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Lance Turner
Shirogami
26-12-2024, 03:03 AM
(Última modificación: 26-12-2024, 03:27 AM por Lance Turner.
Razón: Corrección de post (Colores)
)
RUMBO AL NORTH BLUE
03 de Invierno del año 724.
El sonido del mar fue lo primero que captó mi atención al salir lentamente del sueño. Ese vaivén rítmico de las olas contra el casco del barco, constante y tranquilizador, parecía sincronizado con mi propia respiración. Todavía con los ojos cerrados, escuché el graznido distante de las gaviotas, un sonido familiar que siempre traía consigo la promesa de costa cercana y movimiento humano.
Luego, otro ruido comenzó a colarse entre esos sonidos naturales: el murmullo del gentío. Voces cruzándose en una cacofonía organizada, mezcladas con el crujir de cajas al ser movidas, órdenes gritadas a los estibadores y risas esporádicas de los niños que correteaban por los muelles. Todo esto componía una melodía única que sólo un puerto podía ofrecer.
Abrí los ojos despacio, permitiéndome un momento más en ese estado de vigilia tranquila, observando la luz del sol, filtrándose a través de las rendijas de madera del camarote. Todo apuntaba a que hoy sería un día despejado y cálido. Me estiré en la cama, escuchando el leve crujido de los tablones bajo mí, un recordatorio constante de que estaba en casa, en nuestro nuevo barco y hogar.
A lo lejos, un graznido particularmente agudo me arrancó una sonrisa. Las gaviotas siempre parecían estar discutiendo entre ellas, como si el simple acto de volar no fuera suficiente entretenimiento. Y entonces, como una ola rompiendo suavemente en la orilla, el sonido del gentío volvió a invadir mis pensamientos. La actividad en los muelles estaba en pleno apogeo, y eso sólo significaba una cosa: Hoy es el gran día.
- Hora de levantarse, Lance. - Me dije mientras me incorporaba. - El North Blue está esperándonos.
Me incorporé en mi hamaca, estirándome mientras escuchaba los ronquidos retumbantes de Gretta provenientes del camarote contiguo. Por momentos, su sonido era tan constante y profundo que parecía confundirse con el propio crujir del barco. Me reí para mí mismo, aunque ya me había acostumbrado, todavía me resultaba llamativo y me encantaba imaginar la reacción de cualquier persona que lo escuchase por primera vez.
El aire del camarote estaba impregnado de un olor delicioso que se colaba desde la cocina. Teruyoshi ya estaba trabajando en el desayuno, y por el aroma, parecía ser algo especial. Olía a pan recién hecho y alguna mezcla de especias que sólo él sabía combinar. Sus desayunos eran de los mejores momentos para la banda, y en más de una ocasión, han sido capaces de sacarnos una sonrisa, incluso los días más oscuros.
Salté de la hamaca con energía, dando unas cuantas palmadas por si eso lograba hacer despertar a alguien más de allí. Posteriormente, cogí un cubo de agua que había preparado la noche anterior y me lavé rápidamente la cara, disfrutando del frescor. Posteriormente, comencé a asearme el cuerpo en un lavado rápido para empezar el día oliendo bien. Ajusté la camisa blanca que me había reservado para la ocasión y me coloqué el chaleco negro con bordados dorados. Como toque final, me peiné el cabello con los dedos, buscando un equilibrio entre desordenado y elegante.
Cuando llegué al comedor, ya había un ambiente bastante bueno en el aire. Teruyoshi estaba colocando los últimos platos en la mesa: huevos revueltos con hierbas, pan tostado con una generosa capa de mantequilla, fruta fresca cortada con una precisión que sólo él tenía, y, por supuesto, un delicioso café que llenaba la estancia con su aroma.
- Esto luce como un banquete, Teruyoshi. ¿Nos estás malacostumbrando? - Comenté riéndome un poco mientras me sentaba.
- Si vamos a cruzar los mares hacia el North Blue, más vale estar bien alimentados. - Respondió Teruyoshi con una sonrisa discreta, como si no fuera nada meritorio el desayuno que estaba preparándonos, pero dejando claro que había una razón de peso tras preparar tal banquete.
Poco a poco fueron entrando en la cocina los demás, Juuken saludando de buena manera, Qazan con una gran sonrisa, Hestia mostrándose algo discreta en la comida que iba cogiendo, y Gretta siendo Gretta, era uno de sus momentos favoritos del día. Seguramente, el principal motivo de despertarse en lugar de seguir durmiendo, sería esta clase de desayunos que nos preparaba Teruyoshi.
