Arthur Soriz
Gramps
26-12-2024, 03:34 AM
Al salir de la base, aparentemente Megumi quedaría atrás, ¿tal vez para hablar con ese supuesto conocido que conoce el bosque como la palma de su mano? Cual sea la razón exacta, de momento no los acompaña camino al bosque. Pronto dejan atrás la G-23, y con ello el pueblo de Rostock aproximándose cada vez más al bosque que se volvía cuanto más frondoso mientras avanzaban paso a paso.
El bosque los envuelve, como si intentara tragárselos en su inmensidad. Sienten cómo cada paso que dan sobre las hojas secas y las raíces irregulares parece resonar más de lo debido, como si el bosque mismo conspirara para delatar su posición. La luz del sol apenas logra colarse a través de las copas de los árboles, brindándoles quizás una oportunidad de ser más sigilosos. Los murmullos del viento entre los árboles y el ocasional trino de un ave ocultan cualquier sonido lejano, pero pronto empezarían a ver los primeros indicios de que el río estaba cerca.
Mientras continuaban su camino, el Den Den Mushi rompe la calma con su característico tono de llamada.
— Purupurupurupurupuru~ —apenas atienden, se escucha el "Patcha~" antes de que la inconfundible voz del comandante Rhys resuene con su habitual firmeza.
— Galhard, Rabbit, escuchen con atención. Cambio de planes. —la pausa que sigue parece alargarse más de lo necesario, como si Rhys midiera cada palabra antes de pronunciarla—. Megumi no continuará con ustedes en esta misión. —la frialdad en su tono deja claro que no espera preguntas—. No es su problema ni deben preocuparse por ello. Confío en que ambos podrán completar la tarea. Procedan con cautela y mantengan comunicación constante. Cambio y fuera.
El silencio que sigue al mensaje no es menos pesado que las palabras mismas. Ustedes saben que el comandante Rhys no actúa sin razón pero su decisión añade un matiz de incertidumbre. Ahora la misión recae únicamente en ustedes dos y tal vez eso signifique tener que andar con el doble o triple de cuidado al no tener un tercer par de ojos poniendo atención a sus alrededores. El suelo se vuelve más irregular y el ascenso por las pequeñas colinas les exige un esfuerzo adicional. La monotonía del bosque finalmente se rompe cuando alcanzan una pendiente suave desde donde la vegetación comienza a despejarse. Desde ahí, pueden observar lo que parece ser su destino... un campamento al lado del río.
El lugar es humilde... incluso descuidado. Carpas armadas con lonas viejas y ramas torcidas forman el núcleo de la instalación. Las estructuras están dispersas de manera caótica, como si hubieran sido levantadas en un apuro. Alrededor de las carpas unas cuantas cajas permanecen apiladas, algunas abiertas, dejando entrever mercancías que desde la posición en la que están resultan imposibles de identificar.
Pueden contar a entre ocho a diez personas moviéndose entre las carpas. Sus movimientos son erráticos... casi despreocupados, como si asumieran que nadie los observa o como si lo que estaban haciendo no fuera raro o ilegal. Desde la distancia fragmentos de sus conversaciones llegan a ustedes aunque demasiado débiles y desordenados para ser entendidos.
La escena que tienen frente a ustedes los invita a reflexionar. Desde su posición elevada tienen una vista privilegiada y segura. Podrían mantenerse ocultos observando, dejando que las acciones de esta gente hablen por sí mismas. Tal vez con un poco de paciencia logren descubrir quiénes son realmente y qué hacen aquí.
Pero esa no es la única opción. Podrían decidir que lo mejor es actuar con rapidez. Descender al campamento y presentarse como autoridad legítima podría ser suficiente para desbaratar cualquier intento de resistencia, si es que realmente son contrabandistas o criminales. Sin embargo, hacerlo implicaría asumir riesgos. La confrontación podría surgir de inmediato y no hay forma de garantizar que todos sean tan despreocupados como aparentan.
