
Galhard
Gal
29-12-2024, 02:36 PM
Galhard estrechó la mano de Horus con una firmeza amistosa, dejando que una sonrisa se ampliara en su rostro.
— ¡Oi! Yo soy Galhard, encantado, Horus. — Su tono cálido y sincero daba a entender que realmente valoraba la conversación que habían compartido. — Es curioso… aunque nuestros caminos sean diferentes, hay algo que me recuerdas a gente agradable que he conocido. ¿Sabes? Esa idea de compartir las maravillas del mundo con otros, ya sea a través de palabras o experiencias, es algo que respeto mucho, yo tomé el camino de descubrir el mundo para mi, tu voluntad de querer enseñarle a tu familia de los lugares interesantes del mundo estoy seguro que te llevará a lugares increíbles. Ne ha ha ha.—
Tomó otro gajo de la mandarina que tenía en la mano y lo saboreó mientras observaba los copos de nieve caer suavemente a su alrededor.
— La pasión, como el viento en el mar, a veces cambia de dirección cuando menos lo esperas. Quizás no creas tener talento natural para la navegación, pero, como te dije antes, todo puede aprenderse con dedicación. La navegación no es solo cuestión de intuición; es práctica, es conocimiento, y sobre todo, es ganas de aprender y adaptarse. — Hizo una pausa, señalando el nudo que Horus había atado en la cinta del saco. — Mira esto, por ejemplo. Puede que no sea perfecto, pero es funcional, y eso es lo que importa. ¿Quién sabe? Quizás algún día perfecciones este nudo y te conviertas en un experto o encuentres nuevas formas más fáciles para hacer las cosas.—
Galhard se inclinó un poco hacia Horus, con los codos apoyados en las rodillas y una expresión reflexiva.
— Sobre lo que mencionaste de tu familia... Entiendo cómo se siente estar atrapado en las expectativas de otros. Yo mismo elegí un camino diferente al que esperaban de mí, y aunque no fue fácil, me permitió ver el mundo con mis propios ojos y seguir mis propias reglas. Quizás esa libertad que buscas también te ayudará a forjar tus propios lazos, tanto en el mar como fuera de él, yo sin ir más lejos escapé de una familia de nobles del reino de Lyneel.
El Marine alzó la mirada hacia el cielo, observando los copos que seguían cayendo lentamente. Su expresión se relajó aún más, como si el espectáculo de la nieve lo llenara de calma.
— El mundo es enorme, Horus. Cada isla, cada puerto, cada rincón tiene algo único que ofrecer. Si alguna vez te cruzas con alguien que comparta tu amor por el mar, incluso si no es un navegante experimentado, no lo subestimes. A veces, la pasión y el entusiasmo pueden superar cualquier falta de habilidad. Y si necesitas consejos prácticos para navegar, aunque ya te dije que siempre puedes buscar a alguien de la Marina y que muchos de nosotros compartimos esa fascinación por el mar, incluso si nuestros uniformes sugieren otra cosa... También busca a gente entre los puertos o en bares de cercanos a ellos, puede que los viejos marineros sean una fuente de conocimiento muy importante.—
Horus no dejó pasar el comentario y, tras una pausa, expresó su admiración por la dedicación de los Marines y lo reconfortante que era saber que existían personas como Galhard. El Marine sonrió con modestia, sin dejar de lado su buen humor.
— ¿Sabes, Horus? Cada viaje, cada conversación como esta, me recuerda que todos buscamos algo: una meta, un sueño, una razón para seguir adelante.—
Con un tono más animado, Galhard señaló el saco de mandarinas.
— Y bueno, por ahora, mi misión es asegurarme de que este saco de mandarinas no se desperdicie. ¿Te parece si seguimos conversando mientras hacemos honor a este tesoro cítrico?—
Dejó que su risa característica llenara el aire por un momento, antes de tomar otro gajo de la fruta. Aunque no lo dijera en voz alta, se sentía cómodo hablando con Horus, como si la nieve y las mandarinas hubieran creado el ambiente perfecto para una charla amena y significativa.
