
Gavyn Peregrino
Rose Branwell
27-12-2024, 02:21 AM
La persecución se estaba alargando más de lo que deseaba, de hecho, estaba trayendo más problemas de los que esperaba, que los piratas siguieran al moreno lo único que provocaba es que tuviera más contendientes a la hora de atraparlo, quizás tendríamos que repartirnos sus partes, como sucedió con Túpac Amaru, pero con menos caballos y más filos de por medio, por supuesto. Pensar que estaba recorriendo gran parte de Rostock por un ovillo de lana se sentía vacuo, pero también había un deje hilarante en el asunto. La adrenalina cabalgaba en mi sangre, recorriendo cada arteria de mí sistema circulatorio, como una carrera desenfrenada por el primer puesto; los músculos de mi piernas ardían, ardían de una forma diferente a la que sentía cuando viajaba volando por los Blues; mis pulmones se llenaban de oxígeno con cada batir de las níveas alas en mi espalda y una sensación de… Satisfacción me recorrió el cuerpo entero.
Exhalé y una risa escapó de mi pecho, este ladrón me estaba dando suficiente emoción para los próximos meses, aunque aún deseaba atraparlo y clavar mis garras en él para quitarle lo que me había robado, así fuese un ovillo de lana o cien mil berrys, era mío, y lo defendería con la ferocidad correspondiente. Aunque, conocía mis límites, si las cosas se complicaban lo suficiente daría por terminada este acecho a gran velocidad y encontraría al hombre posteriormente, porque también me consideraba una persona paciente, tanto como para considerar dejar atrás lo mío, reagruparme, recuperar la compostura y planear cómo cazar correctamente al escurridizo ratón de Rostock. Al final los ratones pueden ser depredadores de menor tamaño, pero no dejan de ser presas de las aves, y asegurarme de aclarar eso sería una quehacer que cumpliría con el más poderoso de los gozos.
La agilidad con la que recorrí los techos no daba precio a la rapidez con la que lo atraparía si estuviera montando el viento, porque ese era mi hábitat natural, sin mencionar que me esforzaba mucho menos, mis músculos estaban preparados para el vuelo, si, pero no tanto para los saltos, supuse que sería algo que tendría que corregir durante la temporada, porque no sería la última carrera contra el tiempo con la que me encontraría, pero sí la más extraña hasta ahora, ya que solía afrontar las situaciones en el cielo, no en la tierra. Podía ver claramente a los piratas que le daban caza a Bonez, si no pudiera verlos, seguro que los escucharía, gritos y groserías se oían desde más abajo en la calle, aquellos que no eran capaces de seguir el rastro del pillo refunfuñar mucho más atrás, abandonados por sus compañeros, quienes tenían el objetivo de atraparlo y la determinación para seguirlo.
Las cosas cambiaron de un momento a otro, mi concentración por apoderarme del ladrón hicieron que no pusiera suficiente atención a lo demás, pero eso no significaba que no lo hubiese notado, el bullicio al final atraería las fuerzas del orden, más bien, de la ley. No fue complicado detectar que los marines se acercaban sus uniformes de color azul brillante hacían que fuese muy sencillo distinguirlos entre la multitud, además de que nos encontrábamos entre callejones y entresijos, había pocas formas de no hallarlos por el rabillo del ojo, ellos también hacían su cuota de escandalo. Tal vez esto me permitiría darle vuelta al asunto y mantener al ladrón debajo los ojos de quienes hacían caer el yugo de la “justicia”, igual que cuando la cuchilla de la guillotina descendía sobre el cuello de los inocentes y los culpables, condenados arbitrariamente a muerte muchas veces.
Miré por encima de mi hombro, reduciendo la velocidad hasta que me detuve en el techo, no queriendo dejarlos atrás. Me puse las manos en las rodillas y miré a los marines, intentando acercarme, pero, cuando el líder de la patrulla me apuntó y amartilló la pistola en sus manos, solo fui capaz de levantar las manos, cerrando los párpados con fuerza, cambiando mi expresión a una de temor, me sorprendió que reconocieran mi especie, no éramos muchos ni muy conocidos, después de todo los Solarian nacían del “cruce” entre dos especies que no solían juntarse: los Lunarian y los Skypeian, parecía que todo el mundo conocía a mi especie de repente, algo que me molesta, sin embargo, podía dejar aquello para después, en este momento debía componerme para eludir la situación que se había generado.
. – E-Espere, no dispare. –Mis manos temblaban desde que las levanté, dejando entrever el temor que tenía hacia el arma de fuego al apretar las alas contra mi espalda, haciéndome más pequeño– P-Puedo explicarlo todo, lo juro. Solo denme un momento.
Inhalé profundamente, las apariencias importaban, negué con la cabeza y luego volví a fijar mis ojos bruñidos en los marines.
. – Acabo de llegar al puerto, puedo demostrarlo, vine hasta aquí como navegante de un barco mercante, pero apenas bajé y fui de compras, un hombre moreno intentó robarme, por suerte tengo mi dinero, pero todavía tiene algo muy… Muy valioso. –Fruncí el ceño, mirando hacia el suelo, el dolor pasó por mis ojos como un breve destello– Ese tipo estaba vestido con un sombrero de copa y llevo persiguiéndolo toda la tarde, le mintió a unos comerciantes que parece que confiaban en él y se escapó por un pasadizo. Si no me creen, puedo guiarlos al área del puerto donde compré el objeto, hay testigos allí, pero, se los pido de corazón, ayúdenme a recuperar mis cosas, es lo único que puedo usar para recordar a mi familia…
Mi voz se quebró, las lágrimas anegaron mis ojos, mis plumas se esponjaron ligeramente. Mentiras y verdades, los ingredientes para formar una buena mentira.
