
Ubben Sangrenegra
Loki
28-12-2024, 11:40 PM
El pelinegro, aún con las gasas y el alcohol en las manos, te miró desconcertado al escucharte hablar en tu lengua natal. La confusión en su rostro era evidente, aunque intentó mantener la compostura —Disculpa… no entiendo ese idioma; sé que Sijuh lo habla, pero yo solo conozco unas pocas palabras sueltas— admitió en un tono incómodo, como si la barrera del lenguaje lo hiciera sentirse inútil. Sin embargo, antes de que pudieras responder, la peliverde lo interrumpió, haciendo de traductora.
—Dijo que tienes coraje…—tradujo, insistiendo en mantenerse en la conversación, como si quisiera encontrar algún hilo del que tirar entre las palabras que salían de tu boca. Mientras tanto, el pelinegro comenzó a limpiar tus heridas, su ceño fruncido al notar cómo, sin previo aviso, sacaste algo de tu bolsillo y comenzaste a comerlo sin dar explicación alguna.
La mujer de cabello verde, aunque aún con una mezcla de cautela y extrañeza, relajó su postura al punto de soltar el mango de su nodachi. Dio unos pasos hacia ti, acortando la distancia mientras su mirada curiosa permanecía fija en tu rostro —Hva var det du sa før? Noe om "søster", ikke sant?— preguntó nuevamente en tu lengua materna, con ese mismo acento irregular, intentando sonar más clara. Había una genuina confusión en su tono, aunque ahora estaba teñido por una creciente preocupación —Hvorfor er han i den tilstanden? Hva skjedde?— continuó, mientras su voz dejaba ver una ansiedad que ni siquiera trató de ocultar.
Gwen intervino cuando dijiste que tu hermana lo necesitaba más, cortando el intercambio de palabras con un tono tajante y autoritario —Silencio, estoy trabajando— Sus ojos se clavaron en los tuyos, desafiantes, sin mostrar el más mínimo atisbo de miedo, mientras buscaba entre sus utensilios hasta dar con lo que parecía ser una mascarilla. Sin perder tiempo, la colocó sobre el rostro de Sijuh —Necesito un tanque de oxígeno— dijo con firme, sin apartar la vista de tu hermana —La concentración tiene que ser alta. No está respirando bien… algo afectó sus pulmones y su garganta. Si no reacciona al oxígeno directo, tendré que intubar.— El término era completamente ajeno para ti, pero el tono grave en la voz de Gwen dejó claro que no se trataba de algo agradable.
La peliverde, por su parte, no pudo ocultar la inquietud que la invadía. Sus ojos volvían una y otra vez hacia el cuerpo de Sijuh, su preocupación reflejada en los constantes movimientos de sus dedos, que rascaban las palmas de sus manos en un gesto nervioso. Por momentos, se distraía tanto que ni siquiera alcanzó a escuchar tu respuesta sobre lo sucedido. Con un suspiro tembloroso, se dio unas pequeñas palmadas en las mejillas, como intentando centrarse, antes de volver a hablar —¿De verdad eres el hermano de Sijuh?— preguntó en un tono más bajo, como si la duda la consumiera. Sus ojos recorrieron tu figura, buscando alguna semejanza entre ambos, algún detalle que conectara tus palabras con la realidad. Sin embargo, no encontró nada que pudiera confirmar la relación, y la confusión en su expresión creció.
Mientras ella reflexionaba en silencio, la atención de la peliverde volvió a Gwen, cuando cayó en lo que dijo la doctora del grupo —¿Cómo que intubar?— preguntó la mujer de cabello verde, con un evidente temblor en su voz. —Parece algún tipo de veneno— respondió Gwen, sin levantar la mirada de Sijuh —No hay daño abdominal ni torácico, pero ha escupido sangre. Su tráquea, faringe y laringe están extremadamente irritadas. Necesito espacio para trabajar.— Se giró hacia la peliverde con una expresión severa —Lleven a Mía a otro lugar. No quiero que se acerque a mi carpa— El tono de Gwen no dejó lugar a discusiones.
Mientras trasladaban a Sijuh al interior de una carpa, ella se detuvo brevemente para dirigirse a ti con una mirada intensa. —Tú, eres un Ragnheidr, ¿cierto? Sijuh me habló de ti.— hizo una breve pausa antes de continuar —Ve con Mía. Tu cuñada va a necesitar apoyo...— Sin darte tiempo a replicar, Gwen desapareció tras el lienzo de la carpa. —Desnúdenla del torso hacia arriba. Necesito intubar y revisar si pasé por alto alguna fractura torácica o un golpe importante—
El sonido de movimiento dentro de la carpa se mezcló con los murmullos del grupo, que seguían observándote desde una distancia prudente. La peliverde, visiblemente afectada, se sentó frente a ti en el pequeño banquillo que Gwen utilizaba para moler hierbas —¿Cómo terminó envenenada?— preguntó, con los ojos llenos de una mezcla de angustia y rabia —¿Los atacaron con balas venenosas o algo así?— Ella parecía desesperada por respuestas.
