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Iris
La bala blanca
28-12-2024, 02:21 PM
— Claro que si, grandullón, quédatela —Iris sacó del bolsillo una caja de cerillas y se la lanzó a Zane— Así estamos en paz por la caja de tabaco de la última vez.
Observó al pequeño grupo que se desplegaba delante de ella: Angelo, el enano ardilla y el rapero junto con su perrita la cual se acercó a saludarla con efusividad y la peliblanca aprovecho para acariciarla con el mismo ímpetu. Parecía que nadie más iba a aparecer y no podía importarle menos. Aprovechó entonces para encenderse un cigarro y recolocarse las gafas y mirando a los demás contestó:
— Bueno, pues nos piramos ¿No?, que al final vamos a perder el pulpo volador.
El viaje estaba siendo apacible, hacía buen tiempo y el viento acariciaba el rostro de Iris, por un momento se sintió como cuando era una niña y podía alzarse por los cielos con sus grandes alas blancas. Cerró los ojos, rememorando aquella sensación, se sentía bien cuando estaba en el aire. El paisaje que se desplegaba delante de ella era increíble: decenas de barcos eran llevados por aquellos bichos gigantes y todos ellos iban hacía la misma dirección en completa parsimonia y con una sincronización sorprendente. Era increíble como esos animales podían llevar barcos de tal tamaño.
Los pensamientos de la peliblanca se vieron interrumpidos cuando unos nubarrones aparecieron en el cielo seguidos de una gran tormenta. El pulpo se balanceaba peligrosamente e Iris pudo observar como una embarcación pequeña era alcanzada por un rayo y seguidamente se precipitaba hacia el mar.
— ¡A ver panda de imbéciles! No pienso morir aquí así que más os vale que mováis el puto culo y os deis prisa en estabilizar esta puta mierda.
Después de mandar a todo el mundo a trabajar la Solarian se apresuró a ayudar con el globo, no sabía mucho de como funcionaba aquel bicho pero suponía que no sería muy diferente a un barco.
Además si caían al mar estaban todos jodidos.
Observó al pequeño grupo que se desplegaba delante de ella: Angelo, el enano ardilla y el rapero junto con su perrita la cual se acercó a saludarla con efusividad y la peliblanca aprovecho para acariciarla con el mismo ímpetu. Parecía que nadie más iba a aparecer y no podía importarle menos. Aprovechó entonces para encenderse un cigarro y recolocarse las gafas y mirando a los demás contestó:
— Bueno, pues nos piramos ¿No?, que al final vamos a perder el pulpo volador.
El viaje estaba siendo apacible, hacía buen tiempo y el viento acariciaba el rostro de Iris, por un momento se sintió como cuando era una niña y podía alzarse por los cielos con sus grandes alas blancas. Cerró los ojos, rememorando aquella sensación, se sentía bien cuando estaba en el aire. El paisaje que se desplegaba delante de ella era increíble: decenas de barcos eran llevados por aquellos bichos gigantes y todos ellos iban hacía la misma dirección en completa parsimonia y con una sincronización sorprendente. Era increíble como esos animales podían llevar barcos de tal tamaño.
Los pensamientos de la peliblanca se vieron interrumpidos cuando unos nubarrones aparecieron en el cielo seguidos de una gran tormenta. El pulpo se balanceaba peligrosamente e Iris pudo observar como una embarcación pequeña era alcanzada por un rayo y seguidamente se precipitaba hacia el mar.
— ¡A ver panda de imbéciles! No pienso morir aquí así que más os vale que mováis el puto culo y os deis prisa en estabilizar esta puta mierda.
Después de mandar a todo el mundo a trabajar la Solarian se apresuró a ayudar con el globo, no sabía mucho de como funcionaba aquel bicho pero suponía que no sería muy diferente a un barco.
Además si caían al mar estaban todos jodidos.