. – Al hombre le están persiguiendo un grupo de piratas, estoy seguro, probablemente tuviera un destrato con ellos ¡No puede quedar impune!
Exhalé y una risa escapó de mi pecho, este ladrón me estaba dando suficiente emoción para los próximos meses, aunque aún deseaba atraparlo y clavar mis garras en él para quitarle lo que me había robado, así fuese un ovillo de lana o cien mil berrys, era mío, y lo defendería con la ferocidad correspondiente. Aunque, conocía mis límites, si las cosas se complicaban lo suficiente daría por terminada este acecho a gran velocidad y encontraría al hombre posteriormente, porque también me consideraba una persona paciente, tanto como para considerar dejar atrás lo mío, reagruparme, recuperar la compostura y planear cómo cazar correctamente al escurridizo ratón de Rostock. Al final los ratones pueden ser depredadores de menor tamaño, pero no dejan de ser presas de las aves, y asegurarme de aclarar eso sería una quehacer que cumpliría con el más poderoso de los gozos.
La agilidad con la que recorrí los techos no daba precio a la rapidez con la que lo atraparía si estuviera montando el viento, porque ese era mi hábitat natural, sin mencionar que me esforzaba mucho menos, mis músculos estaban preparados para el vuelo, si, pero no tanto para los saltos, supuse que sería algo que tendría que corregir durante la temporada, porque no sería la última carrera contra el tiempo con la que me encontraría, pero sí la más extraña hasta ahora, ya que solía afrontar las situaciones en el cielo, no en la tierra. Podía ver claramente a los piratas que le daban caza a Bonez, si no pudiera verlos, seguro que los escucharía, gritos y groserías se oían desde más abajo en la calle, aquellos que no eran capaces de seguir el rastro del pillo refunfuñar mucho más atrás, abandonados por sus compañeros, quienes tenían el objetivo de atraparlo y la determinación para seguirlo.
Las cosas cambiaron de un momento a otro, mi concentración por apoderarme del ladrón hicieron que no pusiera suficiente atención a lo demás, pero eso no significaba que no lo hubiese notado, el bullicio al final atraería las fuerzas del orden, más bien, de la ley. No fue complicado detectar que los marines se acercaban sus uniformes de color azul brillante hacían que fuese muy sencillo distinguirlos entre la multitud, además de que nos encontrábamos entre callejones y entresijos, había pocas formas de no hallarlos por el rabillo del ojo, ellos también hacían su cuota de escandalo. Tal vez esto me permitiría darle vuelta al asunto y mantener al ladrón debajo los ojos de quienes hacían caer el yugo de la “justicia”, igual que cuando la cuchilla de la guillotina descendía sobre el cuello de los inocentes y los culpables, condenados arbitrariamente a muerte muchas veces.
Miré por encima de mi hombro, reduciendo la velocidad hasta que me detuve en el techo, no queriendo dejarlos atrás. Me puse las manos en las rodillas y miré a los marines, intentando acercarme, pero, cuando el líder de la patrulla me apuntó y amartilló la pistola en sus manos, solo fui capaz de levantar las manos, cerrando los párpados con fuerza, cambiando mi expresión a una de temor, me sorprendió que reconocieran mi especie, no éramos muchos ni muy conocidos, después de todo los Solarian nacían del “cruce” entre dos especies que no solían juntarse: los Lunarian y los Skypeian, parecía que todo el mundo conocía a mi especie de repente, algo que me molesta, sin embargo, podía dejar aquello para después, en este momento debía componerme para eludir la situación que se había generado.
. – E-Espere, no dispare. –Mis manos temblaban desde que las levanté, dejando entrever el temor que tenía hacia el arma de fuego al apretar las alas contra mi espalda, haciéndome más pequeño– P-Puedo explicarlo todo, lo juro. Solo denme un momento.
Inhalé profundamente, las apariencias importaban, negué con la cabeza y luego volví a fijar mis ojos bruñidos en los marines.
. – Acabo de llegar al puerto, puedo demostrarlo, vine hasta aquí como navegante de un barco mercante, pero apenas bajé y fui de compras, un hombre moreno intentó robarme, por suerte tengo mi dinero, pero todavía tiene algo muy… Muy valioso. –Fruncí el ceño, mirando hacia el suelo, el dolor pasó por mis ojos como un breve destello– Ese tipo estaba vestido con un sombrero de copa y llevo persiguiéndolo toda la tarde, le mintió a unos comerciantes que parece que confiaban en él y se escapó por un pasadizo. Si no me creen, puedo guiarlos al área del puerto donde compré el objeto, hay testigos allí, pero, se los pido de corazón, ayúdenme a recuperar mis cosas, es lo único que puedo usar para recordar a mi familia…
Mi voz se quebró, las lágrimas anegaron mis ojos, mis plumas se esponjaron ligeramente. Mentiras y verdades, los ingredientes para formar una buena mentira.
. – Al hombre le están persiguiendo un grupo de piratas, estoy seguro, probablemente tuviera un destrato con ellos ¡No puede quedar impune!