—Dijo que tienes coraje…—tradujo, insistiendo en mantenerse en la conversación, como si quisiera encontrar algún hilo del que tirar entre las palabras que salían de tu boca. Mientras tanto, el pelinegro comenzó a limpiar tus heridas, su ceño fruncido al notar cómo, sin previo aviso, sacaste algo de tu bolsillo y comenzaste a comerlo sin dar explicación alguna.
La mujer de cabello verde, aunque aún con una mezcla de cautela y extrañeza, relajó su postura al punto de soltar el mango de su nodachi. Dio unos pasos hacia ti, acortando la distancia mientras su mirada curiosa permanecía fija en tu rostro —Hva var det du sa før? Noe om "søster", ikke sant?— preguntó nuevamente en tu lengua materna, con ese mismo acento irregular, intentando sonar más clara. Había una genuina confusión en su tono, aunque ahora estaba teñido por una creciente preocupación —Hvorfor er han i den tilstanden? Hva skjedde?— continuó, mientras su voz dejaba ver una ansiedad que ni siquiera trató de ocultar.
Gwen intervino cuando dijiste que tu hermana lo necesitaba más, cortando el intercambio de palabras con un tono tajante y autoritario —Silencio, estoy trabajando— Sus ojos se clavaron en los tuyos, desafiantes, sin mostrar el más mínimo atisbo de miedo, mientras buscaba entre sus utensilios hasta dar con lo que parecía ser una mascarilla. Sin perder tiempo, la colocó sobre el rostro de Sijuh —Necesito un tanque de oxígeno— dijo con firme, sin apartar la vista de tu hermana —La concentración tiene que ser alta. No está respirando bien… algo afectó sus pulmones y su garganta. Si no reacciona al oxígeno directo, tendré que intubar.— El término era completamente ajeno para ti, pero el tono grave en la voz de Gwen dejó claro que no se trataba de algo agradable.
La peliverde, por su parte, no pudo ocultar la inquietud que la invadía. Sus ojos volvían una y otra vez hacia el cuerpo de Sijuh, su preocupación reflejada en los constantes movimientos de sus dedos, que rascaban las palmas de sus manos en un gesto nervioso. Por momentos, se distraía tanto que ni siquiera alcanzó a escuchar tu respuesta sobre lo sucedido. Con un suspiro tembloroso, se dio unas pequeñas palmadas en las mejillas, como intentando centrarse, antes de volver a hablar —¿De verdad eres el hermano de Sijuh?— preguntó en un tono más bajo, como si la duda la consumiera. Sus ojos recorrieron tu figura, buscando alguna semejanza entre ambos, algún detalle que conectara tus palabras con la realidad. Sin embargo, no encontró nada que pudiera confirmar la relación, y la confusión en su expresión creció.
Mientras ella reflexionaba en silencio, la atención de la peliverde volvió a Gwen, cuando cayó en lo que dijo la doctora del grupo —¿Cómo que intubar?— preguntó la mujer de cabello verde, con un evidente temblor en su voz. —Parece algún tipo de veneno— respondió Gwen, sin levantar la mirada de Sijuh —No hay daño abdominal ni torácico, pero ha escupido sangre. Su tráquea, faringe y laringe están extremadamente irritadas. Necesito espacio para trabajar.— Se giró hacia la peliverde con una expresión severa —Lleven a Mía a otro lugar. No quiero que se acerque a mi carpa— El tono de Gwen no dejó lugar a discusiones.
Mientras trasladaban a Sijuh al interior de una carpa, ella se detuvo brevemente para dirigirse a ti con una mirada intensa. —Tú, eres un Ragnheidr, ¿cierto? Sijuh me habló de ti.— hizo una breve pausa antes de continuar —Ve con Mía. Tu cuñada va a necesitar apoyo...— Sin darte tiempo a replicar, Gwen desapareció tras el lienzo de la carpa. —Desnúdenla del torso hacia arriba. Necesito intubar y revisar si pasé por alto alguna fractura torácica o un golpe importante—
El sonido de movimiento dentro de la carpa se mezcló con los murmullos del grupo, que seguían observándote desde una distancia prudente. La peliverde, visiblemente afectada, se sentó frente a ti en el pequeño banquillo que Gwen utilizaba para moler hierbas —¿Cómo terminó envenenada?— preguntó, con los ojos llenos de una mezcla de angustia y rabia —¿Los atacaron con balas venenosas o algo así?— Ella parecía desesperada por respuestas.