El bosque guarda silencio mientras ustedes sopesan estas posibilidades. Cada elección los acerca más al objetivo pero también los enfrenta a sus propias limitaciones. El campamento está ahí y es el momento de decidir el curso de acción. Lo que hagan ahora definirá el transcurso de la misión.
El bosque los envuelve, como si intentara tragárselos en su inmensidad. Sienten cómo cada paso que dan sobre las hojas secas y las raíces irregulares parece resonar más de lo debido, como si el bosque mismo conspirara para delatar su posición. La luz del sol apenas logra colarse a través de las copas de los árboles, brindándoles quizás una oportunidad de ser más sigilosos. Los murmullos del viento entre los árboles y el ocasional trino de un ave ocultan cualquier sonido lejano, pero pronto empezarían a ver los primeros indicios de que el río estaba cerca.
Mientras continuaban su camino, el Den Den Mushi rompe la calma con su característico tono de llamada.
— Purupurupurupurupuru~ —apenas atienden, se escucha el "Patcha~" antes de que la inconfundible voz del comandante Rhys resuene con su habitual firmeza.
— Galhard, Rabbit, escuchen con atención. Cambio de planes. —la pausa que sigue parece alargarse más de lo necesario, como si Rhys midiera cada palabra antes de pronunciarla—. Megumi no continuará con ustedes en esta misión. —la frialdad en su tono deja claro que no espera preguntas—. No es su problema ni deben preocuparse por ello. Confío en que ambos podrán completar la tarea. Procedan con cautela y mantengan comunicación constante. Cambio y fuera.
El silencio que sigue al mensaje no es menos pesado que las palabras mismas. Ustedes saben que el comandante Rhys no actúa sin razón pero su decisión añade un matiz de incertidumbre. Ahora la misión recae únicamente en ustedes dos y tal vez eso signifique tener que andar con el doble o triple de cuidado al no tener un tercer par de ojos poniendo atención a sus alrededores. El suelo se vuelve más irregular y el ascenso por las pequeñas colinas les exige un esfuerzo adicional. La monotonía del bosque finalmente se rompe cuando alcanzan una pendiente suave desde donde la vegetación comienza a despejarse. Desde ahí, pueden observar lo que parece ser su destino... un campamento al lado del río.
El lugar es humilde... incluso descuidado. Carpas armadas con lonas viejas y ramas torcidas forman el núcleo de la instalación. Las estructuras están dispersas de manera caótica, como si hubieran sido levantadas en un apuro. Alrededor de las carpas unas cuantas cajas permanecen apiladas, algunas abiertas, dejando entrever mercancías que desde la posición en la que están resultan imposibles de identificar.
Pueden contar a entre ocho a diez personas moviéndose entre las carpas. Sus movimientos son erráticos... casi despreocupados, como si asumieran que nadie los observa o como si lo que estaban haciendo no fuera raro o ilegal. Desde la distancia fragmentos de sus conversaciones llegan a ustedes aunque demasiado débiles y desordenados para ser entendidos.
La escena que tienen frente a ustedes los invita a reflexionar. Desde su posición elevada tienen una vista privilegiada y segura. Podrían mantenerse ocultos observando, dejando que las acciones de esta gente hablen por sí mismas. Tal vez con un poco de paciencia logren descubrir quiénes son realmente y qué hacen aquí.
Pero esa no es la única opción. Podrían decidir que lo mejor es actuar con rapidez. Descender al campamento y presentarse como autoridad legítima podría ser suficiente para desbaratar cualquier intento de resistencia, si es que realmente son contrabandistas o criminales. Sin embargo, hacerlo implicaría asumir riesgos. La confrontación podría surgir de inmediato y no hay forma de garantizar que todos sean tan despreocupados como aparentan.
El bosque guarda silencio mientras ustedes sopesan estas posibilidades. Cada elección los acerca más al objetivo pero también los enfrenta a sus propias limitaciones. El campamento está ahí y es el momento de decidir el curso de acción. Lo que hagan ahora definirá el transcurso de la misión.