La tripulación estaba emocionada, podía verlo en sus caras, en la energía con la que hablaban de lo que les esperaba. Cada uno tenía sus sueños y metas, y el North Blue era una página en blanco llena de posibilidades. Sin embargo, mientras sonreía y bromeaba con ellos, no pude evitar sentir un nudo en el pecho.
Recordé a Goku, aquel compañero cuya lealtad hacia nosotros fue indiscutible, hasta ese fatídigo día donde descubrimos su conexión con el gobierno. Aunque había pasado tiempo, su ausencia seguía pesando, ese mono alocado nos hacía reír a cada rato. También pensé en Shiro, ese joven lleno de vida que había partido sin previo aviso. Todavía no sabíamos nada de él, y esa incertidumbre, aunque disfrazada con la esperanza de que estuviera bien, nunca desaparecía por completo.
- Supongo que esto sólo es parte de la vida, y tenemos que aprender a vivir con ello. - Reflexioné mientras observaba a mi tripulación disfrutar del desayuno. Cada uno de ellos era un tesoro para mi, y no quería perder a ninguno de ellos.
Salí a cubierta poco después, con el ánimo renovado por el café y la charla. El puerto estaba lleno de actividad. Marineros de otros barcos cargaban cajas, revisaban mapas y ajustaban los últimos detalles de sus naves. Pero lo que realmente captó mi atención fueron esos magníficos pulpos aéreos gigantes.
Estas criaturas, majestuosas y silenciosas, flotaban por el aire con una gracia que desafiaba toda lógica. Sus tentáculos se movían lentamente, como si estuvieran bailando al compás del viento. Eran los encargados de llevar los barcos hacia el North Blue, usando una fuerza y precisión que ningún humano podría igualar. Algunos descendían hacia los muelles, mientras otros se elevaban con los barcos ya asegurados en sus tentáculos.
Mentalmente fui comparando todos los navíos que veía con nuestro barco, el fruto de semanas de trabajo de Qazan. Era una belleza. La madera robusta y el diseño impecable hablaban de su habilidad como carpintero. Cada detalle, desde la curvatura del casco hasta los refuerzos en las velas, estaba pensado para resistir los mares más peligrosos.
- ¡Qazan, es una obra maestra! - Grité hacia él, quien estaba supervisando los últimos ajustes. - ¡Muy pronto vamos a ver de qué es capaz este grandullón! -
Él levantó una mano en señal de agradecimiento, aunque su expresión no mostraba más que concentración. No necesitaba decir mucho; su trabajo hablaba por sí solo. Me volví hacia la tripulación, que ya estaba reunida en cubierta, ultimando los detalles antes de partir.
- ¡Escuchad bien! - Exclamé para captar la atención de todos. - Hoy comienza una nueva etapa para nosotros. Dejamos atrás el East Blue, pero no olvidaremos nunca todo lo que aquí hemos vivido. El North Blue nos espera con desafíos y oportunidades, y sólo si nos mantenemos unidos, seremos capaces de seguir adelante. - Miré entonces a Gretta, Qazan, y Hestia. - Vosotros, no sabemos cómo de conocidos seréis en el North Blue. Cuando nos recojan esos pulpos, y cuando lleguemos allí, sería mejor que os quedaseis dentro hasta que os avisemos de que es seguro. - Comencé a caminar hacia la parte frontal del barco, mientras continuaba con mi mensaje antes de partir. - Cualquier paso en falso, puede significar la muerte de todos. Esto no es un juego de niños, y el North Blue es territorio desconocido. Aseguremos nuestros primeros días allí.
Una voz sonó bien alto en aquel muelle, proveniente del que parecía uno de los responsables de los viajes en pulpo. Nos daban claras instrucciones de ir al lado izquierdo del muelle. Emocionado, indiqué a Juuken con la mano que hiciera caso a las indicaciones de aquel responsable, y reí un poco lleno de emoción.
- ¡Es un honor teneros a todos a bordo! - Grité a mi banda mostrándoles lo orgulloso que estaba de tenerlos conmigo.
Los pulpos aéreos comenzaron a acercarse a nuestro barco una vez nos colocamos donde nos indicó el responsable. Sus tentáculos, extendiéndose con precisión para levantar nuestro barco, eran increíbles. Era el comienzo de algo grande, y aunque no sabía exactamente qué nos esperaba, estaba listo para afrontarlo junto a los míos.
Miré al horizonte mientras nuestro barco comenzaba a elevarse. Allí estaba nuestro próximo destino, esperando ser conquistado. Y aunque el East Blue quedaba atrás, sabía que sus recuerdos siempre viajarían con nosotros.