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Derian Markov
Lord Markov
28-12-2024, 03:29 PM
La flotilla voladora atravesaba los cielos, dejando atrás las islas del East Blue en dirección al frío norte. A medida los pulpos recorrían velozmente el trayecto, el aire se volvía gélido. El conde contemplaba las vistas de la Red Line desde el castillo de proa. Bajo su máscara de estoicismo se escondían sentimientos de nostalgia e impaciencia. Al fin volvía a su hogar. Era un viajero incansable, pero amaba su tierra natal.
Derian percibió el cambio en el aire bastante rápido. No fue el único, sus marineros también se detuvieron un instante para mirar las nubes. El avezado aventurero abandonó el castillo de proa y bajó a cubierta - señor Velizar, vaya a por los arneses de tormenta. El resto, preparen las cuerdas, ya saben qué hacer - se giró hacia sus compañeros - nos aproximamos a una tormenta de invierno. Las tormentas de mi mar no son asunto de broma. Poneos los arneses que va a traer Velizar y aseguradlos a las cuerdas que están poniendo mis marineros. Este viaje está a punto de complicarse.
- ¿Qué sucede? ¿Qué hacéis? - preguntó el encargado de la empresa
- Nos dirigimos de frente a una tormenta. Le sugiero preparar a su equipo.
- No se preocupe, todo está bajo control. El sistema ha sido probado en situaciones similares.
"Situaciones similares". Aquellas palabras le generaban escasa confianza. El conde asintió y se alejó para empezar a prepararse. Se ajustó su arnés por encima de la armadura y conectó a la argolla central a los mosquetes de dos cuerdas de seguridad.
- Escuchadme con atención. Usad el arnés como yo. Mis hombres están colocando cabos por todo el barco. Para desplazaros, enganchad los mosquetes de las cuerdas del arnés a los cabos. Si necesitáis cambiar de un cabo a otro para moveros a otra parte del barco, nunca desenganchéis las dos cuerdas a la vez o podríais caeros por la borda. Preparaos, nos espera un viaje difícil. Tendremos que trabajar para mantener el barco en el aire.
Ignorando los comentarios del encargado de la empresa sobre que era innecesario y que estaban seguros, Derian conectó sus propias cuerdas y aguardó con pose estoica, mientras el negro muro negro de las nubes de tormenta se aproximaba. Comenzó con los relámpagos, a los que siguieron los truenos. Un muro de lluvia se aproximó rápidamente hacia la flotilla y los envolvió como un manto helado. La preocupación y molestia del conde se manifestó como apenas un leve fruncimiento del ceño.
La lucha contra la tormenta fue dura. Sujeto por su arnés, Derian se desplazó por el barco dando órdenes a sus marineros para que estabilizasen el barco. Tuvo que gritar para hacerse oír por encima de la furia de los elementos. La tormenta era terrible, mucho más violenta que las tormentas normales de invierno. Pronto la visibilidad fue tan terrible que apenas podía ver a los otros barco, hasta que desaparecieron de la vista. Tenía la horrible sospecha de que no habían desaparecido solo por la lluvia y las nubes, sino que se habían desviado de su rumbo. Aquello era problemático.
Derian percibió el cambio en el aire bastante rápido. No fue el único, sus marineros también se detuvieron un instante para mirar las nubes. El avezado aventurero abandonó el castillo de proa y bajó a cubierta - señor Velizar, vaya a por los arneses de tormenta. El resto, preparen las cuerdas, ya saben qué hacer - se giró hacia sus compañeros - nos aproximamos a una tormenta de invierno. Las tormentas de mi mar no son asunto de broma. Poneos los arneses que va a traer Velizar y aseguradlos a las cuerdas que están poniendo mis marineros. Este viaje está a punto de complicarse.
- ¿Qué sucede? ¿Qué hacéis? - preguntó el encargado de la empresa
- Nos dirigimos de frente a una tormenta. Le sugiero preparar a su equipo.
- No se preocupe, todo está bajo control. El sistema ha sido probado en situaciones similares.
"Situaciones similares". Aquellas palabras le generaban escasa confianza. El conde asintió y se alejó para empezar a prepararse. Se ajustó su arnés por encima de la armadura y conectó a la argolla central a los mosquetes de dos cuerdas de seguridad.
- Escuchadme con atención. Usad el arnés como yo. Mis hombres están colocando cabos por todo el barco. Para desplazaros, enganchad los mosquetes de las cuerdas del arnés a los cabos. Si necesitáis cambiar de un cabo a otro para moveros a otra parte del barco, nunca desenganchéis las dos cuerdas a la vez o podríais caeros por la borda. Preparaos, nos espera un viaje difícil. Tendremos que trabajar para mantener el barco en el aire.
Ignorando los comentarios del encargado de la empresa sobre que era innecesario y que estaban seguros, Derian conectó sus propias cuerdas y aguardó con pose estoica, mientras el negro muro negro de las nubes de tormenta se aproximaba. Comenzó con los relámpagos, a los que siguieron los truenos. Un muro de lluvia se aproximó rápidamente hacia la flotilla y los envolvió como un manto helado. La preocupación y molestia del conde se manifestó como apenas un leve fruncimiento del ceño.
La lucha contra la tormenta fue dura. Sujeto por su arnés, Derian se desplazó por el barco dando órdenes a sus marineros para que estabilizasen el barco. Tuvo que gritar para hacerse oír por encima de la furia de los elementos. La tormenta era terrible, mucho más violenta que las tormentas normales de invierno. Pronto la visibilidad fue tan terrible que apenas podía ver a los otros barco, hasta que desaparecieron de la vista. Tenía la horrible sospecha de que no habían desaparecido solo por la lluvia y las nubes, sino que se habían desviado de su rumbo. Aquello era problemático.