— ¡Oi! Yo soy Galhard, encantado, Horus. — Su tono cálido y sincero daba a entender que realmente valoraba la conversación que habían compartido. — Es curioso… aunque nuestros caminos sean diferentes, hay algo que me recuerdas a gente agradable que he conocido. ¿Sabes? Esa idea de compartir las maravillas del mundo con otros, ya sea a través de palabras o experiencias, es algo que respeto mucho, yo tomé el camino de descubrir el mundo para mi, tu voluntad de querer enseñarle a tu familia de los lugares interesantes del mundo estoy seguro que te llevará a lugares increíbles. Ne ha ha ha.—
Tomó otro gajo de la mandarina que tenía en la mano y lo saboreó mientras observaba los copos de nieve caer suavemente a su alrededor.
— La pasión, como el viento en el mar, a veces cambia de dirección cuando menos lo esperas. Quizás no creas tener talento natural para la navegación, pero, como te dije antes, todo puede aprenderse con dedicación. La navegación no es solo cuestión de intuición; es práctica, es conocimiento, y sobre todo, es ganas de aprender y adaptarse. — Hizo una pausa, señalando el nudo que Horus había atado en la cinta del saco. — Mira esto, por ejemplo. Puede que no sea perfecto, pero es funcional, y eso es lo que importa. ¿Quién sabe? Quizás algún día perfecciones este nudo y te conviertas en un experto o encuentres nuevas formas más fáciles para hacer las cosas.—
Galhard se inclinó un poco hacia Horus, con los codos apoyados en las rodillas y una expresión reflexiva.
— Sobre lo que mencionaste de tu familia... Entiendo cómo se siente estar atrapado en las expectativas de otros. Yo mismo elegí un camino diferente al que esperaban de mí, y aunque no fue fácil, me permitió ver el mundo con mis propios ojos y seguir mis propias reglas. Quizás esa libertad que buscas también te ayudará a forjar tus propios lazos, tanto en el mar como fuera de él, yo sin ir más lejos escapé de una familia de nobles del reino de Lyneel.
El Marine alzó la mirada hacia el cielo, observando los copos que seguían cayendo lentamente. Su expresión se relajó aún más, como si el espectáculo de la nieve lo llenara de calma.
— El mundo es enorme, Horus. Cada isla, cada puerto, cada rincón tiene algo único que ofrecer. Si alguna vez te cruzas con alguien que comparta tu amor por el mar, incluso si no es un navegante experimentado, no lo subestimes. A veces, la pasión y el entusiasmo pueden superar cualquier falta de habilidad. Y si necesitas consejos prácticos para navegar, aunque ya te dije que siempre puedes buscar a alguien de la Marina y que muchos de nosotros compartimos esa fascinación por el mar, incluso si nuestros uniformes sugieren otra cosa... También busca a gente entre los puertos o en bares de cercanos a ellos, puede que los viejos marineros sean una fuente de conocimiento muy importante.—
Horus no dejó pasar el comentario y, tras una pausa, expresó su admiración por la dedicación de los Marines y lo reconfortante que era saber que existían personas como Galhard. El Marine sonrió con modestia, sin dejar de lado su buen humor.
— ¿Sabes, Horus? Cada viaje, cada conversación como esta, me recuerda que todos buscamos algo: una meta, un sueño, una razón para seguir adelante.—
Con un tono más animado, Galhard señaló el saco de mandarinas.
— Y bueno, por ahora, mi misión es asegurarme de que este saco de mandarinas no se desperdicie. ¿Te parece si seguimos conversando mientras hacemos honor a este tesoro cítrico?—
Dejó que su risa característica llenara el aire por un momento, antes de tomar otro gajo de la fruta. Aunque no lo dijera en voz alta, se sentía cómodo hablando con Horus, como si la nieve y las mandarinas hubieran creado el ambiente perfecto para una charla amena y significativa.