
Silver D. Syxel
-
31-12-2024, 07:36 AM
Skjoldheim, North Blue
Día 3, Invierno del año 724
Día 3, Invierno del año 724
El Hope descendía lentamente, pero el caos a bordo seguía siendo ensordecedor. El timón, ahora casi inservible, ofrecía poca resistencia bajo las manos de Silver, quien mantenía los ojos fijos en el horizonte, o lo que quedaba de él. Cada crujido de la madera, cada nuevo desgarro en los tentáculos del pulpo, resonaba como un presagio. No había tiempo para pensar en qué harían después; lo único que importaba era sobrevivir al impacto.
Un relámpago iluminó brevemente la cubierta, revelando a Dharkel, de pie contra la tormenta, con sus brazos extendidos como si estuviera luchando directamente contra el temporal. El capitán entrecerró los ojos, incrédulo al principio, hasta que el barco comenzó a estabilizarse de forma antinatural.
—¿Qué diablos está haciendo? —masculló entre dientes, aferrándose al timón para evitar ser lanzado por la cubierta mientras el Hope finalmente tocaba agua con un golpe que, aunque brusco, no fue catastrófico.
El alivio fue inmediato, pero breve. Syxel dejó escapar un suspiro pesado, con el aire helado de la tormenta aún quemando sus pulmones, antes de girarse hacia el resto de la tripulación. Sus ojos captaron el estado deplorable del barco, los tablones astillados y los restos de los tentáculso que aún colgaban de la borda.
—¡Nassor, revisa el daño y asegura lo que puedas! ¡Dawel, inventario de provisiones y suministros! —ordenó con la voz marcada por el esfuerzo.
Avanzó hacia la figura de Dharkel, ahora descansando, con la ropa empapada y el rostro pálido, pero una mirada desafiante aún brillando en sus ojos. Silver no necesitaba preguntar; había visto lo suficiente para entender lo que había ocurrido.
Se inclinó ligeramente hacia él, con una mezcla de reconocimiento y una leve advertencia en la voz.
—Buen trabajo, Dharkel. No voy a pedirte explicaciones ahora, pero me gustaría que charlemos en cuanto esto esté bajo control. Y gracias, nos has salvado de una buena.
Con un último vistazo a su tripulación, Syxel se dirigió hacia la proa, donde la tormenta comenzaba a disiparse, dejando ver una costa escarpada cubierta de nieve y hielo. Los fiordos profundos y las colinas de coníferas se alzaban como un recordatorio de que habían llegado North Blue.
El capitán se giró hacia su tripulación, ahora agotada pero aún en pie, enfrentándose a lo desconocido una vez más.
—Parece que ahí está nuestro primer destino —dijo, señalando hacia la isla.
El Hope había sobrevivido a la tormenta, pero el verdadero desafío acababa de comenzar. Sentía una mezcla de alivio y determinación mientras daba la orden. Estaban en el North Blue. En su hogar. Pero ahora, más que nunca, era consciente de que ese mar frío y despiadado no les daría tregua.