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Airgid Vanaidiam
Metalhead
24-12-2024, 02:46 PM
Qué mañana tan helada. A Airgid no le hacía especial gracia el frío, acostumbrada a las temperaturas más cálidas, incluso ardientes. Así que supo que tendría que abrigarse bien, porque ya no solo es que había comenzado el Invierno, es que ponían rumbo hacia los mares del norte, el North Blue. La rubia se encontraba en su habitación, aunque ya había perdido todo el sentido, pues ya apenas la utilizaba, solo para guardar su ropa. La cama de Ragnheidr era más grande y cómoda. Pero justamente estaba ojeando entre sus abrigos, viendo lo que ponerse no solo ella, sino también sus hijas. — Esto servirá. — Concluyó, sacando del armario una única pieza de cuerpo entero. Era de color negro y de manga larga, y a pesar de ser ceñido al cuerpo y resaltar sus curvas, tenía una capa interior con pelitos que resultaba la mar de calentito. Aunque el implante de metal quedaba a la vista, por supuesto. Antes de colocarse el abrigo por encima, terminó de vestir a las niñas.
Tenía miedo de que tanto frío les acabase resfriando, aún eran muy pequeñas, aunque por tamaño y por actitud no lo parecieran, así que Airgid les puso de todo: gorrito, guantes, calcetines extra gorditos, y un buen abrigo mullido que las dejaba prácticamente envalsamadas. Era gracioso ver cómo interactuaban las dos, pues Lilyd era tranquila, calmada, apenas daba un problema; y por otro lado, Gunnr era tremendamente activa y revoltosa. A veces, la buccaneer buscaba a su hermana para enfrentarse a ella, y entonces Lilyd cambiaba por completo, se encendía rápido como una cerilla y competía contra Gunnr con una energía que parecía impropia de un bebé. Era como si supiera que, al ser la única humana de sus hermanos, tendría que esforzarse mucho más para alcanzarles en cuanto a fuerza. Y vaya si se esforzaba. Airgid observó cómo jugaban durante un rato. — Venga, vamos a buscar a Ragn. — Se colocó a las dos niñas en el pecho, aferradas a su cuerpo gracias a unos fulares que además, les serviría también como protección contra el frío. Por último, se puso un abrigo blanco de piel sobre los hombros, largo y mullido. Y salió a la cubierta del barco.
Allí encontró rápidamente a Ragnheidr, que estaba teniendo un momento tierno con Pepe, y es que hacía mucho que no se veían. A Airgid le costaba horrores no soltar una risilla siempre que veía a aquel perro, con sus peinados la mar de bien hechos, ¿quién se los hacía? A saber, pero tenía toda su admiración, desde luego. Antes de acercarse, observó a su alrededor. No se encontraban en un sitio cualquiera, los barcos estaban preparados en plataformas para empezar el viaje al North Blue. Airgid aún no sabía cómo se llevaría a cabo dicho viaje, solo sabía que había sido un ofertón y algo único que no volvería a repetirse, al menos no en mucho tiempo, y es que habían dicho que seríia un método algo... "experimental". Aquello más que temor o inseguridad, le generaba a Airgid una curiosidad tremenda, ¿qué tipo de tecnología sería? Se moría por verlo. Pero aún tenían que llegar los demás.
Finalmente se acercó a los tres, pues rápidamente se dio cuenta de que Herold estaba encima de Pepe, montándolo como si fuera un corcel. Sus hermanas enseguida demostraron sus celos, luchando por salir del abrazo de Airgid y conocer al perrete. — Está bien, está bien... — Así que la rubia las dejó salir, colocándolas en el suelo, y no tardaron en llegar hasta Pepe, comenzando a incordiarle. El sonido lejano les interrumpió, anunciando que no quedaba mucho para comenzar el viaje. — ¿Dónde estarán los demás? — Preguntó un poco al aire. Se moría de ganas por verles, después de tanto tiempo separados.
Tenía miedo de que tanto frío les acabase resfriando, aún eran muy pequeñas, aunque por tamaño y por actitud no lo parecieran, así que Airgid les puso de todo: gorrito, guantes, calcetines extra gorditos, y un buen abrigo mullido que las dejaba prácticamente envalsamadas. Era gracioso ver cómo interactuaban las dos, pues Lilyd era tranquila, calmada, apenas daba un problema; y por otro lado, Gunnr era tremendamente activa y revoltosa. A veces, la buccaneer buscaba a su hermana para enfrentarse a ella, y entonces Lilyd cambiaba por completo, se encendía rápido como una cerilla y competía contra Gunnr con una energía que parecía impropia de un bebé. Era como si supiera que, al ser la única humana de sus hermanos, tendría que esforzarse mucho más para alcanzarles en cuanto a fuerza. Y vaya si se esforzaba. Airgid observó cómo jugaban durante un rato. — Venga, vamos a buscar a Ragn. — Se colocó a las dos niñas en el pecho, aferradas a su cuerpo gracias a unos fulares que además, les serviría también como protección contra el frío. Por último, se puso un abrigo blanco de piel sobre los hombros, largo y mullido. Y salió a la cubierta del barco.
Allí encontró rápidamente a Ragnheidr, que estaba teniendo un momento tierno con Pepe, y es que hacía mucho que no se veían. A Airgid le costaba horrores no soltar una risilla siempre que veía a aquel perro, con sus peinados la mar de bien hechos, ¿quién se los hacía? A saber, pero tenía toda su admiración, desde luego. Antes de acercarse, observó a su alrededor. No se encontraban en un sitio cualquiera, los barcos estaban preparados en plataformas para empezar el viaje al North Blue. Airgid aún no sabía cómo se llevaría a cabo dicho viaje, solo sabía que había sido un ofertón y algo único que no volvería a repetirse, al menos no en mucho tiempo, y es que habían dicho que seríia un método algo... "experimental". Aquello más que temor o inseguridad, le generaba a Airgid una curiosidad tremenda, ¿qué tipo de tecnología sería? Se moría por verlo. Pero aún tenían que llegar los demás.
Finalmente se acercó a los tres, pues rápidamente se dio cuenta de que Herold estaba encima de Pepe, montándolo como si fuera un corcel. Sus hermanas enseguida demostraron sus celos, luchando por salir del abrazo de Airgid y conocer al perrete. — Está bien, está bien... — Así que la rubia las dejó salir, colocándolas en el suelo, y no tardaron en llegar hasta Pepe, comenzando a incordiarle. El sonido lejano les interrumpió, anunciando que no quedaba mucho para comenzar el viaje. — ¿Dónde estarán los demás? — Preguntó un poco al aire. Se moría de ganas por verles, después de tanto tiempo separados.