Alguien dijo una vez...
Iro
Luego os escribo que ahora no os puedo escribir.
[Aventura] [T1] El abuelo que saltó por la ventana y se alistó (Argestes Aquilo).
Argestes Aquilo
El Coloso de Dressrosa
Ante las palabras de la instructora Jela Morell, Godofredo, con su pachorra característica, comenzó a caminar hacia ella, abandonando momentáneamente a su compañero humano. Los pasos del gato eran lentos, pero decididos y elegantes, moviendo ligeramente de lado a lado su tripa.

Al llegar a los pies de Jela, Godofredo dio un cabezazo cariñoso en la pierna izquierda de la instructora y, acto seguido, se restregó durante unos segundos. Su ronroneo se oyó claramente antes de acabar con una sucesión de cuatro maullidos de agradecimiento, seguidos de un largo bostezo. Después, regresó con Argestes a la misma velocidad con la que lo había dejado, volviendo a saltar sobre su regazo para dormir.

Siguiendo las instrucciones de Jela, varios marines funcionarios recogieron al anciano y llamaron a la Residencia de Veteranos de la Marina para regresarlo.
Pasados quince minutos, el viejo Aquilo y Godofredo se encontraban de nuevo durmiendo en su habitación.



Un ronquido más potente de lo habitual precedió a un ligero espasmo que anticipó el despertar de Argestes al sentir que se estaba cayendo. Se aferró con todas sus fuerzas al colchón y a las sábanas de la cama. Viendo el ritmo cardíaco que llevaba, algún día uno de esos despertares lo llevaría al hoyo, pero hoy no era ese día.

Se incorporó ligeramente, dejando que su espalda y su cadera crujieran, solo para reencontrarse con Godofredo. El gato saltó a la cama y lamió la mano del anciano antes de subir hacia su cara para chocar y restregar su cabecita con la barbilla de Argestes. Después saltó de la cama y salió de la habitación, quizás para buscar a alguien.

Argestes se volvió a tumbar en la cama, quedando embobado mirando el techo mientras masticaba lo que parecían ser los restos de una mandarina… Parecía, pero hacía dos días que de postre solo había comido plátanos, ciruelas y un pastel de queso… ¿o era un brownie? Bueno, eso, nada de mandarinas o naranjas.
El viejo se centró en el techo. «Tiburones y barriles, vaya horror de techo, ni un mono borracho con pincel lo habría pintado peor».

Monos… A Argestes le vino a la mente el recuerdo de una isla llena de monos, con unos extraños caníbales, donde se topó con un extraño joven rubio que quería ser pirata y que necesitaba superar tres pruebas, un tal Gaibrash. «¿Qué clase de nombre es Gaibrash?» ¿O era Jaumas?. No importaba mucho, porque el entonces joven Aquilo y sus compañeros encerraron a aquel aspirante a pirata.

Piratas… Algo tenía que hacer Argestes con los piratas… «Alfonsetta, dolor de muelas de niña. Yo me iba a volver a enrolar en la Marina».
El viejo Argestes se reincorporó en la cama y, con un enorme esfuerzo, se sentó en su silla de ruedas para acudir al cuartel del G-31 y solicitar el permiso para su regreso a la Marina. Decidido y con energías renovadas, avanzó hacia la puerta.



RESUMEN
#6


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RE: [T1] El abuelo que saltó por la ventana y se alistó (Argestes Aquilo). - por Argestes Aquilo - 30-12-2024, 09:38 PM

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