[Autonarrada] [A - 1] Remodelando DemonTooth

Día 2 de Invierno del Año 724
  

La nieve no hacía más que aumentar, tapando caminos de tierra y haciendo que todo tipo de animales invernen a lo largo de dicha temporada. Era una época en la que Rahel se ponía a pensar de más, meditando sobre su pasado y futuro organizado su mente. Rahel era un poderoso lunarian de la tribu garuda, una tribu lunarian los cuales desarrollaron facciones más parecidas a las de un ave. En el caso de Rahel este tenía más plumas en su espalda de lo normal.

 

Este contaba con un gran poder espiritual, o así lo llamaban en su tribu, un poder que tenemos todos pero que no todos saben utilizar. Si bien era cierto qie Rahel aún era un inexperto en dicho asunto este mejoraba día tras día. Encima de ello agrega su experiencia en las artes marciales y su control natural del fuego, convirtiéndose en un rival formidable. Y pues, eso es todo sobre Rahel? Para nada, este siempre ah tenido un sueño, uno que ha durado incluso en las condiciones en las que este vivió cuando fue capturado.

 

El sueño de Rahel es fundar un reino, un reino de poderosos lunarians, un reino imposible de invadir o conquistar. Ese era su sueño, crear un lugar para y por su gente, pero este sabía que no sería nada fácil. Para ello necesitaría tener control sobre la isla y eso era algo muy difícil de conseguir. Pero todo aquello era parte de un futuro cercano, por el momento el objetivo era seguir preparándose para el resto del invierno. 

 

Rahel bajaba hacia los bosques de DemonTooth y empezaba a cortar árboles con las manos, usando su poderosa arte marcial. Este necesitaba leña la cual prender con su llama y así poder cocinar todo lo que capture en aquella época. En sus viajes hacia el bosque este recolectaba todo tipo de cosas, insectos de todo tipo, semillas, etc...

 

Rahel tenía un pequeño hobby y este era ser coleccionista. Una colección que había empezado hace mucho era la de diales, una especie de caracoles con ciertos poderes. Eran artefactos muy raros, así que por el momento Rahel contaba solamente con dos de ellos. Desde pequeño este sabía de estos diales, pues su tribu le daba todo tipo de usos. Muchos de los soldados o cazadores novatos usaban estos caracoles en caso de no ser ellos lo suficientemente fuertes de por sí.

 

Hace poco Rahel se había enterado de aque en aquella isla habían más humanos de lo que él creía y que habían ciertos lugares llamados dojos en los cuales estos humanos se hacían más fuertes, aprendiendo artes marciales. Aquello era algo que había capturado su interés, pues si habían humanos fuertes en aquella isla sería él el encargado de derrotarlos y demostrar su superioridad. 

 

En su misión por conquistar aquella isla este debía de ser vencedor en cada uno de sus futuros combates, con lo que el gigante lunarian no perdió tiempo, empezando a entrenar por si mismo golpeando y destrozando grandes cantidades de rocas. Otra gran ventaja de los lunarians era el control sobre su llama en la espalda, dependiendo en si esta está activada o no el lunarian recibirá un beneficio o el otro. En caso de tener dicha llama encendida, el lunarian recibirá un gran aumento en su resistencia, en caso de tenerla apagada, el lunarian se hará mucho más veloz.

 

Pese a todo Rahel estaba al tanto de uno de los más grandes y misteriosos poderes en este mundo, aquellas maldiciones en forma de frutas que otorgan misteriosos poderes. Este también sabía que de consumir una de estas frutas era incierto el resultado y que cualquier tipo de poder le podía tocar, desde el más ridículo hasta el más poderoso y sorprendente. Aquello si que era una verdadera apuesta a lo que muchos estaban dispuestos a pasar. Este aún tenía que pensar seriamente en caso de que esta situación se presente.

 

Pero ya todo empezaba a tomar forma, poco a poco Rahel empezará a retar a cada humano en aquella isla, demostrándoles su poderío hasta el punto en el que ellos deberán de venerarle como una deidad. Todo aquello eran ideas que Rahel se montaba, pues este tenía un gran resentimiento a los humanos, los cuales lo capturaron y le hicieron su esclavo por tanto años. No solo eso, si no que también experimentaron con él de todas las formas posibles, comprobando que su resistencia de lunarian era tal y como decían las leyendas.

 

Fueron doce años de sufrimiento puro y duro, doce años que significaron una segunda mitad de la vida de Rahel, el cual prometió buscar venganza en aquellos tipos que le hicieron sufrir tanto, matando a la mayoría de los miembros de su tribu.