, el gyojin había improvisado un atuendo "casual". Llevaba un abrigo largo y grueso que ocultaba parte de sus características escamosas y una bufanda que envolvía su cuello, tapando las branquias que lo delataban. Un sombrero ancho cubría la forma peculiar de su cabeza. Aun así, su tamaño descomunal no ayudaba mucho, y más de un transeúnte le echaba una mirada curiosa mientras pasaba. Tenía la sensación de que eran incluso más miradas que cuando iba sin aquella extravagante ropa.
Al llegar al muelle, la escena era abrumadora. Decenas de personas se agolpaban en filas desordenadas, cargando baúles, carretillas y provisiones. Los gritos de vendedores ambulantes y el alboroto de los organizadores añadían un caos controlado al ambiente. Fue entonces cuando Octojin alzó la vista y vio a los famosos pulpos flotantes. Se quedó unos segundos totalmente absorto en ellos. Realmente era complicado no hacerlo.
Eran gigantescos. Sus cuerpos esféricos brillaban con una luz tenue, casi etérea, y sus tentáculos largos y sinuosos se movían con una gracia hipnotizante mientras descendían lentamente. El escualo quedó maravillado, observando cómo las criaturas trabajaban en sincronía con los humanos que las guiaban. Era como un espectáculo sacado de una fantasía. ¿Entrenarían mucho para llegar a ese nivel?
—¡Eh, tú! —una mujer de uniforme oscuro lo sacó de su ensimismamiento. Su tono era eficiente pero amable— ¿Tu número?
Octojin le mostró el pase que le habían entregado para la misión. La mujer lo revisó rápidamente y asintió.
—Pulpo veintitrés. Es aquel de allí —señaló hacia uno de los colosos, que estaba alineado con una plataforma donde ya se acomodaban varios barcos.
El gyojin agradeció con un leve movimiento de cabeza y se dirigió al área designada, casi con más ímpetu por ver cómo se movían los pulpos que por reencontrarse con su brigada. Su barco, un pequeño velero modificado para la misión, ya estaba siendo asegurado con las correas y redes que los trabajadores colocaban con destreza. Subió a bordo, inclinándose un poco para evitar llamar demasiado la atención. La cubierta estaba desierta, salvo por un par de cajas que contenían equipo de infiltración. Se sentó en uno de los bancos de madera, ajustándose el sombrero y envolviéndose más en su abrigo. Y entonces, se limitó a esperar. A que llegasen los suyos y a que los pulpos hicieran lo que fuera que debían hacer para empezar a volar. Aunque... ¿Tendría Octojin vértigo? La verdad es que nunca había subido muy alto...
La espera fue breve. Pronto, sintió un leve temblor bajo sus pies cuando el pulpo comenzó a enganchar el barco con sus tentáculos. La criatura emitió un zumbido bajo y vibrante que resonó en el aire. Octojin miró hacia arriba, observando cómo el gigantesco cefalópodo movía sus extremidades con una precisión casi mecánica. Era impresionante cómo algo tan inmenso podía ser tan delicado. El escualo se puso bastante nervioso, ya que faltaban sus amigos aún. Pero pronto se percató que el pulpo solo estaba agarrando el barco, que aún no era el momento de salir volando.
El escualo se acomodó, repasando mentalmente los detalles de la misión. Según los rumores, esta empresa de transporte estaba siendo utilizada por ciertos grupos criminales para mover mercancías y personas al North Blue sin levantar sospechas. Su objetivo era infiltrarse y recopilar información sobre los pasajeros y la tripulación. Y no solo era misión suya, sino del resto de sus compañeros de brigada también.
Mientras esperaba a que llegaran el resto de sus compañeros, Octojin dejó escapar un suspiro. No podía negar que esta misión tenía algo de emocionante. La idea de viajar en el aire, sostenido por un pulpo gigante, era tan absurda como fascinante. Sin embargo, su mente no tardó en regresar a su propósito: averiguar si todo esto era realmente tan "seguro" como la compañía proclamaba.
El gyojin miró hacia el horizonte, donde otros barcos empezaban a ascender lentamente hacia el cielo, enganchados a los tentáculos de estas criaturas mágicas. Sus pensamientos divagaron por un momento, preguntándose qué lo esperaba en el North Blue y si este nuevo método de transporte era realmente el futuro... o solo otro desastre en ciernes.