
Kurokaze Masaru
-
30-12-2024, 06:45 PM
El cielo, antaño salpicado de nubes blancas y perezosas, ha sido devorado por una marea oscura que se extiende como un sudario funerario, sellando con su opacidad el horizonte entero. Este lienzo celestial, ahora metamorfoseado en un abismo insondable, funde cielo y mar en una amalgama homogénea de tinieblas que amenaza con engullirlo todo. Relámpagos, efímeros pero vehementes, desgarran la penumbra con resplandores que no solo iluminan sino también articulan advertencias mudas, retratando instantáneas del caos que se gesta en la tormenta embravecida.
¿Dónde se encuentran? ¿Qué ha sido del resto de los navíos y sus tripulaciones? La tormenta se ha llevado respuestas, dejando en su estela una interminable maraña de preguntas que se erigen como monumentos a la fragilidad humana frente a las fuerzas indomables de la naturaleza y de lo inexplicable.
El viento, colérico e implacable, ruge con una ferocidad que no admite negociaciones. Sus embates azotan las velas de los barcos con tal violencia que cada pliegue de lona retumba como un látigo desgarrando el aire. Los cabos, tensos como cuerdas de un laúd llevado al extremo, crujen bajo la constante amenaza de fracturarse, mientras los barcos, sostenidos por los titánicos pulpos voladores, gimen como criaturas vivientes bajo el azote de los elementos. Estos pulpos ahora también sucumben al embate de una tormenta que parece transcender lo natural.
Sobre las cubiertas, las tripulaciones conforman una caótica sinfonía de movimiento y desesperación. Los hombres vociferan instrucciones que el viento, en su música de estruendo, arranca de sus gargantas antes de que puedan alcanzar oídos atentos. Sus rostros, curtidos por la sal y el esfuerzo, son lienzos donde conviven la valentía y el terror. Algunos marineros, afanados, intentan asegurar las velas desgarradas; otros, con cubos en mano, desafían lo imposible al tratar de achicar el agua que se acumula a raudales. Las olas invisibles, temibles masas de viento como fuerzas espectrales, arremeten contra los costados de las embarcaciones, lanzando sobre los tripulantes cascadas heladas que roban aliento y esperanza por igual.
El frío, enemigo insidioso, se infiltra en cada grieta y fisura, atraviesa capas gruesas de abrigo y se instala en la piel como un veneno intangible pero ineludible. La lluvia, implacable y densa, golpea como diminutas agujas de hielo, martillando la resistencia de los hombres y mujeres en cubierta. Los labios de los marineros, amoratados por el frío, y sus manos entumecidas reflejan la crudeza de la situación. Cada movimiento es un acto de voluntad titánica, mientras la sal del mar se mezcla dolorosamente con las heridas abiertas, dejando rastros carmesíes que desaparecen en el torbellino del agua.
El viento, con su ulular desquiciado, se asemeja a los alaridos de una criatura demente, un estruendo que se entremezcla con el fragor de las olas y el ominoso crujido de maderas al borde de la fractura. Relámpagos cada vez más frecuentes revelan visiones de un infierno marítimo: rostros desencajados, manos aferradas a sogas como último recurso y un mar desbocado que parece ansioso por devorar todo a su paso. La tormenta, en su apoteosis, se manifiesta como un monstruo liberado de las entrañas mismas de la tierra, y los barcos, juguetes insignificantes en su furia, son arrastrados por una fuerza incorpórea y todopoderosa que los lanza hacia un vórtice de caos absoluto.
Los pulpos, hasta entonces bastiones de resistencia, ven sus colosales apéndices desgarrados por la brutalidad del temporal. Las embarcaciones, desprovistas de su sostén vital, amenazan con precipitarse hacia un abismo líquido y tenebroso. La caída libre sobre el mar embravecido desata un pandemonio de sensaciones: vómitos, mareos y un terror visceral que se propaga como una epidemia entre los tripulantes. Las olas, implacables y voraces, embisten contra los cascos de los barcos, arrancando tablones y fragmentos que se pierden en la vorágine. La madera cruje en una sinfonía disonante de destrucción, mientras el miedo se infiltra en los corazones como una enfermedad incurable.
Finalmente, y tras el paroxismo de la tormenta, la luz tenue de los primeros rayos de sol comienza a filtrarse a través de los jirones de nubes oscuras. Un efímero sentimiento de alivio recorre los cuerpos exhaustos de los supervivientes, pero la incertidumbre, como una sombra perpetua, pronto se asienta en sus mentes. La escena que los rodea es un paisaje irreconocible: barcos dispersos, algunos hundidos y otros apenas flotando, y un horizonte que se extiende hacia lo desconocido.
LISTADO DE GRUPOS Y PERSONAJES POR ISLA:
- Isla Swallow: Arthur Soriz, Henry Akaitora, Sirius Herald, Kullona D. Zirko
- Flevance: Ragnheidr Grosdttir, Airgid Vanaidiam, Asradi, Ubben Sangrenegra, Umibozu, Sasurai
- Rubek, La Isla del Silencio: Illyasbabel, Shy, Megumi D. Mexizuela, Donatella Pavone
- Baratie: Jack D. Agnis, Panda, Alexander Bathory
- Skjoldheim: Hunter D. Alpha, Derian Markov, Mayura Pavone, Katharina Von Stainhell, Silver D. Syxel, Dharkel, Balagus, Marvolath Dawel, Airok Bonnie, Keroro, Bora, Nassor Asdrubal, John Joestar, Lobo Jackson, Hato of Peace, Rocket Raccoon, Alistair Morgan
- Isla Tortuga: Gautama D. Lovecraft, Anko, Galhard, Lawliet D. Giornio, Nagaki, Raiga Gin Ebra, Ivor Illich, Iris Salvatore, Angelo, Vince Kerneus, Silvain Loreth, Zane D. Blaine, Horus
- Isla de Ivansk: No Name, Octojin, Shun D. Raymond, Atlas Monogusa, Camille Montpellier, Masao Toduro, Alexandra, Takahiro
- Reino de Lvneel: Masaru Kurokaze
- Isla Kuen: Lance Turner, Juuken, Qazan, Gretta, Teruyoshi
MAPA DEL NORTH BLUE
![[Imagen: GYjO6TW.jpeg]](https://i.imgur.com/GYjO6TW.jpeg)