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Lobo Jackson
Moonwalker
29-12-2024, 11:53 PM
El submarino revolucionario, "The Peace", se zarandeaba cual badajo de campana mientras colgaba de los enormes tentáculos de su transporte volador. Los gigantescos pulpos flotantes parecían meros globos de fiesta a causa del implacable vendaval que soplaba desde el North Blue, que había traído consigo unos imponentes nubarrones tan oscuros como la lana de un millar de ovejas negras.
Los camaradas de "El Sindicato" habían aunado sus esfuerzos a los de la tripulación del pulpo que cargaba con el submarino, asegurando cuerdas y correas para evitar que el batiscafo se viera sometido a una repentina prueba de aerodinámica. El pequeño y valiente Rocket, con sus conocimientos técnicos, había tomado la iniciativa para la coordinación de los esfuerzos sin miedo de salir despedido hacia la escarpada superficie del Red Line.
Pero mientras todos echaban una mano para asegurar el submarino, ¿dónde se encontraba el oficial al mando? El capitán del pelotón, Lobo Jackson, parecía haberse desvanecido bajo una misteriosa nube de humo y misterio.
Para encontrarlo habría que dirigirse hacia las entrañas del submarino. Bajando por la escotilla hasta la sala de mando, caminando en dirección hacia la parte trasera y dejando a un lado los camarotes de la tripulación hasta llegar al camarote del capitán. Dentro, y sobre una cama, yacía el mink.
Con un brazo echado sobre su rostro, se había visto abatido por el mismo mal que las mejores estrellas del rock tras una espectacular noche de música, baile y descontrol: una resaca de tres pares de narices.
Pero incluso en aquel estado tan caótico y poco adecuado para un alto mando, el mink también aportaba su pequeño grano de arena a la operación. Su espíritu vigoroso se había dispersado a lo largo de un kilómetro, dejándose llevar por la curiosidad de tantas presencias familiares reunidas en aquel viaje tan disparatado.
- Vaya, vaya, veo que el enorme rubio y la joven magnética han estado ocupados. Que adorables presencias aparecen a su lado... Y junto a ellos está la hermosa sirena de voz angelical, acompañada por el enorme ser de las profundidades y... Alguien a quien no reconozco... ¿Nuevos integrantes de la armada? Interesante... - Pensaba el mink mientras que su kenbunshoku pasaba entre cada persona como una ráfaga invisible.
- Tantos navíos, tanta gente poderosa... Todos comparten las mismas ganas de llegar al North Blue, un deseo que se sobrepone al miedo de este tiempo inclemente. - El mink se masajeó la frente con la mano mientras pensaba. - Más de una presencia desborda una fuerza descomunal... Estoy seguro de que llegaremos sin problemas al otro lado. -
Satisfecho con su análisis, el mink se concentró en la tarea que requería de su mayor fuerza de voluntad: no vaciar los contenidos de su estómago a causa del balanceo del submarino.
Los camaradas de "El Sindicato" habían aunado sus esfuerzos a los de la tripulación del pulpo que cargaba con el submarino, asegurando cuerdas y correas para evitar que el batiscafo se viera sometido a una repentina prueba de aerodinámica. El pequeño y valiente Rocket, con sus conocimientos técnicos, había tomado la iniciativa para la coordinación de los esfuerzos sin miedo de salir despedido hacia la escarpada superficie del Red Line.
Pero mientras todos echaban una mano para asegurar el submarino, ¿dónde se encontraba el oficial al mando? El capitán del pelotón, Lobo Jackson, parecía haberse desvanecido bajo una misteriosa nube de humo y misterio.
Para encontrarlo habría que dirigirse hacia las entrañas del submarino. Bajando por la escotilla hasta la sala de mando, caminando en dirección hacia la parte trasera y dejando a un lado los camarotes de la tripulación hasta llegar al camarote del capitán. Dentro, y sobre una cama, yacía el mink.
Con un brazo echado sobre su rostro, se había visto abatido por el mismo mal que las mejores estrellas del rock tras una espectacular noche de música, baile y descontrol: una resaca de tres pares de narices.
Pero incluso en aquel estado tan caótico y poco adecuado para un alto mando, el mink también aportaba su pequeño grano de arena a la operación. Su espíritu vigoroso se había dispersado a lo largo de un kilómetro, dejándose llevar por la curiosidad de tantas presencias familiares reunidas en aquel viaje tan disparatado.
- Vaya, vaya, veo que el enorme rubio y la joven magnética han estado ocupados. Que adorables presencias aparecen a su lado... Y junto a ellos está la hermosa sirena de voz angelical, acompañada por el enorme ser de las profundidades y... Alguien a quien no reconozco... ¿Nuevos integrantes de la armada? Interesante... - Pensaba el mink mientras que su kenbunshoku pasaba entre cada persona como una ráfaga invisible.
- Tantos navíos, tanta gente poderosa... Todos comparten las mismas ganas de llegar al North Blue, un deseo que se sobrepone al miedo de este tiempo inclemente. - El mink se masajeó la frente con la mano mientras pensaba. - Más de una presencia desborda una fuerza descomunal... Estoy seguro de que llegaremos sin problemas al otro lado. -
Satisfecho con su análisis, el mink se concentró en la tarea que requería de su mayor fuerza de voluntad: no vaciar los contenidos de su estómago a causa del balanceo del submarino.