Muzen Kibutsuji
Raiden
08-08-2024, 01:35 AM
Aquel grupo criminal tenía un solo objetivo al parecer hacerse con la rubia hija del dueño de aquella taberna donde habían llegado el hombre, miraba desde la cocina con impotencia ya que realmente no tenía como evitar que eso pasara solo apretaba con mucha fuerza su tenedor, si él era también el cocinero que había estado dando clases al joven lobo que había llegado con aquel grupo que llevaba ya unos días viviendo prácticamente en la taberna ya que se les veía por allí bastante seguido.
-Dejen a mi hija!!!
Gritaría el hombre molesto pasando por delante de Raiden para intentar hacer algo con su tenedor aunque eso fuera imposible pero una cosa no cambiaba la otra estaba dispuesto a morir por su hija si era necesario lo más importante que este hombre tenía, pero todo se saldría de control no sabemos que realidad alterada tenía este hombre pensando que vencería aquel grupo el cual no le dejo ni dar dos pasos ya que cuando los dio un cuchillo salió arrojado por el hombre arriba de la mesa el cual se clavaria en el costado derecho del dueño haciendo que chillara de poder y cayera hacia atrás prácticamente encima de aquel que era su discípulo culinario Raiden. Si este se hacía a un lado el hombre golpearía su cabeza contra el suelo y seguramente perdería la conciencia y la vida en unos minutos si su sangre seguía saliendo por la herida que acaba de sufrir aquello fue el aviso de salida el jefe del grupo abandonaría la taberna cargando a la mujer bajo su hombro y el grueso de aquel grupo quedando solamente dos hombres acompañando al de la mesa que sonreía con malicia por lo que acaba de hacer tomando una botella que descansaba en los bolsillos de su compañero encendería este con un movimiento de mano como si fuera magia y arrojaría la botella al centro de la taberna provocando que el fuego comenzara a consumir una de las mesas más cercanas y el fuego empezara a extenderse de su boca saldría unas palabras maliciosas.
-Mueran quemadas alimañas...
Diría en ese momento mientras se colocaba de pie y seguía jugando con la segunda daga la cual no arrojo sino que la metió en su traje haciéndola desaparecer como si fuera un truco de magia, era un tipo peligroso sin lugar a dudas quien arrojaría otra botella en un instante antes de irse esta segunda fue lanzada directa hacia donde estaban las reservas de bebidas alcohólicas si querían evitar que ese lugar explotara llevándose las habitaciones y quizás alguna de las vidas presentes en la taberna era mejor que se movieran buscando alguna manera de apagar aquellas llamas, que no hacían otra cosa que no fuera extenderse por todo el suelo de madera del lugar, el hombre extendía su mano hacia la puerta mientras su mente empezaba a querer abandonarlo.
-Dejen a mi hija!!!
Gritaría el hombre molesto pasando por delante de Raiden para intentar hacer algo con su tenedor aunque eso fuera imposible pero una cosa no cambiaba la otra estaba dispuesto a morir por su hija si era necesario lo más importante que este hombre tenía, pero todo se saldría de control no sabemos que realidad alterada tenía este hombre pensando que vencería aquel grupo el cual no le dejo ni dar dos pasos ya que cuando los dio un cuchillo salió arrojado por el hombre arriba de la mesa el cual se clavaria en el costado derecho del dueño haciendo que chillara de poder y cayera hacia atrás prácticamente encima de aquel que era su discípulo culinario Raiden. Si este se hacía a un lado el hombre golpearía su cabeza contra el suelo y seguramente perdería la conciencia y la vida en unos minutos si su sangre seguía saliendo por la herida que acaba de sufrir aquello fue el aviso de salida el jefe del grupo abandonaría la taberna cargando a la mujer bajo su hombro y el grueso de aquel grupo quedando solamente dos hombres acompañando al de la mesa que sonreía con malicia por lo que acaba de hacer tomando una botella que descansaba en los bolsillos de su compañero encendería este con un movimiento de mano como si fuera magia y arrojaría la botella al centro de la taberna provocando que el fuego comenzara a consumir una de las mesas más cercanas y el fuego empezara a extenderse de su boca saldría unas palabras maliciosas.
-Mueran quemadas alimañas...
Diría en ese momento mientras se colocaba de pie y seguía jugando con la segunda daga la cual no arrojo sino que la metió en su traje haciéndola desaparecer como si fuera un truco de magia, era un tipo peligroso sin lugar a dudas quien arrojaría otra botella en un instante antes de irse esta segunda fue lanzada directa hacia donde estaban las reservas de bebidas alcohólicas si querían evitar que ese lugar explotara llevándose las habitaciones y quizás alguna de las vidas presentes en la taberna era mejor que se movieran buscando alguna manera de apagar aquellas llamas, que no hacían otra cosa que no fuera extenderse por todo el suelo de madera del lugar, el hombre extendía su mano hacia la puerta mientras su mente empezaba a querer abandonarlo.