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Sasurai
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30-12-2024, 09:33 PM
Tras subir al barco y ofrecer un espectáculo lamentable, la mayoría de la tripulación se había limitado a ignorar al músico. Esto era probablemente buena noticia, aunque pese a que no le hiciesen caso el pelirrojo se temía que estuviesen tomando nota mental. Algunos ni siquiera lo conocían todavía, y la verdad es que como primera impresión era difícil hacerlo mucho peor. Y en cualquier caso, por si no se habían dado cuenta y necesitaban un resumen, una chica se había acercado a él para preguntarle si estaba bien y presentarse. En esta interacción cualquiera que conociese un poco a Sasurai se habría dado cuenta de lo mal que se encontraba, pues ni siquiera había mirado a la mujer de arriba abajo, ni había intentado ligar con ella ni nada. Apenas si había movido un poco la cabeza a modo de saludo y se había encogido de hombros intentando dar a entender que bien no estaba pero que tampoco había mucho que hacer.
Luego la cosa había ido a peor. El cielo se había vuelto negro como noche sin estrellas, contrastando con los cegadores destellos de los relámpagos, y todo esto acompañado de un viento que hacía crujir las estructuras y zozobrar a los pulpos. Semejante hecatombe había acabado, como casi que cabía esperar, con los cefalópodos gigantes perdiendo el control de los barcos, y la nave cayendo por el aire hasta un mar que parecía dispuesto a tragárselos o escupirlos de nuevo hacia el cielo.
En esos momentos el treintañero había contemplado que tal vez hoy era realmente el día de su muerte, y había vomitado por la borda para después agarrarse una vez más a maderas y cuerdas hasta quedar inconsciente por el esfuerzo.
Había vuelto en sí poco después de que la tormenta acabase, con el sol calentándole ligeramente y la boca suficientemente seca para saber sin lugar a dudas que no estaba en el cielo, sino en el mismo puñetero barco, aunque con un poco de suerte en el North Blue. Gruñendo y murmurando maldiciones, Sasurai rodaría por el suelo hasta levantarse, comprobando que por algún milagro seguía teniendo su mochila enganchada a la espalda. Desperezándose, constataría además que se le había pasado bastante el dolor de cabeza. Dos buenas noticias seguidas.
Lo primero que haría sería rebuscar por sus bolsillos y sacar una manzana, dándole un buen mordisco. Comida y algo de líquido, todo en uno. Igual aún se podía salvar este día.
Así pues, esbozando su mejor sonrisa, miraría al resto de integrantes de la tripulación, hablando con tono alegre, como si no hubiese hecho el ridículo ni hubiesen estado a punto de morir.
- Bueno... ¿Aquí qué se come? -
Luego la cosa había ido a peor. El cielo se había vuelto negro como noche sin estrellas, contrastando con los cegadores destellos de los relámpagos, y todo esto acompañado de un viento que hacía crujir las estructuras y zozobrar a los pulpos. Semejante hecatombe había acabado, como casi que cabía esperar, con los cefalópodos gigantes perdiendo el control de los barcos, y la nave cayendo por el aire hasta un mar que parecía dispuesto a tragárselos o escupirlos de nuevo hacia el cielo.
En esos momentos el treintañero había contemplado que tal vez hoy era realmente el día de su muerte, y había vomitado por la borda para después agarrarse una vez más a maderas y cuerdas hasta quedar inconsciente por el esfuerzo.
Había vuelto en sí poco después de que la tormenta acabase, con el sol calentándole ligeramente y la boca suficientemente seca para saber sin lugar a dudas que no estaba en el cielo, sino en el mismo puñetero barco, aunque con un poco de suerte en el North Blue. Gruñendo y murmurando maldiciones, Sasurai rodaría por el suelo hasta levantarse, comprobando que por algún milagro seguía teniendo su mochila enganchada a la espalda. Desperezándose, constataría además que se le había pasado bastante el dolor de cabeza. Dos buenas noticias seguidas.
Lo primero que haría sería rebuscar por sus bolsillos y sacar una manzana, dándole un buen mordisco. Comida y algo de líquido, todo en uno. Igual aún se podía salvar este día.
Así pues, esbozando su mejor sonrisa, miraría al resto de integrantes de la tripulación, hablando con tono alegre, como si no hubiese hecho el ridículo ni hubiesen estado a punto de morir.
- Bueno... ¿Aquí qué se come? -